Acordes del Corazón (libro 8. На успешан начин)

Cap. 4 Reik Adams

 

Los que asisten a los grandes espectáculos, e incluso los televidentes, solo ven lo glamoroso, admiran los trajes de sus estrellas mientras estas desfilan por la alfombra roja, y se emocionan junto con ellas al escuchar sus discursos cuando reciben algún premio, pero el espectador no es realmente consciente del enorme equipo de trabajo tras todo eso.

La noche de la entrega de los DM del año anterior y después que todos se habían marchado, Robert Ackerman, el individuo que había dirigido la producción del mismo durante los últimos quince años, estaba haciendo una última revisión, porque si bien sabía que trabajaba con un extraordinario equipo de profesionales que no había dejado ni un solo cable fuera de lugar, aquella era una manía y siempre revisaba todos y cada uno de los embalajes. Estaba en ello cuando escuchó pasos, y como a esa hora solo podía ser una persona, sonrió.

  • ¿Disfrutaste del espectáculo? – preguntó sin volverse
  • Por supuesto, pero creo que lo que mejor te quedó fue el cierre
  • Pues lamento decirte que yo no merezco el mérito por eso
  • ¿Qué quieres decir?
  • Que el cierre fue idea de nuestra nueva estrella
  • ¿Dàmir?
  • Así es, el niño se negó a hacer lo que mi equipo y yo habíamos planeado, dijo que solo se subiría la escenario si lo hacían con esa canción, y como habría sido iluso esperar que los demás artistas, con excepción de Wolf, no lo apoyaran, tuve que ceder o habría tenido que cambiar a los músicos de cierre y tú me habrías matado – concluyó
  • De acuerdo, pero igual salió bien ¿no?
  • ¿Bien? Vamos Reik, llevamos mucho tiempo en este negocio como para no reconocer a una estrella cuando la vemos
  • Tienes razón, Bobby
  • Claro que la tengo, y tú lo sabes mejor que nadie, de modo que no hay lugar para el asombro, pues nuestro señor Izadik parece hijo tuyo
  • En eso te equivocas, Dàmir es una estrella mucho más grande y brillante de lo que yo fui jamás – dijo y encendió un cigarrillo – El problema es que ya no puede crecer más
  • ¿A qué te refieres?
  • ¿Qué le queda por alcanzar?
  • Tal vez… ¿la pantalla grande?
  • Dudo que aspire a eso, porque es un músico, pero suponiendo que lo convenzan, también lo llenarán de premios, pues es de la clase que no se conforma con nada inferior a la excelencia, pero como dije y en nuestro ámbito, ya no hay premio que represente un reto, pues ya se consagró como uno de los grandes del género.
  • ¿Y entonces? – preguntó con extrañeza
  • No sé, tendremos que esperar a ver qué viene a continuación

Dicho esto salieron juntos  y fueron a tomarse una última copa antes de volver a casa, pues Reik, después de la primera recepción posterior a la entrega, no había vuelto a asistir a ninguna otra.

 

Unos veinticinco años atrás, Reik Adams era un ícono del metal que literalmente nadaba en dinero, y había sido premiado como mejor vocalista, guitarrista y compositor, de modo que a sus por entonces veinte años, se podía decir que estaba en la cúspide de la fama. Sin embargo, un buen día convocó una rueda de prensa donde anunció que se retiraba, pero si aquello causó conmoción, el motivo causaría el doble, pues Reik dijo que se retiraba para fundar una organización que premiase exclusivamente a los intérpretes de metal, es decir, a aquellos fieles exponentes del género y no de ningún otro derivado, pues en su opinión, sus compañeros de aquel género musical estaban siendo injustamente tratados debido a que había diferencias entre el Rock y el Metal, y hasta la presente, competían con músicos que en su mayoría pertenecían al primer género.

Tanto los fans como los medios, pensaron que aquello obedecía a que en la última premiación, Dustin Moore, a quien consideraban tal vez no mejor, pero sí que su producción lo era en comparación con la del ganador de aquel año, Dustin era un metalero mientras que el premiado era un exponente del rock. No obstante, si pensaron que había sido una reacción malcriada de Reik, no pudieron equivocarse más, porque dos años más tarde se lanzaría la primera edición de los Dream Metal con enorme éxito y no solo había perdurado en el tiempo, sino que a pesar de los detractores, que decían que no había necesidad de aquello y que los metaleros solo eran los niños malcriados del ámbito, se había consolidado como una de las premiaciones más respetada, y el anhelo de todo músico del género, demostrando así que Reik no era el niño malcriado que intentaron vender quienes se oponían a aquello, sino alguien que defendió y seguía defendiendo a sangre y fuego aquello en lo que creía.

De los tres que habían iniciado aquel proyecto, él era el único que había sobrevivido, pues sus otros dos compañeros sufrieron las consecuencias del consumo desmedido de drogas. Reik se ocupó y seguía ocupándose de la organización de los DM y de hecho era su CEO, pero no abandonó del todo su música, pues seguiría componiendo, aunque nunca más se subió a un escenario, pasando así a la historia viva del género. De modo que ahora a sus cuarenta y seis años, Reik seguía siendo amado y admirado por todos los seguidores del metal, razón por la cual, en cada edición y cuando era presentada la directiva al inicio del espectáculo, Reik solía recibir una calurosa ovación tanto del público como de los músicos.




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