Después del exitoso concierto de navidad, todos habían vuelto a casa para la cena, pero si bien Zara y Mirjana estaban muy emocionadas y casi no dejaban respirar a Dàmir, Admir seguía en estado de furia, misma que iba a empeorar en breve.
Apenas llegaron a la casa, Jesse se había ido a cambiar de ropa a Víctor antes de la cena, de modo que un poco después bajó con el chico en brazos. La primera en sorprenderse fue Zara que fue hacia quien se dirigió, y como Jesse carecía por completo de delicadeza, le dijo que aquel niño era suyo, pero sin las explicaciones del caso, después de lo cual se encaminó hacia su progenitor que sí estaba al tanto de todo por Vinnie y por Al.
Charlie que estaba un poco más allá mientras Lisa y Alice conversaban con Nick, rio con diversión y todos lo miraron.
Nick siguió la dirección de su mirada, y aunque también rio, pensó que tal vez era buena idea ir a quitarle a Víctor a su padre, pero repentinamente y mientras los miraba, su cerebro lo envió derecho a su infancia y a recuerdos que se hallaban en algún remoto rincón de su memoria. Como dijese Vinnie alguna vez, Giovanni no era ni mejor ni peor que muchos otros padres, había cometido atrocidades que difícilmente iban a olvidar, pero estaba haciendo su mejor esfuerzo por reunir de nuevo a su familia, aunque ellos se mostrasen tan poco colaboradores. No obstante, en aquel momento y mientras lo veía con el niño en brazos, ese niño se convirtió en él mismo. Marco que lo conocía bien, pues casi lo había criado, se le acercó.
Entre tanto, Dèjan que había estado hablando con sus tíos Tarik y Katrina, fue interrumpido por Victoria.
Como Tarik y Katrina sí estaban perfectamente al tanto de todo con respecto a la vida de su sobrino, solo sonrieron mientras lo veían alejarse con Victoria.
Después que Dèjan se había encargado de reñir a Jeff para que dejase a Victoria en paz, y de evitar que Nathan la emprendiese a golpes en contra del mismo individuo, se había girado buscando a Jesse cuando fue atropellado por Jonathan que corría tras Liam.
Sin embargo, la sonrisa se le borraría muy de prisa al encontrarse con los enfurecidos ojos de Admir.
Giovanni cuyo espíritu decididamente maligno le había legado a sus hijos, al ver la situación y escuchar el motivo, caminó directo hacia ellos.
Admir parecía a punto de sufrir un paro cardíaco, porque lo que acababa de decirle Dèjan adquiría horrorosos visos de realidad, porque el niño que estaba viendo tenía el mismo cabello y los mismos ojos del individuo que lo había puesto en brazos de Dèjan, y por ese mismo camino, los de la desgraciada muchachita que había conseguido que el necio de su hijo le colocase un anillo en el dedo.
Si había alguien que no le resultaba ni siquiera agradable a Dèjan, era Giovanni Aliano, pero en aquel momento lo que no podía estar era más agradecido.
Como Admir parecía incapacitado para decir ni una sola palabra, Dèjan le dio la espalda, pero mientras lo veía alejarse, quien entró en su línea visual fue Dàmir que en ese momento extendía los brazos a una niña que corría hacia él.
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Editado: 22.09.2022