Cap. 38 Hermanos
Como Jim no era estúpido, había dado aviso a Donatello, pero no a Jesse, de modo que después que fueron llevados a un salón donde la presencia de Jack no causase revuelo, y que era el mismo que solían utilizar los chicos de Zora en las ya muchas oportunidades que habían estado en el hospital, él se quedó a esperar a Don, y mientras lo hacía, vio que David se acercaba.
- ¿Doc?
- ¿Dónde están los demás? – preguntó él con extrañeza
- Los llevaron a otro lugar, ya sabes, por Jack
- ¡David! – exclamó Donatello que iba llegando – ¿Qué sucede con el bambino?
- En este momento…
- Todos queremos saber, doc – lo interrumpió Jim – Vamos
Aunque aquel era el menos hablador, y no había en su aspecto nada amenazador, David conocía bien el tono Nick, así que le hizo una seña a Don y lo siguieron. Fueron recibidos por los gritos de Jack que aún se peleaba con Charlie por no haberle dicho nada de la enfermedad de Nick.
- ¿Enfermedad? ¿Cuál enfermedad? – preguntó Don
- Sigues ostentando el premio al hermano del año, Casanova – dijo Jack en tono odioso
- Jack, ni él ni nadie lo sabía – dijo Charlie con cansancio
- Por saber, él nunca ha sabido una maldita cosa de su hermano
- Vamos a calmarnos – intervino David
- Lo haré cuando me digas exactamente qué tiene mi hermano – dijo Don en tono peligroso
Como David también conocía bien aquella frialdad, procedió a informar primero la condición que había presentado Nick, y después la crisis que se acababa de presentar.
- Aunque fue una emergencia médica, fue también una cirugía sencilla. Afortunadamente, y a pesar de que la doctora Lee no tuvo ocasión para practicar ningún estudio, o para ver su historia médica, determinó con precisión de qué se trataba y lo subió a cirugía
- Y en primer lugar ¿por qué no me habías dicho nada? – preguntó Donatello
- Don, hay algo que los médicos no podemos violar, y es la confidencialidad del paciente, de modo que era él quien debía hacerlo cuando lo considerase conveniente
- Es decir, nunca – se metió Jack dándole un golpe a Charlie
- Ya está bien, Jarko – escucharon a Vinnie – Deja a mi hermano en paz, porque si a Nico no le dio la gana de decírselo a nadie es su asunto y a quien debes reclamárselo es a él suponiendo que alguien tenga ese derecho
- ¿Ya puedo verlo? – preguntó Lisa que seguía aferrada al brazo de Charlie y tenía una palidez mortecina
- Cuando salga del quirófano pasará…
- ¿Cuándo salga? – lo interrumpió Don – Creí…
- Estaban por finalizar cuando…
- ¿Y qué demonios haces aquí? – preguntó Jack
- Quise venir a informarles y a tranquilizarlos – le contestó y miró a Lisa – Una vez que salga de quirófano, permanecerá alrededor de una hora en observación, luego será trasladado a una habitación y podrán verlo
- ¡Bella! – exclamó Don y todos miraron hacia la puerta pensando que Jesse había llegado – No podemos decirle…
- Supongo que te gusta la cabeza donde la tienes, Don – dijo Vinnie
- Déjalo, tal vez así Isabella nos haga el favor de quitársela – ironizó Jack
- Seguro, y por ese mismo camino a todos nosotros cuando sepa que lo sabíamos y no se lo dijimos
- En su estado no es conveniente…
- Don, créenos cuando te decimos que es mal asunto – intervino Charlie – Podemos esperar un poco y hasta que Nick se encuentre consciente y en su habitación, pero ocultárselo es imposible, porque asumo que no podrá salir hoy de aquí ¿no? – agregó mirando a David
- No
- Podemos decirle que está de viaje – insistió Donatello
- Señor Aliano – intervino Lisa haciendo que él juntase las cejas – no trate a Isabella como si fuese a romperse en cualquier momento. Ella es más fuerte que todos nosotros juntos, algo que ha demostrado en más de una ocasión, y Nick dice que, de todos sus hermanos, ella es la más resistente. Así que hágase un favor y no le oculte lo que tiene derecho a saber, pero, sobre todo, no le complique la vida a Nick o yo misma voy a obsequiarlo con una bonita bala en medio de los ojos.
David sonrió en forma velada al igual que Charlie, mientras que Vinnie lo hacía en forma escandalosa lo mismo que Jack, aunque este estaba aplaudiendo también. Y en el caso de Don, lo que había hecho era elevar las cejas, pues si bien conocía a Lisa, su trato no había sido mucho, porque, aunque había encontrado muy linda a la rubia en su primera visita al centro, por una combinación de instinto y buen juicio, se había mantenido lejos de ella al ver la actitud protectora que exhibía su hermano no solo hacia ella, sino hacia otras dos o tres, pero su sorpresa obedecía a que él seguía anclado a sus creencias y veía a las chicas como seres delicados a pesar de que ninguna de sus hermanas calificaban en ese renglón y su actual novia tampoco, y aquella pequeña rubia que parecía una de esas muñecas que gustan tanto a las niñas, parecía muy lejos de ser capaz de la barbaridad que acababa de decir.