Acordes del Corazón (libro 8. На успешан начин)

Cap. 46 Reunión

 

Aunque se suponía que, por aquellos días, los niños deberían estar con sus padres, aquello parecía bastante improbable, y en realidad, los únicos que por lo menos iban a sus casas a dormir, eran Emil y Megan, de manera que ese día, y a la hora de partir hacia Blue Garden, Dèjan pensó que debió conseguir un transporte adecuado al ver la cantidad de chicos a los que tendría que trasladar. Sin embargo, los padres de las criaturas se presentaron a recogerlos y no hubo mucho problema, si no se tenía en cuenta que antes de salir, ya Liam había arruinado la corbata de Dèjan, lo que lo obligó a subir a cambiársela, pero, además, el muchachito aquel era en verdad una catástrofe, porque también, y después de meter una lagartija en el bolsillo de Dàmir, había corrido hacia la terraza y se había lanzado desde allí hacia el jardín. Afortunadamente no era una gran distancia porque había sido desde una de las terrazas del salón, pero igual Zara casi sufre un colapso al verlo saltar.

Finalmente, habían logrado salir y ponerse en camino, aunque Jesse iba burlándose de Dèjan, porque el pequeño John Alen, parecía sentir el mismo afecto que su madre sentía por él, y cada vez que lo veía, se colgaba a él y no había forma de quitárselo, de manera que iba en el auto de los Zazvic y parecía estar intentando lo mismo que Liam, es decir, ahorcar a Dèjan con su propia corbata.

  • Eso te enseñará a no llevar esas cosas, jefe – opinó Jesse

Posiblemente Dèjan iba a decir alguna pesadez, pero al verla riendo, se olvidó de ello, como siempre.

Como todos habían salido juntos, llegaron casi al mismo tiempo, y no habían terminado de subir las escalinatas de la entrada, cuando escucharon el escándalo de los niños. Jesse intentó correr, pero Dèjan la atajó.

  • Con calma, recuerda que llevas a nuestro hijo en el vientre

Ella lo miró mal, pero caminó con más lentitud, pero casi echa a correr al escuchar la exclamación de Ajle.

  • ¡Demonios!

Pero como ya habían entrado, solo apresuró el paso y fue cuando notó a qué obedecía.

  • Mihailo, supongo que no volverás a decir que soy exagerado ¿no?

Jesse también había ahogado una exclamación, y lo que causaba la impresión de todos, era la grosera altura y tamaño del árbol de navidad. Los niños, que habían sido los primeros en entrar, se habían quedado por un momento estáticos, pues desde sus tamaños y si para los adultos era enorme, para ellos era simplemente descomunal, pero eso les había durado poco y ya estaban saltando y gritando alrededor del árbol, y por supuesto, Liam y Alex intentaban subirse, pero Kerim y Mihailo los atraparon.

  • Jefe, me dijiste que los regalos estarían aquí – dijo Jesse
  • Y están, pero no al alcance de los terremotos, al menos por ahora

Y así era, porque, así como había mandado a colocar el árbol en uno de los salones, había ordenado que los regalos se guardasen en otro que permanecía conveniente cerrado, pues él conocía bien a los angelitos y no habrían esperado para comenzar a abrirlos.

Un poco después, comenzaron a llegar los demás. Primero lo hicieron los Besevic, seguidos casi enseguida por los Mitchell, pero si a los primeros los niños, o al menos los que legalmente eran los de Dèjan y Dàmir, los habían saludado con corrección, los segundos casi fueron derribados por aquella horda de pequeños demonios.

  • ¡Llegaron los abuelos! – gritó Jonathan

A continuación, todos corrieron hacia ellos, incluidas Abigail y Natalia, aunque ellas no se metieron en el desastre, sino que esperaron a que Liam y Emil les hicieran señas y se encargaran de apartar a los demás. Marta había perdido la cabeza por Abigail, mientras que Ed lo había hecho por Natalia, y ahora que la niña se sentía más segura, dejaba que la alzara. Una vez que los dejaron en paz, ellos pudieron acercarse a saludar.

  • En verdad estos chicos quieren matarme – dijo Ed mirando con fingido disgusto, especialmente a Kerim y a Edvin, pues eran Liam y Alex los más terribles
  • No fastidies, Ed, te encanta tu papel de abuelo, y es bueno que sea así, porque papá parece cualquier cosa menos uno – dijo Kerim y soltó la carcajada

Un poco después llegó Samir con sus abuelos, la hermana de Imran y sus sobrinas. A ellas las veían realmente poco, pues Amara había conseguido un trabajo en Surrey, y aunque iba con frecuencia a ver a sus padres, casi nunca coincidía con Imran y con Maggi, pues él podía ir mucho menos, y ciertamente Amara nunca había estado en casa de los Zazvic, de modo que ninguno de los niños, con excepción de Megan, conocía a las sobrinas de Imran y las estaban mirando con curiosidad. Sin embargo, Megan que no era la expresión de la delicadeza, comenzó a gritarlos.

  • Dejen de mirarlas como si tuvieran dos cabezas, solo tienen una y con seguridad mejor que la de todos ustedes

Después de eso, se fue derecha a saludar a sus abuelos y a su tía, y luego sujetó las manos de las niñas y se acercó a los chicos.

  • Ellas son mis primas, Ima y Lavine – las presentó – chicas, ellos son mis amigos, pero a la mayoría les falta cerebro, y de juicio, pues andan mucho peor – y los chicos rieron




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