Acordes del Corazón (libro 9. ОдЈеци Душе)

Cap. 3 Premiaciones

 

En Rowells estaban enloqueciendo por causa de Dàmir, pues parecía que media humanidad lo quería para algo, así que las peticiones se acumulaban de forma indecente e iban desde las usuales de reporteros de farándula, pasando por una ingente cantidad de cantantes que eran buenos, pero no eran compositores, o guionistas y directores que solicitaban que compusiera los sound-tracks para sus películas, hasta las más insólitas propuestas de papeles en películas musicales. Como Giuliana sabía que aquello no le interesaba a Dàmir, dio órdenes de dar la misma respuesta a todos los del último renglón.

  • ¿Y no te has puesto a pensar que sí podría interesarle en algún momento? – le preguntó John – No digo que ahora mismo, pero quizá más adelante – se apresuró a agregar cuando Giuliana lo miró con hostilidad
  • Te sugeriría dejar de ir por ahí de fiesta con el niño problema – dijo con acidez y no necesitaba agregar un nombre al calificativo
  • Vamos Giu, Zabrit no tiene nada qué ver en esto
  • ¿Ah no? Pues permíteme ponerlo en duda, porque ese descerebrado ya me dijo lo mismo en una ocasión tanto de Dàmir como de Ajle
  • ¿De veras?

Giuliana lamentó haber dicho aquello, pues John había compuesto una expresión que ya todos le conocían, y unos minutos después de haber dicho un par de necedades, se marchó a toda prisa. Sin embargo, Giuliana decidió sacarlos a él y al otro infeliz de su cabeza, pues tenía la entrega de los DM encima y al menos dos de sus representados estaban nominados.

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Aunque aquel año, y como ya sabemos, Zora no entraba en la lista de nominaciones de los DM, seguían estando invitados no solo por ser artistas destacados del medio, sino porque ahora eran también miembros del jurado.

La asistencia a la gala trajo un inconveniente de difícil resolución, o al menos lo fue durante unos días y hasta que Dàmir entró en razón, pues él quería asistir en compañía de Ivy. Afortunadamente y después de mucho batallar, aceptaría que ella fuese con la familia, pues, al fin y al cabo, ninguna de las esposas de los chicos con excepción de Erkki que pertenecía al medio, iría con ellos.

Otro que no la tuvo fácil fue Dèjan, porque si bien no tenía intenciones de faltar, como no lo había hecho nunca desde que su hijo había iniciado su carrera artística, lo que no quería era que Jesse fuese, pues en su opinión, tanta agitación no le hacía bien al bebé.

  • Pero no es un concierto, papá – dijo Dàmir una noche y cuando ya él había salido de su propio drama
  • Dime algo, Dàmir Zazvic – dijo en un tono que no solía utilizar al menos con él – Tanto ustedes, como Justine y los locos W van a cantar ¿no es así?

Aunque normalmente Dàmir reía cuando escuchaba a Dèjan llamar los locos W a los chicos de Wendelen, en aquel momento se sintió confundido y solo lo miraba con la mencionada confusión.

  • ¿Es cierto o no? – insistió Dèjan
  • Bueno sí, pero…
  • Entonces no me digas que no va a agitarse, porque lo hará

Si Dàmir pensó que su padre exageraba, era porque él nunca había estado en el palco sino en el escenario, de manera que no veía los alborotos que se armaban durante sus presentaciones, y que mientras se efectuaban las mismas, Dèjan se pasaba todo el rato sujetando a Jesse convencido de que caería al vacío en cualquier momento.

La cuestión fue que pasaron un par de días que resultaron muy malos, porque Jesse, y siendo que pensaba que no podía echar a Dèjan de su habitación, resolvió irse ella, y como cabía esperar, los únicos que se habrían prestado a secundarla serían Jeff, Al y por supuesto, Nick. Si bien en aquella casa había más habitaciones, Jesse se refugió en la de su hermano, y Nick, que tenía una vena maligna muy desarrollada, se complació horrores al impedirle la entrada al majadero aquel. Si bien Charlie solía secundar a Jesse en casi cualquier cosa, en aquella ocasión se vio en un dilema, porque si bien su lealtad innata estaba con los Aliano, pensaba que Dèjan tenía razón y solo protegía al bambino que venía en camino. Con las cosas así, Dèjan, y casi todos en aquella casa, a decir verdad, tendrían un par de días catastróficos.

Finalmente, Dèjan recurriría a su madre, pero Zara, de forma muy inteligente, convencería a su recalcitrante hijo, de que iba por mal camino, y con aquella actitud solo se agenciaría la ira de Jesse por tiempo indefinido, pero como también entendía la preocupación de su hijo, lo convenció de llegar a una solución de compromiso.

  • Déjala asistir, pero habla con ella y recuérdale que el suyo, es un embarazo de alto riesgo, y, por lo tanto, debe prometer que no se agitará en exceso

Convencerlo de eso le llevaría a Zara una indecente cantidad de tiempo, y algo tarde recordaría que aquel individuo era hijo de Admir Zazvic, y que no había en el mundo un ser más terco y obstinado que su marido. Sin embargo, después de muchas horas de darle vueltas al mismo asunto, Dèjan cedió, pero sería Zara la que al final, tendría que hablar con Jesse y establecer las condiciones de su asistencia al evento, porque Jesse apenas si dejó hablar a Dèjan, y en cuanto él le dijo que la llevaría, no lo dejaría decir nada más yéndosele encima y llenándolo de besos. Aquello era tan extraño, que el pobre individuo se olvidó de cualquier cosa que fuese a decir, y fue la razón de que Zara tuviese una larga conversación con Jesse después.




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