El final del mes de abril marcaba también el final del segundo trimestre de embarazo de Jesse, y si bien todo había marchado de acuerdo a lo esperado, en los últimos días todos notaron que ella estaba más sensible de lo normal y casi por cualquier cosa se soltaba a llorar. Evidentemente a Dèjan le preocupó aquello, porque él era perfectamente capaz de lidiar con los ataques de ira de Jesse y hasta con sus intentos de apalearlo, pero las lágrimas estaban fuera del paquete y más cuando no sabía a qué obedecían, y así le quedaba más difícil remediar cualquier situación que las causase.
A la primera persona que acudió después de David, naturalmente, quien descartó una anomalía física, fue a su madre, pero Zara le diría lo mismo que le había dicho David, es decir, que algunas chicas se volvían extremadamente sensibles con el embarazo. Mirjana apoyó aquello, y, de hecho, le dijo que con el embarazo de Drasko, ella se había pasado casi los nueve meses llorando, algo que Dèjan recordaba de forma muy vaga, porque si bien estaba en casa todavía, lo que no hacía era prestar mucha atención a los embarazos de sus hermanas.
Aquella situación le trajo como consecuencia su primera pelea con Dàmir, pues en una llamada que el chico había hecho, Jesse se había largado a llorar y a decir que ya Dàmir no quería volver a casa. Después de tranquilizarla y recordarle que Ivy estaba haciéndose exámenes, algo que él mismo dudaba, pues ya tenían casi un mes fuera, también le recordó que acababan de casarse y que ellos mismos se habían tomado mucho más tiempo para volver. Sin embargo, después de eso, le hizo una furiosa llamada a su hijo donde le ordenaba regresar, y aunque Dàmir ciertamente no quería hacerlo, lo que no tuvo fue ocasión de exponer nada, pues Dèjan no lo dejó y finalizaría la llamada con la reiterada orden de regresar. Después serían Jeff y Nathan quienes le explicarían a Dàmir cómo estaban las cosas.
A todo lo anterior, vino a sumarse otra preocupación para Dèjan, porque unos días después del cumpleaños, Jesse había comenzado a tener horrorosas pesadillas que la hacían despertar a ella o a Dèjan, en estado de alteración. Dèjan sabía que Jesse solía tener aquellas pesadillas especialmente cuando algo en su cotidianidad la alteraba mucho, pero siendo que nada había sucedido y el asunto se estaba volviendo tan recurrente, que ya ella temía dormirse, volvió a acudir a David y esto sí preocupó al médico, pues era necesario que ella tuviese el descanso adecuado.
En la primera semana de mayo y cuando Dàmir anunció su regreso, Jesse se puso muy contenta, pues eso significaba no solo que el chico estaría de nuevo en casa, sino que ella recuperaría a Ivy a quien echaba de menos. Sin embargo, y aunque esa noche Jesse se acostó muy contenta, despertaría igualmente aterrorizada.
Dèjan notó que ella seguía dormida, así que tuvo que sacudirla un poco, y fue cuando pudo abrazarla y asegurarle, como cada noche, que solo había sido una pesadilla.
Aunque ya David le había dicho que aquello podía ser producto de la experiencia vivida y en la que casi había perdido al bebé, lo que no parecía posible era borrarla de su mente. Jesse demoraría una eternidad en dormirse de nuevo, algo que ocurrió ya cercano el amanecer, de manera que Dèjan pensó que no valía la pena que él lo intentase, porque tenía que estar muy temprano en la Corporación debido a una reunión importante. No obstante, cuando terminó de vestirse y estaba por salir, ella despertó.
Aquello encendió una ruidosa señal de alarma en el cerebro de Dèjan, pues no era normal que ella no quisiese salir de la cama, pero intentó no perder la perspectiva para no alterarla.
En opinión de Dèjan, aquello empeoraba con cada segundo que pasaba y estuvo a punto de ignorarla y llamar a David, pero ella a quien le pidió llamar fue a Nick. Esa petición lo preocupó aún más, pues pensó que ella en verdad se sentía mal y no quería decírselo, así que se levantó y caminó hacia la puerta con calma, pero al salir, emprendió una veloz carrera y casi atropella a Charlie.
Nick se giró con la sorpresa pintada en el rostro, pues él rara vez lo llamaba por su nombre, y de visitas a su habitación estaba más lejos aún. Sin embargo, apenas si alcanzaría a escucharlo, porque la imagen que se formó en su cabeza, fue confirmada por Dèjan.