Los Jacov eran parientes de los Besevic por línea de sangre a través de la abuela Svetlana, pero era un parentesco discutible, en opinión de algunos, porque Svetlana Besevic, había sido prima del abuelo de los actuales Besevic. No obstante, si los Jacov iban por ahí presumiendo de aquel parentesco, a los Besevic no había nada que les interesase menos, pero Ioan había advertido a Ivar que, si bien no podían negarlo, aunque eso no establecía ninguna obligación hacia aquellos arribistas, como solía llamarlos el padre de ambos, tampoco era buen asunto buscarse problemas innecesarios con ellos, porque Piotr Jacov, el que fuera esposo de Svetlana, se las había arreglado bastante bien para escalar posiciones, no muy importantes dentro de la organización a la que pertenecían, pero sí lo bastante como para fastidiar mucho, y su alianza, también por matrimonio, con los Ivannovic, vino a complicar más las cosas.
Era por todo lo anterior que, aunque a los Besevic nadie los había escuchado referirse a los Jacov como parientes, mantenían con ellos una fría relación más diplomática que afectiva. Mijail Jacov, padre de Boris y abuelo de Mirko, Jovan y las Jadran, estuvo a punto de conseguir que el parentesco fuese mucho más cercano, porque su padre había intentado casarlo con Zara, y aunque Mijail había hecho su trabajo, acercándose mucho a la chica, en principio fue un riesgo, porque Bogdan casi lo despacha, y adicional a lo anterior, casó a su hija con Admir Zazvic, lo que alejó definitivamente a los Jacov de emparentar legalmente con los Besevic.
Aunque lo anterior había sucedido hacía mucho tiempo, y se suponía que Boris había amado a su padre, siempre pensó que había sido un imbécil al dejarse quitar a la chica que les habría dado la llave que tanto anhelaban.
Vladimir Ivannovic, que era quien dirigía a todos aquellos individuos, estaba perfectamente consciente de las aspiraciones de los Jacov, pero en su opinión, aunque Boris y Mirko eran peligrosos con todas sus letras, ninguno de los dos estaba a la altura de Jovan, quien, en opinión de Vladimir, no quería a nadie y no le temblaría el pulso para sacarle el corazón a su padre y con mayor gusto a su hermano. El problema con Jovan, era que en verdad no le interesaba la jefatura de nada y solo quería los beneficios que le proporcionaban el ser quien era.
Sin embargo, como Vladimir no confiaba en nadie, se había asegurado de tener a aquel chico, aparte de vigilado, bien amarrado también, porque era posible que Jovan no quisiera ser la cara visible de nada, pero ciertamente tenía muchos negocios de los que nadie tenía idea, o al menos nadie verdaderamente importante que Vladimir supiese, así que después de sostener una conversación en la que le dejó claro al muchachito aquel, que no podía hacer nada sin su expreso consentimiento, le había concedido, benévolamente, un patio de juegos y los juguetes correspondientes, para que Jovan continuase con sus asuntos.
No se trataba de que Vladimir fuese para nada y de ninguna manera, el tipo de individuo que iba por ahí patrocinando nada ni a nadie que no le supusiese un beneficio personal, pero, Vladimir tenía un problema, y uno muy grande. Ninguno de sus hijos, con excepción del más decepcionante, es decir, Lazlo, había sobrevivido, y para empeorar su situación, solo le habían dado nietas, así que en realidad, no había tenido un heredero digno ni capaz hasta que nació Drasko. De modo que, era por ello que, encubriendo a Jovan, se aseguraba, en cierta forma, aunque no le gustase de manera especial, de estar preparando a alguien con cerebro.
A medida que Drasko había ido creciendo, Vladimir estaba exultante, porque definitivamente su nieto sí era un Ivannovic de los pies a la cabeza, y el hecho de que fuese inmanejable lo demostraba, pero esto lejos de preocupar a Vladimir, solo lo había hecho estar seguro que Drasko sería un heredero digno hasta que cometió la enorme estupidez de casarse. El problema no era que lo hubiese hecho, porque era algo deseable y quizá él tuviese más suerte y su esposa le diese los herederos deseados, lo que veía problemático, era que Drasko en verdad se había enamorado de la criatura en cuestión, y pensando como pensaba Vladimir, aquello era casi trágico. Sin embargo, Vladimir Ivannovic había aprendido los beneficios de la paciencia, así que había decidido darle un tiempo prudencial, pues bien podría estar equivocado y aquello solo se tratase de algo pasajero y después de un tiempo, Drasko viese el matrimonio como lo que a ojos de Vladimir era, es decir, algo conveniente, pero nada más. Suponiendo que no fuese así, y aquella mujer se convirtiese en un obstáculo para que Drasko se centrase en lo importante, ya encontraría el modo de deshacerse de ella.
Con respecto a Jovan, si bien hacía relativamente poco había cometido un error garrafal, él decidió dejárselo pasar y seguía manteniéndolo en la reserva, y como lo haría el entrenador de un equipo deportivo, es decir, en la banca hasta que le resultase útil.
A pesar de que las hermanas Jadran eran sus sobrinas, porque la abuela de ellas había sido su hermana, no le interesaban como no le interesaba ningún descendiente que no fuese varón, de manera que, lo que acababa de escuchar, solo sirvió para que pensase que aquella gente en verdad tenía muchos más problemas de los usuales. Mirko era un loco peligroso sin duda alguna, Damjana era una zorra sin remedio a quien para evitarse problemas, él mismo había ordenado esterilizar la primera vez que la criatura quedó embarazada, porque sabiendo como sabía, que no había forma de que el padre fuese otra cosa que un ser mediocre y posiblemente un adicto o un alcohólico, y cualquier otro con el que se relacionase sería igual, decidió que lo mejor era evitar que aquella necia se reprodujera; y en el caso de Danica, era una pena que no hubiese sido un chico, porque ella sí tenía la sangre fría y la inteligencia necesarias, el problema era que, aparte de que no lo era, su bipolaridad la obligaría toda la vida a estar medicada, suponiendo que sobreviviera, pues con lo que Mijail acababa de informarle, ella misma parecía decidida a acabar con su vida.