Casi cuatro días después de los sucesos antes narrados, los heridos se recuperaban de acuerdo a lo esperado, y la única que seguía en estado crítico era Lisa. Ella había sido colocada muy alto en la lista de prioridades para un trasplante, pero aquel órgano no era de fácil consecución, y uno de los que no podía ser donado por alguien vivo. Los chicos de Nick por ejemplo, habían pensado que con la cantidad de personas que moría a diario, no debía ser un enorme problema conseguir un corazón, pero Mihailo les explicó que no era tan sencillo, porque era verdad que morían muchas personas, pero había otra serie de cuestiones a tener en cuenta, como por ejemplo, que no todos los que morían eran donadores de órganos, o las familias no siempre se mostraban dispuestas a ello si no lo era, pero, además, estaba el asunto de la compatibilidad. De manera que no tenían más alternativa que esperar y cruzar los dedos.
En opinión de los especialistas, David había tenido no solo mucha suerte, sino que fue atendido, básicamente por Mihailo, con prontitud y una extraordinaria eficiencia de acuerdo a lo que explicaría el doctor Hartman.
Después de eso, había hecho un detallado relato de cómo habían estado las cosas en la emergencia, mientras un abochornado Mihailo intentaba concentrarse en la revisión.
Como David prácticamente estaba despertándose de la anestesia, si bien estaba escuchando, se sentía algo mareado, así que Mihailo juntó las cejas.
Una vez que abandonaron la habitación fue que Mihailo pudo hablar con David, aunque él solo miraba a la figura que había estado en un rincón.
Sin embargo, en este punto, tanto Mihailo como Jalla lo sujetaron, porque él había intentado incorporarse.
Después de eso procedió a explicar de nuevo lo que evidentemente David había olvidado, asegurándole que el sujeto en cuestión estaba bien y se recuperaba, pero también agregó aquello a lo que tampoco parecía haber prestado atención con relación a su propia situación.
Todo lo anterior había tenido lugar dos días atrás, de modo que ahora, David se peleaba con Mihailo, con Jalla y con Hartman para que lo dejasen salir de aquella habitación, mientras Jonas se limitaba a verlos mientras pensaba lo neciamente que perdían el tiempo, pues todos y como médicos que eran, sabían que ellos eran los peores pacientes del mundo.
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Giovanni fue al primero que dejaron levantarse, aunque la doctora Morgan, la cardióloga tratante, se negó a darle el alta, pero como le permitió ir a ver a su hijo, el individuo no dio mucha más guerra y finalmente fue dado de alta.
Jeff y como cabía esperar de su espíritu práctico, llevaba su situación bastante bien, y en realidad nadie creería que se enfrentaba a la posibilidad de no volver a caminar, porque el niño aquel iba por ahí en la silla de ruedas como si fuese un juguete, correteando a las enfermeras, de manera que Dèjan se pasaba el día dividido entre la desesperación y el deseo de acomodarle un porrazo y atarlo a la cama.
Dàmir no estaba mucho mejor que su padre, pero en su caso su preocupación era por Ivy, ya que la chica prácticamente no había dejado de llorar ni un solo momento en los últimos días. De manera que después de hablar con Kerim explicándole lo que le había dicho el oftalmólogo, y que Kerim se negase a hablar con Ivy, asegurándole a Dàmir que era una mala idea que pretendiese que fuese él quien la tratase, le preguntaron a Mihailo.