Acordes del Corazón (libro 9. ОдЈеци Душе)

Cap. 23 Todavía no

 

Dèjan llegó a la emergencia apenas unos segundos después que Al, pero si bien un confundido Dàmir intentó preguntar qué había sucedido, sería quizá la primera vez en la vida que Dèjan no solo no le prestase atención, sino que lo empujase con violencia.

  • ¡Ahora no, Dàmir! – le gritó

Y quien sí se rifó un violentísimo izquierdazo fue Ricky, el enfermero que intentó impedirle pasar a la sala de trauma, y Mihailo, que salía de otra sala y había visto lo que estaba sucediendo, intervino antes de que las cosas empeorasen, pues Ricky no era precisamente una dulce criatura, y aunque tenía mucha paciencia y un espíritu compasivo, sus orígenes no diferían mucho del de los chicos de Nick, y su paso por el servicio militar había reforzado sus habilidades para vérselas con individuos problemáticos.

  • Al acaba de traer a Isabella – le informó Imran, pues Dàmir seguía en shock y Maggi intentaba tranquilizar a Giuliana

Cuando Mihailo entró a la sala, David daba apresuradas órdenes, primero para que trasladasen a Ivy a una sala de atención, pues la había dejado a mitad de pasillo, y luego con relación a Jesse, aunque a quien escuchó en realidad fue a Dèjan y posiblemente lo habrían escuchado al otro lado del mundo.

  • ¡¿David?!
  • Esta sangrando, pero vamos a ocuparnos – le dijo con tanta calma como pudo y luego continuó en lo que estaba – Necesito una ecografía transabdominal y cuatro gramos de sulfato de magnesio

Hasta ese momento Jesse no había dicho ni una sola palabra, porque entre el susto, las carreras, y lo que le parecía el caos que reinaba en la sala de trauma, había quedado paralizada, pero finalmente cuando registró el pinchazo y vio a la enfermera con la jeringa en la mano, su primer pensamiento fue lo que salió disparado.

  • ¡Dèjan! – exclamó y él se apresuró a sujetar su mano
  • Aquí, ljubavi
  • Presión 160/110 – escucharon a quien controlaba
  • Necesito análisis completo de factor de coagulación y pongámosla en el monitor fetal – ordenó David
  • ¿Mi bebé está sufriendo?

Mihailo que parecía haber perdido cualquier habilidad que hubiese adquirido durante su paso por la facultad y allí mismo, al escucharla y al igual que a Dèjan, le dolió el corazón, porque la debilidad y el temor en aquella voz, lo lanzó sin más trámite a los oscuros días en los que tenía que verla en la enfermería del orfanato sin poder hacer nada para ayudarla.

  • Doctor – escuchó a Jane y eso lo sacó de su particular abismo
  • Conectando Eco – dijo sujetando el aparato

Entre tanto Dèjan había sacado fuerzas no sabía de dónde para hablarle a Jesse y mantenerla distraída, pero su inconsciente lo trasladó al tiempo en el que odiaba a su padre por no haberle permitido estar con Nadja al momento del nacimiento de su hijo, sin embargo, ahora que lo estaba, lo que sentía era un miedo que parecía estar acribillando cada centímetro de su ser.

  • Placenta previa – escucharon que decía Mihailo
  • ¿Qué es eso? – preguntó Jesse – Mi bebé… – pero se interrumpió para escuchar a David, aunque él no hablaba con ella
  • Corticoesteroides, una unidad de O negativo y una prueba de compatibilidad cruzada
  • ¡Mihailo! – insistió Jesse – ¿Qué…?
  • Significa que la placenta está obstruyendo tu cérvix y así el bebé no puede salir
  • ¡Pero no es tiempo! – exclamó con el terror pintado en su rostro
  • Jesse – dijo David, aunque miró a Dèjan también – Si no podemos controlar la hemorragia, tendremos que hacer una cesárea de emergencia
  • Pero… no está listo aún – murmuró Dèjan
  • No vamos a tener otra opción

Si bien con veintiocho semanas, se consideraba que era viable, no era que fuese el mejor de los escenarios, pero David no tenía tiempo para dar muchas explicaciones y las cosas se le complicarían aún más a Dèjan, porque Jesse comenzó a llorar en forma convulsiva, y, a decir verdad, él no estaba en las mejores condiciones, así que Mihailo se hizo cargo y comenzó a hablarle para tranquilizarla, y aunque nunca recordaría qué dijo, seguiría en ello, pues era evidente que Dèjan ni siquiera podía hablar.

Afuera las cosas no estaban mucho mejor, porque Giovanni había sido advertido por Al, y aunque a él ya le habían dado el alta, casi parecía que no, pues iba a su casa solo a cambiarse y regresaba, de modo que cuando recibió la llamada del chico, estaba llegando al hospital y casi le mete una bala en la cabeza al chofer para que se diese prisa sin notar que estaban entrando al aparcamiento. El individuo se tiró del auto sin apenas darle tiempo al chofer para detenerse, y entró a la emergencia vociferando nadie entendió qué.

Si bien Nick no debía levantarse de la silla, Jack no podría detenerlo y estaba de pie al lado de la puerta y miraba con horror por el vidrio, pues, aun sin saber qué decían los médicos, había alcanzado a escuchar algunas palabras aisladas y ninguna le gustaba.

Jeff en verdad no podía levantarse, pero también estaba al lado de la puerta y su mirada se mantenía fija en ella, pero a diferencia de Nick, y tal vez porque él no estaba viendo nada, sí escuchó mejor y tenía aspecto de querer asesinar a alguien.




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