Acordes del Corazón (libro 9. ОдЈеци Душе)

Cap. 29 Despedida

 

Jesse había evolucionado bastante bien teniendo en cuenta lo mal que se había visto, y aunque habían acordado darle el alta, Nick sería el único que notaría que, por primera vez, Jalla parecía más preocupada que David, así que se fue derecho a hablar con ella.

En el tiempo en el que Jesse había estado hospitalizada por causa de su enfermedad, si bien Jalla se había conducido en forma profesional, nunca se involucró de forma más personal con Jesse como muchos otros miembros del personal, ni tuvo un trato con Nick o con Dèjan, que eran los que prácticamente vivían en el hospital, que se saliese de darles información o alguna indicación específica cuando iban a practicarle alguna prueba a Jesse.

A diferencia de Kerim, por ejemplo, que en algún momento había sostenido que David podía albergar otra clase de sentimiento por Jesse más allá del profesional o humano dadas sus condiciones, Nick nunca pensó en aquella posibilidad, lo que sí pensó fue que el Doc estaba dando las señales equivocadas y era por eso que quizá la bonita hindú no se mostraba especialmente simpática con Jesse, porque lo que sí tenía clarísimo era que Jalla sí había perdido su científica cabeza por el despistado David, pero como él no iba por ahí metiéndose en la vida de nadie, ni siquiera participaba mucho en las bromas que le hacían los chicos a David con respecto a Jalla.

Jalla a diferencia de David, sí tenía un consultorio donde veía a sus pacientes, pero también pasaba mucho tiempo en el laboratorio debido a que su especialidad estaba muy ligada a los análisis de sangre, y eran muchos los que hacía ella misma. De manera que se sorprendería mucho cuando fueron a buscarla a éste para decirle que el señor Aliano preguntaba por ella. Aunque eran muchos los que llevaban aquel apellido, y ella habría podido preguntarse cuál señor Aliano, ni lo hizo ni se sorprendió al llegar y ver a Nick en la sala de espera de su consulta.

  • Buenas tardes, Nick. Si buscas a David…
  • Buenas tardes, doctora Kharan – la interrumpió él – Y no, si quisiera hablar con él, no la molestaría a usted

Mientras le hacía señas para que siguiera al consultorio, ella iba pensando que aquel individuo estaba lejos de la efervescente simpatía de Charlie, y aunque inicialmente, habiéndose pasado alrededor de un año viéndolo casi a diario, había concluido que solo se trataba de la preocupación por Jesse, luego tendría ocasión de notar que, aunque no era grosero, ni llegaba a los extremos de antipatía de Dèjan, el mejor calificativo que podía darle era el de distante. Recordó también una ocasión que había vivido cuando Jesse llevaba un tiempo en el piso de oncología; estando en el comedor y habiendo visto a Nick conversando con Charlie, ella había expresado su opinión en voz alta y el doctor Harrison, un psiquiatra infantil que hablaba con Jonas, se giró y la miró sonriendo.

  • ­Cuando las personas han sufrido desengaños o traiciones, suelen ser más precavidos que distantes, Jalla
  • ¿Disculpa?
  • No sé cuál es la historia de ese chico, pero estoy seguro de que ha sufrido mucho
  • ¿De qué conoces tú al pequeño delincuente de David? – preguntó un cirujano que comía con ellos y los tres lo miraron mal – ¿Qué? No me van a decir que todos esos críos no son peligrosos, y ese más que ninguno
  • No lo conozco de nada, pero llevo algunos días viéndolo cada vez que voy a hablar con Peter – había contestado en tono cortante el psiquiatra

No habían continuado la charla hasta después de que el cirujano e incluso Jonas se había marchado.

  • Como te dije, no sé que le sucedió a ese chico y posiblemente sea solo otra historia de maltrato o abandono paterno, pero es del tipo desconfiado y no espera nada bueno de nadie. Sin embargo, es evidente su interés en los que sufren, especialmente si son niños, pues su mirada es otra con relación a los adultos que están en ese piso. En lo que sí coincido con John – dijo refiriéndose al cirujano – Es que independiente de todo lo que pueda ser, lo que es sin duda alguna, es peligroso

Una vez dentro del consultorio, Jalla abandonó sus recuerdos y después de indicarle a Nick que se sentase, pasó a preguntar a qué obedecía aquella inesperada visita.

  • Dime en qué…
  • En realidad, espero que quien me diga sea usted – acentuó
  • ¿Disculpa?
  • ¿Hay algo que deba saber con respecto a la salud de mi hermana? Y evite por favor los subterfugios, porque usted y yo sabemos que ella no le resulta especialmente simpática, sin embargo, ha ido a verla más de lo habitual teniendo en cuenta que ni es su amiga ni es usted obstetra – expuso con su forma habitual y dolorosamente directa

En el tiempo que Jesse estuvo hospitalizada y como se mencionó, el contacto de Jalla con Nick y con Dèjan se reducía a lo básico, y Jalla al igual que algunos otros, al inicio pensó que Nick estaba enamorado de la paciente, pero como en su caso, se enteró con relativa rapidez que aquel era hermano de Jesse, descartó aquello y solo le quedó claro que amaba a su hermana más allá de la razón incluso, y de una forma muy impropia y casi enfermiza, pero como también sabía que esa actitud podía presentarse cuando los pacientes corrían peligro de muerte, tampoco prestó una atención excesiva a eso. La cuestión era que, si bien Dèjan a pesar de su antipatía, había conversado en más oportunidades con ella, pues cada vez que Jesse sentía aprensión o simple curiosidad por algún procedimiento o por cualquier otra cosa relativa a su enfermedad, y siendo que él opinaba lo mismo que Jesse con relación David, es decir, que el médico parecía más abatido que ella misma cada vez que preguntaba algo, entonces se decidía por consultarle a Jalla, mientras que Nick, y aunque eso no lo sabían, y si era a él a quien Jesse le manifestaba su inquietud, él a quien encargaba veloces investigaciones era a Jim quien se las hacía llegar para que Jesse las leyese desde el móvil y fue por eso, más que todo, que finalmente terminarían por conseguirle un dispositivo para que ella leyese de forma más cómoda. Por todo lo anterior, Jalla conocía poco o nada a Nick, pero al escucharlo, recordó también, y con extraordinaria claridad, lo que le dijese el psiquiatra con relación a su hipotética peligrosidad, misma que pudo experimentar en aquel momento casi como un golpe físico.

  • ¿Doctora? – preguntó Nick, pues en su opinión, se estaba demorando mucho en responder
  • Como debes recordar – comenzó recuperando la calma momentáneamente perdida y adoptando un tono profesional – si bien Isabella superó con éxito su condición, no debemos olvidar que la padeció, así que…
  • ¿Hay algún riesgo de recaída?
  • No es lo usual, pero no es imposible – contestó haciendo que de la preocupación, Nick pasase a sentir que una mano de hierro apretaba su garganta impidiéndole respirar




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