A inicios de abril cuando se había cumplido el plazo que les había dado Dàmir para su renuncia efectiva a la orquesta, y aunque Ian se asombró por los muchos problemas que le pusieron para aceptarla, pues estaba bastante seguro de no ser especialmente apreciado por la directiva de la misma, finalmente habían aceptado y tanto él como Mark pudieron marcharse en mejores términos de los que habían esperado. Lo único que realmente lamentaron y los puso muy tristes fue despedirse de Mindy, la flautista más destacada del grupo de estudiantes que formaban el grupo orquestal que Ian dirigía.
Mindy Johnson era calificada por los que la rodeaban como una emo, debido a su estética de vestimenta, algo que le había causado muchos problemas para ingresar a la orquesta, y, de hecho, aunque era muy talentosa, no la habrían aceptado de ninguna manera de no ser porque era hija de un eminente médico. Sin embargo, sus capacidades para relacionarse socialmente eran inversamente proporcionales a su talento artístico, pues era más bien el tipo tímido e introvertido, así que cuando Ian y Mark entraron en su mundo, detectaron con rapidez que la chica era una paria dentro del grupo y decidieron adoptarla. Al principio había sido más por conmiseración debido a que al menos Ian, conocía aquella sensación, solo que él era extrovertido y sociable y no había prestado atención a quienes pretendían aislarlo, pero con el tiempo se estableció entre ellos una verdadera amistad y la querían mucho, de manera que, aparte de sus actividades en la orquesta, Mindy también comenzó a ir con frecuencia al pequeño local donde ellos enseñaban música en Camden; aparte de lo anterior, tenían el ritual de reunirse los jueves en un pub y después de comer y despotricar acerca de los directivos o algunos compañeros de la orquesta, se iban al departamento de Mindy y dedicaban algún tiempo a meterse de cabeza en los video juegos que gustaban a los tres. De modo que sí, Mindy sentía que la estaban abandonando y ellos se sintieron miserables, pero también se prometieron que los negros pensamientos de Mindy no se volverían realidad así tuvieran que arrastrarla con ellos.
Ian McCarthy parecía un habitante de las tierras nórdicas; era rubio, alto, de complexión delgada y una eterna sonrisa en los labios, que no delataba los muchos golpes que había recibido en la vida. Mark, era hijo de inmigrantes españoles y a diferencia de Ian, había tenido una vida menos problemática.
Cuando los chicos se habían reunido por primera vez con Dàmir y sus compañeros, se sintieron un tanto cohibidos, pero el carácter extrovertido de Ian se impuso y las cosas marcharon bien. Aunque ellos los habían visto el día de la boda, no habían sido presentados ni habían compartido con ellos y no era como que esperasen hacerlo, pues estaban allí para efectuar un trabajo y nada más, aunque en el caso de Mark casi sufre un colapso cuando Mix había caminado hacia él para darle indicaciones cuando Dàmir les dijo que debían acompañar a Ivy; y en el de Jules, el pianista, sí se pasaría casi media hora en el baño vomitando después que Ajle lo había apartado de su instrumento sin ceremonias. Sabrina, una bonita pelirroja que tocaba el corno inglés, y que era tan delicada como un tsunami, solía decir que ella era una cosa rara, pues a diferencia de sus compañeros, a quienes calificaba de extremistas de las emociones, ella no lo era en lo absoluto y se burlaba de todos ellos en forma inmisericorde, así que aquella oportunidad no fue la excepción y se pasaría casi quince días burlándose del pobre Jules.
El asunto era que, si bien Ian y Mark habían conversado con Dàmir y lo encontraban agradable y sencillo, tenían una idea más bien equivocada del resto, y en el caso de la antes mencionada Sabrina, decía que, con seguridad, y como todas las grandes estrellas, debían creerse semidioses y comportarse como tales. La perspectiva de todos aquellos chicos cambió un poco en algunos casos, y mucho en otros, cuando todo el lío de Jör, pues les quedaron claras varias cosas como, por ejemplo, que eran buenas personas y sensibles al sufrimiento ajeno, porque de otra manera no habrían ido a meterse en medio de un conflicto que había cobrado tantas víctimas, ni iban a hacer unas acusaciones tan graves que, gracias a su empeño, finalmente saldrían a la luz pública internacional como las atroces verdades que eran.
De manera que esa noche, cuando Ian y Mark llegaron a su departamento, Ian elevó una ceja al ver el ceño de Mark.
Mark era en muchos aspectos muy parecido a Imran, pues era sosegado, más bien poco conversador y muy serio, de modo que no había nadie que se le pareciese menos que Ian.