Acordes del Corazón (libro 9. ОдЈеци Душе)

Cap. 41 Distracción

 

En la siguiente visita que hicieron los chicos a St. Mary, se encontraron con que ya Ian había elaborado el repertorio para el concierto, y aunque eso les extrañó teniendo en cuenta que no había estado especialmente entusiasmado, luego se enterarían de la razón, aunque tuvieron que esperar pacientemente a que Ian les diese un receso a los chicos.

  • Hombre, para no querer hacer esto, te diste mucha prisa – dijo Kerim y a todos extrañó que fuese él y no Ajle el primero en hablar
  • Y no quería – intervino Mark – pero John no ha dejado de mortificarlo y bueno…
  • Adviértanle a ese individuo que, si me vuelve a llamar, o si se aparece por aquí, va a necesitar cirugía – advirtió Ian

La sociedad en general tiene una imagen estereotipada de los homosexuales, no sin razones para ello, pues muchos exhiben un comportamiento delicado y afeminado, lo que permite una rápida identificación de su condición, pero sucede que no todos son así, y como en todo, las excepciones pueden confirmar la regla, porque ciertamente, si bien Ian lucía un aspecto delicado, porque era de facciones finas, alto, delgado, con una cabellera rubia, no tan larga como los miembros de la banda, pero sí más de lo aceptable para los directivos de la orquesta en la que había estado hasta hacía poco, y nada en su anatomía sugería que hubiese sido afecto a los deportes, su comportamiento, sus maneras y hasta su lenguaje, estaban muy lejos de la mencionada delicadeza.

En el caso de Mark, si finalmente la gente aceptaba la inclinación sexual de Ian, con Mark se les hacía mucho más difícil, porque por empezar, Mark sí había practicado diversos deportes desde muy pequeño que incluían natación, baloncesto, y karate, aunque luego se enterarían que lo que le gustaba en realidad era la natación, pero también se había anotado en el equipo de baloncesto con la esperanza de que alguno de los dos deportes lo ayudasen a conseguir una beca universitaria, y en el caso del karate, fue más por la necesidad de aprender a defenderse, pero no le gustaba en lo más mínimo. El asunto era que todo esto le había proporcionado, estatura, una espalda ancha, y una musculatura acorde; tenía el cabello rizado y mucho más largo que Ian, de modo que a ambos siempre los habían obligado a llevarlo firmemente atado para entrar al edificio de la orquesta; y la mayor parte del tiempo llevaba barba y bigotes, pero confesaba que era porque le daba pereza tener que rasurarse a diario.

Por todo lo anterior, si no se sabía su condición, tampoco se imaginaba, pero como los chicos de Zora lo sabían, siempre se les hacía algo violento imaginarse a Ian siéndolo, y por algún motivo lo habrían esperado más de Mark. Pero obviando todas estas consideraciones, lo que no le extrañaba a nadie, era que el uno o el otro, quisieran acomodarle un puñetazo a John o enviarlo al hospital como había dicho Ian, porque si ellos que eran sus amigos desde hacía mucho tiempo, solían tener el mismo deseo, era muy fácil creerlo de cualquier otra persona.

  • No se preocupen, no lo hará – aseguró Mark
  • Desde luego que lo haré – porfió Ian
  • Créeme Ian, nosotros te entendemos, porque John es algo… insistente – dijo Dàmir con delicadeza
  • En realidad, lo que quiere decir es que es un cretino irritante, pero nunca duden de su talento, porque es inmejorable en lo que hace – aclaro Kerim que tampoco brillaba por su delicadeza

Después de eso, ellos les hablaron del repertorio que estaría compuesto por la Marcha eslava de Tchaikowsky, y el Op. 64 de Mendelssohn que era un concierto para violín. Al menos tres de ellos estaban bastante familiarizados con las obras, y fue Ajle, que había estado muy silencioso para sus estándares, a quien verían caminar hacia donde estaba el pianista.

Apenas Jules lo vio acercarse, y como era habitual, el pobre chico comenzó a sudar.

  • ¿Por qué permitiste eso? – preguntó Ajle

Como el chico parecía mudo y muy asustado, tanto Dàmir como Mix se apresuraron hacia ellos.

  • Ajle…
  • Contesta – insistió él
  • ¿Qué cosa, señor? – preguntó con un hilo de voz el chico
  • ¿Qué cosa? – preguntó – Y deja de llamarme señor – pero no le dio tiempo a contestar – Que escogieran un concierto para violín y no uno para piano – finalizó puntualizando el instrumento
  • Ajle, ya basta. El director es Ian, así que…
  • No – lo interrumpió él – o bueno sí, lo es, pero debe escuchar a los miembros de la orquesta

Mix, más que Dàmir, sabía que eso no era así, pues era en el director sobre quien recaía la responsabilidad de decidir las obras que se pondrían en escena, pero Ajle era Ajle, y Mix estaba bastante seguro que, siendo que Ajle a diferencia de Dàmir, sí había formado parte de la orquesta infantil de su instituto, debió ser un verdadero infierno para cualquiera que hubiese tenido que lidiar con aquel loco arrogante y peligroso, y que, a su paso por el instituto de música, les haría la vida miserable a los mencionados directores tanto si podía como si no.

  • Este chico tiene talento, y no estoy diciendo que Mark no, pero hay que darle la oportunidad de demostrarlo – estaba insistiendo Ajle




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