La situación de Lisa seguía siendo muy crítica, y en la última junta médica que había sostenido Carter con sus colegas, habían concluido que, si bien seguía habiendo actividad cerebral, era dudoso que volviese a recuperar la consciencia plena ni siquiera por los cortísimos períodos que lo había hecho antes, y lógicamente no podrían desconectarla de los aparatos hasta la intervención, suponiendo que apareciese un donante.
Si bien Nick estaba siguiendo su tratamiento, algo definitivamente afortunado, o habría colapsado por completo, igual no tenía el mejor aspecto y todos seguían muy preocupados por él. El psiquiatra le había recomendado, como parte de la terapia, que intentase retornar a sus actividades normales, y aunque Nick había obedecido, le resultaba una tarea bastante difícil, pues aparte de que la preocupación no iba simplemente a desaparecer por muy ocupado que estuviese, todo en su despacho le recordaba igualmente a Lisa.
Cada mañana cuando llegaba, esperaba verla esperándolo. Extrañaba que mientras trabajaban, ella se pelease con Charlie por cualquier tontería, de modo que la oficina le parecía silenciosa y sin vida. Extrañaba su alegre risa y la emoción cada vez que algo salía bien, de modo que ahora, cualquier logro lo encontraba vacío. Extrañaba escucharla pelearse con el dependiente que solía atenderla cuando pedía la comida, y éste se olvidaba o enviaba algo que ella considerase perjudicial para la dieta de Nick; y del mismo modo extrañaba escucharla reñirlo a él cuando se salía de la mencionada dieta.
Por todo lo anterior, aunque intentaba seguir con su vida, ésta le resultaba cada vez más pesada. Charlie se había aplicado al máximo para hacer muchas de las cosas de las que se ocupaba Lisa, más que por sustituirla, algo que no iba a suceder de ninguna manera, por aligerar la carga y las responsabilidades de Nick, pero siendo que Charlie era más de actividades físicas y de relaciones interpersonales, y aunque había estado trabajando con éxito, su ánimo era el que estaba resultando muy maltrecho.
Como Giovanni iba todos los días a ver a su hijo, y era, de hecho, quien se encargaba de que Nick comiese a las horas y de forma sana, Vinnie siempre iba con él y hacía lo posible por inyectarle algo de ánimo a su hermano.
Vinnie no había insistido, pero unos días más tarde, llegó con otra propuesta.
Charlie elevó las cejas y abrió mucho los ojos, porque desde que se habían reencontrado, y aunque Vinnie le había dicho más o menos lo que había sucedido con sus hermanos, entre lo que le había dicho, estaba que Andrea se había ido a América por trabajo, aunque nunca mencionó a qué se dedicaba, y del único que sabía un poco más, era de Danilo, quien había estudiado leyes y residía en Shefield y, de hecho, se habían visto en un par de ocasiones, pues Danilo, y aunque no trabajaba para Giovanni a tiempo completo, siempre acudía si Giovanni necesitaba asesoría legal por cualquier asunto, generalmente relacionado con sus empresas.
Andrea se había ido a América porque siempre fue un apasionado del béisbol, aunque nadie sabía bien por qué, ya que en Europa eran más fanáticos del fútbol, sin embargo, aquel muchachito se fue persiguiendo ese sueño hacia el lugar donde suponía podría alcanzarlo. Andrea, al igual que todos los Facelli, al parecer, tenía facilidad de palabra y mucha simpatía, así que mientras trabajaba en un hotel de la ciudad, un viajero que visitaba con frecuencia Londres hospedándose en ese hotel, le había ofrecido un trabajo como chofer. Para aquel momento, Andrea estaba por cumplir diecisiete años, y si bien hizo el viaje, lo que no consiguió fue su sueño, pues los chicos que ingresaban a las diferentes ligas de béisbol profesional, era porque llevaban años en un arduo entrenamiento y él no lo había tenido. Sin embargo, había hecho carrera en un mundo mucho más difícil, porque se había abierto camino como corredor de bolsa, de modo que tenía una amplia experiencia en el mundo de las finanzas.