Acordes del Corazón (libro 9. ОдЈеци Душе)

Cap. 48 Latidos

 

Como Ivy se había empeñado en ir a pesar de la hora, Dàmir pensó que lo mejor era llevarla, porque si no, la ansiedad iba a consumirla, de modo que estaban en el piso donde tenían a Giovanni, y Mihailo les había estado explicando el proceso cuando se acercó Amanda en compañía de Nick y de Charlie.

  • ¿Ya? – preguntó Jesse
  • En unos minutos – le contestó Amanda y miró a Mihailo – Deberías ir a quirófano

Todos lo miraron con extrañeza, porque entre las muchas cosas que les habían dicho, estaba que Mihailo serviría de enlace entre el equipo coordinador y los familiares. Aquella era una figura que habían implementado para mantener a los parientes no solo informados, sino tranquilos, y aunque aquel tampoco habría sido un trabajo ni para un interno de urgencias como Amanda, ni para uno haciendo internado de rotación como Mihailo, él mismo se había ofrecido.

  • ¿Por qué? – preguntó Jesse – Tú dijiste que Mihailo…
  • Lo sé y lamento tener que pedirle a otro médico que les vaya informando, pero el doctor Carmichael pidió que Mihailo lo asistiese

Dèjan entendió que aquello debía ser importante para la carrera de Mihailo, pero le parecía sumamente inconveniente para la tranquilidad de su mujer.

Mihailo se excusó y les dijo que tan pronto terminase la intervención de Giovanni, iría a informarles, mientras que Amanda entró un momento a ver a Giovanni, pero no se demoró casi nada. Unos minutos después que se había marchado, llegaron los que iban a trasladarlo casi al mismo tiempo que Donatello y Justine. Aunque Jesse había estado aferrada al brazo de Dèjan, apenas sacaron la cama, ella se soltó y se acercó.

  • Ya te advertí ¿bueno? – le dijo
  • Y te escuché, pero sería lindo de tu parte si le dieras un beso a tu anciano padre – y para sorpresa de todos, ella lo hizo – Gracias, Bella
  • Solo asegúrate de regresar – dijo apartándose
  • Nos vemos en un rato – le dijo Nick – Y de nuevo…
  • Solo prométeme una cosa, Nico – y le hizo una seña para que se acercase y que nadie pudiese escucharlo
  • ¿Qué?
  • Que cuando Lisa despierte, correrás a casarte – y algo parecido a una sonrisa se dibujó en los labios de Nick
  • Lo prometo – le dijo apartándose para que pudiesen continuar
  • Esperen – dijo Don y se acercó – No soy tan bueno como crees, porque después de todo y como dijiste, soy hijo tuyo, pero… lo voy a intentar ¿bueno?

Marco elevó las cejas casi hasta al nacimiento de sus cabellos, pero si él estaba sorprendido, y en realidad todos lo estaban, casi sufre un colapso al ver que de los azules ojos de Giovanni, o al menos de uno, se deslizaba una lágrima.

  • Grazie figlio

Nadie más se movió, aunque no se sabía si era porque los que lo hicieron fueron los que trasladaban a Giovanni, o por la enorme impresión de la que demorarían un poco en salir.

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Mihailo les había informado más temprano, que la operación duraba entre seis y nueve horas, lo que le pareció a Jesse una cantidad de tiempo inaceptable, pero ciertamente nada podía hacer salvo protestar.

A Giovanni se lo llevaron alrededor de las once de la noche, y una vez que esto sucedió, tanto Dèjan como Dàmir pusieron mucho empeño en convencer a sus esposas de ir a casa, pues sabiendo el tiempo que iba demorar aquello, querían que por lo menos descansasen. Sin embargo, Dèjan en el fondo sabía que perdía miserablemente su tiempo, porque Jesse no iba a moverse de allí, mientras que Dàmir tenía más posibilidades, pero lo que cambiaría las cosas, sería que, cuando llevaban alrededor de dos horas intentando convencerlas, se presentaron Jack y Ann.

  • ¡Nick! – la exclamación sincronizada de ambos, hizo que él levantase la cabeza
  • ¿Jack? ¡Ann!

Aunque ambas exclamaciones expresaban sorpresa, la diferencia estaba en que, si bien se alegraba como siempre, al ver a Jack, Ann, y a pesar de su juventud, representaba el consuelo y casi era una maternal figura para todos ellos. De modo que después que Jack le dio un apresurado abrazo, se hizo a un lado y se acercó a Charlie para que éste le diese los detalles de lo que estaba sucediendo, mientras que Nick se abrazó a Ann y así estuvo mucho rato.

Como Dàmir había visto la expresión de Ivy al escuchar el nombre de Jack, cuando éste terminó de hablar con Charlie, y volvía a dirigirse a Nick, él le hizo una seña a Charlie para que se acercase mientras le hablaba a Ivy.

  • Voy por un café, cielo, enseguida regreso

Dijo esto al tiempo que le hacía otra seña a Charlie indicándole que la acercase a Jack. Dèjan en cambio, tenía firmemente sujeta a Jesse, porque a diferencia de su hijo, él en verdad no soportaba verla cerca de Jack, pero gustándole o no, al final no podría evitar que ella se acercase también a saludarlo.

Aquella sería una noche muy larga, y los Zazvic, aparte de que tendrían que tragarse el malestar que les producía ver a Jack, casi todas aquellas horas se sintieron excluidos a pesar de estar sentados con sus esposas y, de hecho, Jesse estaba no solo sentada en las piernas de Dèjan, sino acurrucada en sus brazos, pero lo que los hizo sentir de aquel modo, fue que tanto los Aliano como los Facelli, comenzaron a rememorar sus infancias, mismas que en opinión de Dàmir, por ejemplo, que desde que se reunió con su padre había tenido una infancia tranquila, aquellas sin duda fueron en exceso agitadas. Aunque Jesse, o los chicos de Nick en todas sus versiones, podrían haberse sentido como los Zazvic, en el caso de Jesse, ya Nick y Charlie, más el segundo que el primero, le habían hablado mucho de aquellos primeros años, de sus casas y de sus travesuras, y en el de Ann, tenía las versiones tanto de Nick como de Jack, mientras que los demás sabían que, toda aquella verborrea, especialmente de los Facelli, era con el fin de distraer a Nick.




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