Acordes del Corazón (libro 9. ОдЈеци Душе)

Cap. 51 Amenaza

 

En los días previos al mini concierto en St. Mary, y si bien Nathan había aceptado participar, y apartando el natural nerviosismo, había que sumarle la persecución que le tenían Ian y Ajle, algo que en principio incrementó su nerviosismo, pero a estas alturas lo que estaba era un poco harto de ambos.

Dàmir y Mix, habían sido testigos ambos, de las capacidades vocales de Nathan, y siendo que nadie podía saber mejor que el primero, lo talentoso que era Nathan con la guitarra, se habían despreocupado del asunto, pero, además, Dàmir primero andaba en algo que aún no había informado, pero todos sabían que así era, y luego había estado acompañando a Ivy al hospital por el asunto del trasplante de Lisa, así que en verdad no sabía lo que estaba sucediendo. Mix de lo que se había estado ocupando, era de los arreglos, pues finalmente había logrado que Nathan le mostrase sus composiciones y lo había convencido de cantar un par de ellas.

Imran y Kerim habían estado yendo y viniendo entre el Hospital y el St. Mary, de modo que demoraron un poco en enterarse, y Edvin que habría sido el único que hubiese podido decir algo, o intentar que Ajle se moderase, era demasiado distraído para ello.

El drama que estaba viviendo Nathan, era que Ian y Ajle parecían pensar que el chico iba a presentarse en algún festival, o ante un jurado calificador, porque Ian se empeñaba en darle clases de vocalización, mientras que Ajle en lo que se empeñaba era en su imagen, así que no solo había estado fastidiando a Giuliana, sino que un día cualquiera, en colaboración con el otro loco, habían arrastrado a Nathan en un desquiciante paseo por unas tiendas de ropa que, aparte de no tener idea de que existían, ni siquiera se lo parecían a Nathan.

Cuando Imran y Kerim se habían enterado de lo que estaba sucediendo, sentaron a aquellos dos y los sermonearon hasta quedarse sin voz, pero al menos Mark, sabía que con Ian serviría de poco o nada, pues ya él lo había intentado, y cuando a Ian se le metía algo en la cabeza, o decidía darle su atención o instrucción a alguien, podía ser muy asfixiante.

No obstante, tanto Imran como Kerim tendrían otro motivo de preocupación, porque después de aquella conversación, y cuando Dàmir comenzó a ir más seguido a St. Mary, notaron que repentinamente Ian parecía haberse apagado. Al principio pensaron, o al menos Imran lo hizo, que era porque estaba pensando de nuevo que Dàmir podría considerar que no se estaba dedicando a aquello para lo que en teoría había sido contratado, es decir, para dirigir el centro cultural.

Sin embargo, un sábado en la tarde, en la que la orquesta se había tomado un receso, Ajle iba hablando con Jules, quien ya parecía haber superado al menos en parte, su terror cada vez que él le hablaba; Kerim se metía con la pobre Mindy a quien solía comparar con Giuliana por su aparente desconocimiento de la existencia de otros colores aparte del negro; y Jeff iba peleando con Ian Dios sabía por qué improbable motivo y nadie estaba interesado en saberlo, porque aquellos dos se peleaban un día sí y otro también, cuando escucharon a Jeff y se giraron.

  • ¿Qué? – preguntó el chico – Te recuerdo que, aunque todavía esté sentado en esta cosa, puedo devolverte el golpe – y esto fue lo que los hizo girarse

Sin embargo, lo que había provocado aquel comentario, era que Ian se había detenido, y juntando las cejas, había clavado sus azules ojos en la mesa donde estaban Dàmir y Mark. Los chicos habían seguido la dirección de su mirada y vieron que Dàmir estaba riendo mientras que Mark acababa de darle en la cabeza con lo que parecían unas partituras.

Repentinamente la luz se había hecho en los cerebros de Imran y Kerim, aunque la misma no era nada buena, pero si bien ellos habrían optado por una conversación privada y tranquila, Jeff era otro asunto, porque la lengua de aquel individuo casi parecía ir más de prisa que su veloz cerebro y ya estaba hablando.

  • Wow, wow – dijo sacudiendo el brazo de Ian, pero como él no pareció enterarse, lo zarandeó más fuerte – ¡Ian!
  • ¿Qué?
  • Mírame
  • Ya te veo suficiente, y si aparte de verte, tengo que seguirte escuchando, voy a darte un puñetazo
  • Peor para ti, porque voy a devolvértelo y te enviaré al hospital
  • Jeff – intentó Kerim
  • No te metas, Kerim, tengo que hablar con este imbécil tanto si él quiere como si no. Siéntate Ian
  • No quiero sentarme y tengo que volver a…
  • Dije que te sentaras – repitió en un tono muy Dèjan, lo que sorprendió a los chicos

Ajle encontró mejor hacerlo sentar, y mientras lo hacían, Jeff llamó a uno de los chicos que correteaba por el comedor.

  • ¡Peter! – el niño frenó con un patinazo y se devolvió
  • Yo no fui, Jeff
  • Y no te estoy acusando de nada, aunque estoy bastantes seguro que sí fuiste o hiciste cualquier cosa, pero ahora ve y dile a quien esté en la cocina que nos traiga café y un té para Mix, por favor
  • Hecho – dijo el chiquito y salió en carrera
  • Ahora tú, grandísimo necio, vas a escucharme, pero, sobre todo, vas a prestarme atención – le dijo a Ian – Cualquier cosa que estés pensando es equivocada
  • Y como no sabes lo que puedo estar pensando, entonces no puedes saber si es equivocado o no – dijo él que no era que se distinguiese por estarse callado
  • Si tú eres estúpido, te aseguro que yo no, y lo que estás pensando lo tienes pintado en la frente




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