Yuna entró furiosa en su apartamento, empapada y todavía con la camisa y los shorts mojados pegados al cuerpo. Sus padres la esperaban, preocupados.
Su padre, Seung-Ho, corrió hacia ella. "¡Yuna! ¿Estás bien? ¿Qué pasó ahí afuera? Escuchamos..."
Yuna lo interrumpió, con la voz entrecortada por la rabia. "¡Ese... ese arrogante! ¡Ese insensible! ¡Moja mi cuadro, la obra de meses, mi proyecto para la beca, y ni siquiera se disculpa! ¡Me dijo que hiciera otro!"
Su madre, Min-Ji, se acercó, frunciendo el ceño. "¿Quién te mojó? ¿El chico nuevo? ¿Estás segura?"
"¡Sí!", señaló Yuna en dirección a la puerta del vecino. "¡Él! ¡El señor 'Doctor Ocupado' que cree que su tiempo es más valioso que mi trabajo!"
Min-Ji suspiró, intentando mantener la calma, pero con un brillo de molestia en los ojos. "Yuna, por favor, cálmate. No podemos acusar a los nuevos vecinos sin saber bien lo que pasó. Quizás fue un accidente".
"¿Accidente?", Yuna sentía las lágrimas de frustración empezar a nublarle la vista. "¡Fue un desastre premeditado de indiferencia! ¡Mi cuadro, mamá! ¡Mi cuadro!"
Yuna se encerró en su habitación, dejando el lienzo chorreando en el pasillo, un charco de pintura y agua formándose a sus pies. Se tiró en la cama, enterrando la cabeza en la almohada, sintiendo una mezcla de furia, impotencia y tristeza. Su padre recogió el lienzo, observando el daño con una expresión de profunda preocupación.
Min-Ji", dijo Seung-Ho en voz baja a su esposa, "el cuadro está realmente arruinado. Sé lo importante que era para ella".
Min-Ji miró el lienzo, su expresión se suavizó un poco, pero rápidamente recuperó su dureza. Pensó en el incidente, en la cena de mañana, y en la reputación familiar. "Aún así, Yuna no debió irrumpir en su casa de esa manera. Esto es... (Suspira) Complicado. Necesitamos manejar esto con tacto".
Yuna se despertó con los ojos hinchados. Intentó ignorar el desastre de ayer, pero la imagen del lienzo arruinado y la fría mirada de Jae-Hyun se repetían en su mente. Su teléfono vibró con mensajes de sus amigas.
Chat de Amigas:
Aera: ¡¿YUNA QUÉ PASÓ AYER?! ¡Me contaron tus padres! ¡¿Estás bien?!
Hae-Won: ¡Tus padres me hablaron! ¿Ese bastardo te hizo algo? ¡Dime dónde está para ir a darle su merecido!
Yuna: (Escribiendo con los pulgares) Estoy bien. No me hizo nada, solo... arruinó mi vida. Y mi proyecto.
Aera: ¡Eso es inaceptable! Tienes que hacer algo.
Hae-Won: ¡Lo vas a ver hoy en la cena, cierto? ¡Tendrás tu venganza!
Yuna se levantó de la cama con una mezcla de agotamiento y determinación. Se duchó, vistió su ropa habitual (un suéter grande, jeans y sus lentes ligeramente empañados) y preparó su mochila para la universidad. No importaba lo que hubiera pasado, no podía faltar. No por "él".
Al salir de su apartamento, Yuna se encontró con la puerta del apartamento de al lado entreabierta. Sintió un escalofrío y se apresuró a llamar el ascensor. Justo cuando las puertas se estaban cerrando, una mano larga y delgada se interpuso, y Jae-Hyun entró. Vestía un traje de calle impecable y llevaba una mochila. El pequeño espacio del ascensor se llenó de una tensión palpable.
Yuna desvió la mirada hacia los números del piso, apretando los puños. Podía sentir la presencia de Jae-Hyun a su lado, tan silencioso como imponente. El aire parecía denso, cargado de los ecos del grito de la noche anterior.
De repente, justo cuando el ascensor estaba a punto de cerrar sus puertas en otro piso, estas se abrieron y una chica apareció. Era Ji-Hye, una compañera de clase de Yuna de la universidad, que también vivía en el edificio. Ji-Hye las miró a ambos con una sonrisa de curiosidad.
"¡Yuna! ¡Hola! ¡Qué casualidad!", exclamó Ji-Hye, su voz un poco demasiado alta para el pequeño espacio. Entró al ascensor, sin darse cuenta de la densa atmósfera que reinaba entre ellos, o quizás pretendiéndolo. Sus ojos se detuvieron en Yuna, y luego en Jae-Hyun, antes de volver a Yuna con una expresión pícara. "Oye, ¿estás bien? Anoche escuché... bueno, hubo bastante ruido. ¿Te pasó algo?"
Yuna sintió el rubor subirle al rostro. Lanzó una mirada furiosa a Jae-Hyun, que permanecía inmutable, su rostro una máscara de indiferencia, aunque un leve parpadeo en sus ojos traicionó que estaba escuchando atentamente.
"¿Ruido? ¿Yo? ¡No, para nada!", tartamudeó Yuna, forzando una sonrisa a Ji-Hye. "Solo... se me cayó algo grande. Un accidente".
Ji-Hye no parecía convencida. "Ah, ya veo. Sonó como... ¡ay! ¡Lo siento! Soy muy chismosa. Bueno, ¿vas a la universidad? ¡Podemos ir juntas!"
Yuna asintió rápidamente, agradecida por el cambio de tema, y Ji-Hye empezó a hablar sobre un examen próximo. Yuna intentó concentrarse en la conversación de Ji-Hye, pero cada segundo en el ascensor junto a Jae-Hyun era una tortura. Finalmente, las puertas se abrieron en la planta baja y salieron, dejando a Jae-Hyun solo en el ascensor.
Yuna no se atrevió a mirar atrás.
Yuna aún arrastraba la resaca emocional del incidente de la pintura y el incómodo encuentro en el ascensor. En clase de arte, intentó concentrarse, pero su mente no podía apartarse del lienzo arruinado.
Su profesor de arte, el Profesor Kim, un hombre de expresión amable y siempre con una bufanda colorida, se acercó a ella. "Yuna, ¿cómo va tu pieza para la exposición de fin de semestre?", preguntó, su tono denotaba una preocupación genuina. "Sé que es un proyecto ambicioso y es vital para tu beca."
"Profesor", respondió Yuna, con un nudo en la garganta y sintiendo la presión. "Tuve... un problema. Un accidente. Creo que no podré presentarlo".
El Profesor Kim frunció el ceño, su expresión ahora seria. "¿Un problema? Yuna, sabes lo importante que es esto. Si es grave, necesito saberlo. Tu beca... y tu reputación en la facultad están en juego".
Yuna suspiró, sintiendo el peso de las consecuencias. "Lo sé, profesor. Daré lo mejor de mí para resolverlo. Dame unos días más, por favor."