Acróstico

Cap 4: Admirador secreto

Miré para todos lados a ver si había un indicio de quién había dejado esa notita con las galletas. Emma cerró el locker, me miró y luego a las galletas en mi mano.

—Ahhhh, ¿quién te dejó esto? —dijo emocionada.

—Ehh, no sé —dije extrañada.

—¿No dejó nota? ¿Nada? —me miró Emma.

—Sí, dejó esto —le mostré la nota.

—Ayy, es muy tierno —dijo feliz—. Lástima, no dejó pista de quién puede llegar a ser —hizo puchero.

—¿De qué hablan? —dijo Olí cerrando su locker.

—Pheebs tiene un admirador secretooo —dijo por poco cantando.

—¿Wow, en serio? ¿Qué te dejó? ¿Hay notita? —me atosigó con preguntas.

—Sí, me dejó unas galletas y sí, sí hay nota —dije respondiendo cada una de sus preguntas.

—Ayy, de seguro esta persona escuchó que no desayunaste —dijo Olí.

—¡Siii! Entonces ya tenemos una pista: es del curso —dijo Emma mientras caminábamos al buffet.

—O tiene algún espía en nuestro curso que le pasa las novedades de Phoebe —dijo Olí.

—Sí, también eso —dijo Emma viendo que su panorama de búsqueda se volvió a agrandar.

—Chicas, eso es lo menos importante —dije—. ¿Qué hago? ¿Me las como? —dudé.

—¡Obvio que síii! —dijo emocionada—. Conoce tus gustos esta persona anónima, son galletas con chispas de chocolate blanco —dijo Emma más emocionada.

—¡Sii! Emma tiene razón, sabe que no te gustan las chispas de chocolate negro en las galletas —dijo Olí feliz.

Llegamos a la mesa que nos estaba guardando Alan.

—Heyy, ¿por qué tardaron tanto? —dijo Alan mientras nos saludaba.

—Nada importante —dije—. Vamos a comer, no doy más del hambre —me toqué la panza.

—Sí, vamos —dijo Emma.

Cada uno buscó su comida y fue a sentarse. Cuando nos sentamos, dejé las galletas en la mesa y Alan me dijo:

—¿Te compraste unas galletas? —dijo mirando la bolsa.

—No se las compró —saltó Olí—. ¡SE LAS REGALÓ SU ADMIRADOR! —dijo en un tono burlesco mientras se reía.

—¿Cómo que un admirador? —dijo Alan dejando de comer para luego mirarme—. ¿Viste quién fue?

—Sí, un admirador. Abrí el locker y ahí estaban —dije levantando los hombros—. Y no, no vi a nadie —seguí comiendo.

—Ahh, okey —dijo Alan para volver a comer.

Antes de que pudiera dar un segundo bocado, dijo:

—Y... ¿te las vas a comer? —dijo serio.

—Sí, no veo por qué no —dije sin importancia.

—Aparte son sus favoritas —dijo Emma agarrándome el hombro y viendo a Alan.

Seguimos comiendo y charlando de quién podría haber sido el admirador secreto, pero no logramos achicar mucho el panorama, solo descartamos a unos cuatro. Pero bueno, son cosas x, creo yo.

Tocó el timbre que nos indicaba el fin del receso, y ahora nos tocaban clases diferentes con Alan. Él se iba con una profesora que no sé cómo se llama y yo tenía con el profesor Lascero. Tener a ese profesor era como tener a un comediante en clase: siempre traía algo con lo que volver una clase aburrida en una forma súper entretenida de aprender historia. ¿Quién iba a decir que alguien iba a poder hacer bromas y chistes con que Colón descubrió América? En fin, a mí nunca me gustó esa materia hasta que lo tuve de profe a él.

Ya estábamos llegando a clase, entré y me dirigí a mi asiento. Cuando me senté, vi una nota que decía:

"¿te gustaron las galletas, linda?"

—¿Qué lees, Pheebs? —dijo Emma dándome la espalda—. ¡NO ME DIGAS QUE OTRA CARTA DE TU ADMIRADOR! —se giró rápido.

—Sí —dije enseñándosela.

En ese momento entró Vicent y, cuando pasó por al lado mío, dijo:

—Ayy, la nerd tiene un admirador —fingió emoción.

—Callate, tonto —dije sin mirarlo.

Él siguió su camino y en eso llegó Olí.

—¿No me digas que otra notita de tu admirador? —me golpeó el hombro con el suyo.

—Sí —dije sonriendo.

—¡Buen día, chicuelos! —dijo el profesor—. ¿Cómo andan? Miren lo que traje hoy —sacó de su mochila una careta y un sable de juguete.

Eso podría significar tantas cosas y locuras... La clase del profesor salió genial. Invitó a Vicent a ponerse la máscara y el profesor usó el sable. Fingió matar a Vicent atravesándolo con el sable. Fue muy bueno, Vicent debería ser actor, se tiró al piso duro como si nada.

Terminé de preparar mis cosas y salimos con Emma y Olí de clases. Íbamos caminando a la salida cuando me detuvo un:

—¡NERD! —sentí por detrás.

Ya sabía quién era, pero fingí que no lo escuché.

—¡NERD! —volví a escuchar.

—Te hablan —me susurró Emma.

—Ya lo sé —dije.




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