Acróstico

Cap 5: Me caes mal

Lo miré extrañada, pero decidí creerle. Mucha gente lo toma con azúcar. Le di un sorbo al café y me dirigí a la mesa para poder empezar con el trabajo.

—¡VICENT, APURATE! —grité desde el comedor.

—¡YA VOY, NERD! —dijo desde la cocina.

Dios, no quería que se tardara más. Todavía nos quedaba mucho que hacer.

—aquí estoy, nerd —dijo entrando con un plato con galletas—. ¿Te gustan las galletas, cierto?

—Sí, obvio. ¿A quién no? —dije mientras lo miraba—. Lo único que no me gustan son las chispas de chocolate negro en las galletas —dije mientras agarraba una galleta.

—Menos mal que no les puse chispas entonces —dijo mientras repetía mi acción.

—Dejemos de perder tanto el tiempo y hagamos el trabajo —dije sacando mis cosas—. Aparte quiero irme ya —dije.

—Auch... ¿no quieres estar conmigo? —dijo fingiendo dolor y tocándose el corazón—. Créeme que es mutuo, yo también quiero que te vayas —dijo para luego reír.

—Te recuerdo que no me caes bien, Vicent —dije revoleando los ojos—. Aparte, no te hagas el del sentimiento. Es mutuo. Bien que te pusiste pálido cuando me quemé con el café —dije con una sonrisa victoriosa.

—No te emociones, nerd —dijo revoleando los ojos—. Si algo te pasa es culpa mía, estás en mi casa —dijo en un tono como si yo tuviera 10 años.

Ash, lo odio.

—Vicent, hagamos las preguntas ya, por favor —lo miré.

—Está bien —dijo él.

Apenas leí las preguntas me quería morir. No podían ser tantas. Si bien eran las mismas que los otros chicos, teníamos cinco más, que eran súper extensas y tenían que ser completas. Con Vicent las empezamos a hacer, y había unas que nos tuvieron tranquilamente 30 minutos en resolverlas. Nos faltaban por resolver las extras, pero ya estaba oscureciendo y no podía volver tan tarde a mi casa. Yo creo que Vicent notó eso porque dijo:

—Nerd, dejemos hasta aquí —me miró y cerró la carpeta—. Se está haciendo tarde —dijo sacándome la lapicera de la mano.

—Sí, es verdad —dije sacándole mi lapicera de la mano—. Ya quedan pocos buses pasando. Si se me llega a pasar, no tendré cómo volverme —dije mientras lo miraba intentando darle pena.

—Sí, ajá, eso —me miró—. Tocará volverse caminando —se giró—. Iré a buscar tu uniforme —dijo para luego irse.

—Ushh, por eso me cae mal —dije luego de que salió del comedor.

—¡TE ESCUCHÉ! —se sintió desde la otra habitación.

—¡ESA ERA LA IDEA! —le contesté.

Chat con papi

Papi, estoy saliendo de casa de un compañero. Voy para allá.

—¿Le escribes a tu papi? —dijo él con total confianza.

—Quete —le dije para luego guardar el teléfono.

—¿Quete? —me miró.

—Qué te importa —dije aguantándome la risa.

—Con que andamos en esas —dijo mientras se acercaba.

—Sí —lo miré mientras me paraba de la silla y me alejaba de él.

Se empezó a acercar más y más hasta que... le empezó a sonar el teléfono.

—Hola —dijo él—. ¿Qué? —me miró—. No, no puede. Chau —para luego colgar.

Lo miré. No pensaba preguntarle quién le llamó. Me iba a aplicar la de "quete".

—¿No vas a preguntar? —me miró.

—No —le dije.

—¿Quieres saber? —me preguntó.

—Mmm, no —dudé—. Bueno, sí, pero solo porque me miraste —le dije.

—Era mi mamá —miró el teléfono—. Me dijo que te invitara a comer —me miró—. Obviamente le dije que no. Mi mamá es muy buena cocinera para compartirlo contigo —dijo haciendo una mueca de desagrado.

—Menos mal que dijiste que no, porque no te aguanto más —dije mientras agarraba mi mochila—. Chau, me voy, el último bus está por pasar —me dirigí a la entrada.

—¡POR FIN TE VAS! —celebró mientras me acompañaba a la puerta.

—Adiós, insoportable —le dije sin mirarlo.

—Bye, nerd —dijo desde la puerta.

Me puse los auriculares para caminar hasta la parada del bus. Empecé a sentir que me seguían, así que apuré el paso y recé para llegar a la parada y que el bus esté por pasar. Cuando llegué, sentí que se había frenado detrás mío. No quería voltearme. Me quise alejar y sentí cómo me agarraban del hombro.

—¡AHHHHH! —grité mientras me alejaba—. ¡No me hagas nada! —dije asustada.

—¡AHHHH! —gritó al mismo tiempo que yo—. Phoebe, soy Alan. No te voy a hacer nada —dijo mientras se me volvía a acercar.

—¡PERO, SOS TONTO! ¿CÓMO ME VAS A ASUSTAR ASÍ? PENSÉ QUE ME QUERÍAS HACER ALGO —dije mientras me agarraba el pecho y cerraba los ojos.

—Perdón, no fue mi intención. Te estaba llamando pero no me escuchaste —me respondió Alan—. ¿Qué hacés por aquí? —me preguntó.

—¿Tú qué haces por aquí? —le devolví la pregunta—. Yo vengo de casa de Vicent —dije para luego sacarme los auriculares.




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