Chat grupal "SIN ALAN"
*Creaste el grupo "SIN ALAN"*
*Añadiste a Emma y Oli*
"¿POR QUÉ NO ME AVISAN QUE ESTABA ALAN EN ESE GRUPO?!"
"Con qué cara lo veré más tarde 😩"
"Pheebs, tampoco me acordaba." (Emma)
"Hasta que vi que uno de los mensajes era de él." (Emma)
"Yo igual." (Olivia)
"Apenas lo vi, te avisé." (Olivia)
"Chicas, qué vergüenza."
"Es que me confundí, no sabía que estaba."
"Por favor, que alguna le cambie el nombre."
{Respondió tu mensaje}
"Con la misma cara hermosa de siempre." (Olivia)
"Estás hermosa, ve, prepárate que llegarás tarde." (Emma)
"Oki, gracias chicas."
Dios, qué vergüenza, cómo voy a olvidarme por completo de que él estaba en ese grupo. Eran recién las 14 hs, no sé a qué hora me iba a pasar a buscar, no me lo dijo. Me quedé vestida, ya que ese iba a ser el que iba a usar. Decidí peinarme de media cola y arreglarme un poco la cara, que era un desastre. ¿Cómo irá el vestido? ¿A dónde iremos? Parece ser que lo invoqué porque me llegó un mensaje de él.
Chat con Alan Sinclair
"Pheebs, a las 15 te paso a buscar, ¿te parece?"
"Okii, me parece bien."
Faltaba una hora para que me viniera a buscar, así que decidí apurarme. En lo que me quedaba de pelo decidí plancharme un poco, ya que estaba medio inflado. Luego de que terminé, faltaban 10 minutos para que Alan llegara. Salí de mi habitación y me dirigí a la cocina a tomar algo. Me encontré con mi mamá en la cocina, lavando los platos del almuerzo.
-Hola, mami -la abracé por detrás.
-Hola, terremoto -se secó las manos y me abrazó-. ¿Cómo la pasaste anoche? ¿Estuvo lindo? -me guió hacia la mesa para que le cuente.
-La pasé hermoso, má. Te contaré todo con detalle cuando vuelva, ahora en un ratito me voy -le sonreí.
-¿A dónde vas? -soltó curiosa.
-A una cita -quise desviar la atención.
-Ay, qué lindo, hija -se emocionó-. ¿Con quién? ¿Con Vicent? -curioseó un poco.
-Ugh, no, má, qué asco -fingí una arcada-. Nunca saldría con él ni aunque me paguen -fruncí el ceño.
-Perdón, hija, pensé que era él por lo que me había dicho tu papá -su tono era arrepentido.
-Ashh, ya le he dicho a papá que solo me junto con Vicent por el maldito trabajo práctico -bufé.
-Bueno, terremoto, se lo recordaré -me consoló-. Ahora sí, ¿dime con quién es? ¿Esa chaqueta es de tu enamorado? -movió los hombros mientras reía.
-Es con Alan. Anoc... -fui interrumpida por el timbre-. Ahí llegó, debe ser él. Luego te cuento -me paré y fui a la puerta.
Antes de abrirle, me giré y saludé a mi mamá. Le di un abrazo y me despedí. Cuando salí, él estaba en una llamada, dándole la espalda a la puerta de mi casa. Me acerqué silenciosamente. Sentí que discutía con alguien. Le toqué el hombro y se dio vuelta asustado; se quedó callado, mirándome de arriba a abajo.
-Luego te llamo -soltó casi en silencio y bajó el teléfono-. Estás muy hermosa, más de lo que me imaginé -suspiró.
No pude evitar ruborizarme y mirar para otro lado. Lo volví a ver y le dediqué una sonrisa.
-Graci... gracias -titubeé-. Tú también estás muy hermoso -lo miré de arriba a abajo e íbamos combinados-. Igual, tú ya me habías visto en la foto -miré para abajo por la vergüenza.
-Pero en persona eres más bonita, y esa chaqueta te queda genial -me agarró la mano y me hizo girar-. Toma, esto es para ti -me dio un hermoso ramo de flores.
Agarré el ramo, tenía un riquísimo aroma.
-Gracias por estas hermosas flores -las volví a oler-. Bueno, ¿a dónde iremos? -le pregunté.
-Tú tranquila, ya tengo todo resuelto -rió-. Tengo una reservación en el restaurante Éclat a las 15:30 -estiró su mano.
-¿A las 15:30? ¡Alan, son las 15:08 y en bus son 27 minutos! -lo agarré de la mano y empecé a correr a la parada-. ¡Vamos, apurate! -lo apuré.
-Pheebs -me detuvo.
-¿Por qué te detenés? -me giré.
-Te invité a una cita, ¿pensás que te haría irte en bus? -su mirada era suave-. Mirá más adelante, ¿lo ves? Ese es nuestro transporte -señaló un auto blanco que estaba a unos cuantos metros de nosotros.
-Wow, en serio no sabía que tenías auto -volví a verlo.
-Ven, vamos -me agarró de la mano y me llevó hasta el auto-. Súbete, Pheebs -abrió la puerta del lado del acompañante.
Me subí al auto y le agradecí. Él se fue del otro lado, se subió y nos pusimos en marcha al restaurante. En el camino, él iba muy nervioso, y se le notaba. Le extendí mi mano, la cual él aceptó al segundo, y estuvimos así unos minutos hasta que él me soltó y puso sus dos manos al volante.
Editado: 20.09.2025