Acróstico

Cap 14: Un partido y una promesa ¿rota?

Llegó el día del partido. Alan juega como delantero y es subcapitán. Y el capitán… es Vicent. Es insoportable, se lo recalca cada que puede y se burla, pero que diga lo que quiera, para mí Alan juega mejor.

Estaba esperando a que lleguen las chicas y vi a Emma a lo lejos, le hice seña para que me viera, pero vino Vicent, a quien no llamé.

—Espero que festejes cada gol que haga —
¿Que se cree? ¿Que lo vine a ver a él?

—Ya quisieras que festeje tus goles —solté una carcajada—. Para eso ya está tu novia, que por cierto, nunca la he visto —fingí buscar.

—De seguro se la inventó —llegó Alan y me agarró de la cintura. Parecía ser que a Vicent no le gustó lo que vio, se le borró la sonrisa.

—Sí, seguro —saqué su mano de mi cintura. Ya le había dicho que me molestaba que hiciera eso, solo para molestar a Vicent.

—Ya te dije, mi novia está de viaje. Cuando vuelva le diré que estás ansiosa por conocerla —alzó la cabeza.

Alan solo rió y Vicent lo miró mal. A mí me sonrió forzadamente. No hay nada que me moleste más que estos dos utilizándome para molestarse.

—Pheebs, ¿ya le dijiste a tu noviecito que vamos a seguir trabajando juntos? —sonrió orgulloso al ver mi cara. No le había dicho nada a Alan. Yo había pensado decírselo después del partido, así no jugaba enojado. Pero ahora, gracias a Vicent, iba a tener que explicarle.

—Sí, ya me dijo —le sonrió Alan. ¿Qué estaba haciendo? Yo no le había dicho nada. Vicent se dio media vuelta y se fue. Alan se alejó de mí y me miró.

—Me dijiste que no volverías a trabajar con él —me reclamó.

—Perdón, mi vida, no quería, pero la profesora dijo que tenemos que rehacer el trabajo —le agarré la mano.

—Pero no me dijiste… ¿desde cuándo sabías? —fijó su mirada en mí.

—Desde ese día en la fuente, después de la llamada —bajé la mirada.

—Era él quien te llamó —apretó el puño.

—Perdón, corazón, pero no te dije porque no quería que estuvieras enojado durante el partido… pero él lo arruinó —suspiré.

—Está bien, amor, ya está, ya lo sé —me agarró las dos manos—. Perdón por agarrarte con esa intención, pero me molesta que se quiera pasar de vivo —me acarició las manos.

—Está bien. No te olvides que me gustás vos, no él —solté sus manos y agarré su cara—. Ve, que el partido está por comenzar —lo besé.

—Bueno, amor, me voy. Te amo —me dio otro beso y se fue.

—¡SUERTE! —grité.

Me giré y vi a las chicas llegar.

—Hola, amores —les sonreí.

—¿Qué fue eso? —Emma señaló donde había sido la escena.

—Nada fuera de lo común. Alan y Vicent peleando y yo en el medio, como siempre —dejé caer mi cabeza hacia atrás.

—Fuerza, amiga —Oli movió sus puños.

Antes de que empezara el partido, nos pusimos a hablar de lo difícil que fue llegar por todo el lío que había en la calle y aquí adentro. También de lo que me dijo Alan en la plaza, y que voy a tener que seguir trabajando con Vicent. Emma y Oli fueron a comprar algo para beber; yo ya había comprado algo para comer.

—Regresaron justo a tiempo —les hice lugar al lado mío.

—Sí, es que estaba lleno —se quejó Oli.

—Shhh, miren, ya empezó —Emma nos calló.

En el partido había una tensión muy notable e incómoda entre el capitán y el subcapitán. Nuestro equipo metió el primer gol y todos festejamos. Vicent corrió del arco y señaló para la grada donde estábamos, solo para que Alan lo viera. Alan vio eso y se le notaba el enojo desde acá. Después de unos minutos más, Vicent volvió a meter otro gol. Esta vez no señaló: hizo un corazón con las manos. A Alan ya le salía humo por las orejas. Detesto que le guste provocar. Es súper molesto. Lo odio.

El primer tiempo terminó y los dos equipos se metieron al vestuario.

Con las chicas aprovechamos para ir al baño. Primero fue Oli, luego Emma y yo. No podíamos irnos todas porque nos iban a ocupar el lugar. Cuando bajamos con Emma, no había mucha cola para el baño, así que fue rápido. Cuando salimos, me choqué con alguien.

—Perdón, no te vi —miré a ver quién era—. Ah, eras vos... ningún perdón —me quise ir, pero me detuvo.

—¿Festejaste mis goles? —me guiñó un ojo.

—Espero que tu novia esté acá y vea cómo te comportás —me acerqué a él.

—Estás obsesionada con mi novia —alzó una ceja.

—No, pero vos sí con el mío. Pareciera que te gusta él, tanto que lo molestás —me solté de su agarre y me fui.

—Amiga, ¿por qué lo tratás tan mal? —Emma entrelazó nuestros brazos mientras íbamos de vuelta a nuestro lugar.

—Es que me enerva que siempre quiera provocar, molestar, joder —empecé a decir todos los sinónimos posibles—. ¡Lo odio!—

Olivia nos vio llegar.

—No pienso ni preguntar, es obvio que se encontraron con Vicent.—

—¡¿Ves?! ¡Hasta ella lo ve! —me exalté.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.