Activo Intangible

Capitulo 4. ACTIVO INTANGIBLE

Encontre a mi chica

​La primera semana en Seúl se sintió como un torbellino de emociones y decisiones. El día después de mi llegada, un camión de mudanzas de la empresa apareció en mi puerta. No fue solo un camión; fue un convoy de hombres uniformados que se encargaron de descargar y colocar todas mis pertenencias en los lugares correctos. No tuve que levantar un solo dedo. De repente, mi casa, que hasta el día anterior era un espacio vacío y elegante, se llenó de mis recuerdos. Se sentía como si nunca me hubiera ido.

​A la mañana siguiente, me encargué del papeleo. Fui al lugar que me indicaron para el examen de conducir. Era un proceso sencillo, la teoría la sabía de memoria, y la práctica... bueno, con una Kawasaki Ninja H2R como compañera de ruta, un examen de manejo básico parecía una broma de mal gusto. Conseguí la puntuación máxima. Era oficial: ahora tenía una licencia de conducir coreana.

​Con la licencia en mano, fui a comprar un coche. Elegí un BMW moderno y elegante. Me encantó la sensación de tener un coche de nuevo y conducir por las calles de la ciudad. El fin de semana fue mi momento de felicidad. Me dediqué a investigar dónde comprar mi nueva moto. Cuando encontré la Kawasaki Ninja H2R de mis sueños, la compré de inmediato. La guardé en mi garaje, con la certeza de que tendría a mi lado una de las cosas más importantes para mí.

​El resto de la semana, salí con Do-hee y su novio, Min-joon. Hicimos turismo, comimos comida deliciosa y nos pusimos al día con nuestras vidas. Una noche fuimos a cenar a un restaurante. El lugar era ruidoso, acogedor, y la risa llenaba el aire.

​—Aurora, me alegra mucho que estés aquí —dijo Do-hee, mirándome con una sonrisa radiante.

​—Y a mí. No sabes lo bien que se siente tener a mi mejor amiga de vuelta. Y también me gusta que hayas encontrado a alguien tan bueno —le dije, dándole una mirada a Min-joon, quien sonrió tímidamente.

​—¿Verdad que sí? Es un amor —dijo Do-hee.

​—Oye, Aurora —dijo Min-joon, mirándome con una sonrisa—, te veo tan bien, tan segura. Quiero presentarte a uno de mis mejores amigos. Es un tipo muy guapo, inteligente... creo que harían una pareja perfecta.

​Do-hee y yo nos miramos. Una risa silenciosa estalló entre nosotras. Una risa que Min-joon no entendió.

​—¿Qué? ¿Por qué se ríen? —preguntó Min-joon, confundido.

​Aurora y Do-hee rieron aún más fuerte.

​—No es nada, Min-joon —dijo Do-hee, secándose una lágrima de risa.

​—Es que... mi querido Min-joon, no estoy en Corea para buscar un novio —dije con un tono dramático, ganándome otra risa de mi amiga.

​—Pero... ¿por qué? —preguntó él, perplejo.

​—Porque solo tengo a un hombre en mente —dije, y mi voz se volvió seria, casi soñadora. Mis ojos se dirigieron a Do-hee, que se reía, y ella me entendió al instante.

​—¡Oh, no! ¡Aquí vamos! —dijo Do-hee, riendo.

​—¿Quién es ese hombre? —preguntó Min-joon, ansioso por saber.

​—Mi amor, solo hay un hombre en Corea que me interesa, y no, no es un amigo tuyo —dije, con una sonrisa en mi rostro.

​—¿Quién? —preguntó Min-joon, con un tono de curiosidad.

​—Rowoon —dije, con un suspiro de puro placer.

​Min-joon se quedó mudo. No era la respuesta que esperaba. Do-hee no podía parar de reír.

​—¿Rowoon? ¿El actor? —preguntó Min-joon, incrédulo.

​—Sí, Rowoon. Ese hombre delicioso será mi novio. Y no quiero que me presentes a nadie más. En este momento, solo tengo a Rowoon en mi mente.

​Min-joon se quedó callado. Se sirvió un trago y bebió.

​—Pero... ¿cómo? Él es un actor, no puedes...

​—Lo sé —dije, interrumpiéndolo. "Eso es lo que hace que no me interese ninguna cita a ciegas", pensé.

​Min-joon dejó el tema. Pero la noche continuó con la risa y las conversaciones divertidas. Me sentí como en casa, como si nunca me hubiera ido. La semana se fue volando.

​El Primer Día

​El sonido de la alarma me sacó de un profundo sueño. Era lunes. Mi primer día de trabajo. Me senté en la cama, miré a mi alrededor, y una sonrisa se dibujó en mi rostro. La luz del sol que se colaba por la ventana me dio la energía que necesitaba. Me levanté y miré mi cama, ya arreglada con un juego de sábanas que traje conmigo.

​Me duché, me lavé el pelo y me puse un atuendo súper lindo y moderno. Elegí unos pantalones largos que se ajustaban perfectamente a mi figura, una blusa de seda blanca y un blazer negro. Me puse unos aretes pequeños y elegantes, y me apliqué un maquillaje súper leve. Un toque de mi perfume floral sutil fue la cereza del pastel. Me miré al espejo, sonreí y me sentí lista. Tomé mi cartera y salí de la casa.

​Antes de salir, miré mi teléfono. Un mensaje de Do-hee me hizo sonreír aún más. "¡Te deseo suerte, amiga! ¡Sé que lo harás increíble! Me siento muy feliz de tenerte conmigo en Corea." Su mensaje me dio la confianza que necesitaba.

​Caminé por el garaje, y cuando pasé por el lado de la moto, la saludé con un beso. "Ahora somos dos en Corea", pensé. Me subí a mi BMW, puse la dirección de la empresa en el GPS y salí de casa. El viaje fue corto y me dio el tiempo perfecto para procesar lo que iba a pasar.

​Cuando llegué, un edificio gigante de cristal y acero se alzaba frente a mí. Me bajé del coche, con la cabeza en alto. Mis ojos se posaron en las puertas de la empresa, y una sonrisa de pura emoción se dibujó en mi rostro. Estaba lista para el nuevo capítulo de mi vida. Me quedé parada, ajena al ajetreo de todos los empleados que pasaban a mi lado, sin tener idea de quién era yo, pero mirándome por lo hermosa que era.



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En el texto hay: amor romance humor, llama gemela

Editado: 11.10.2025

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