Depende quién pregunté, ¡bobo!
El aire en la sala de juntas de la división de desarrollo era espeso, cargado de expectativa. El equipo completo, incluyendo a Kim Hyun-woo, Lee Min-jun, Choi Ji-woo, y el resto de los miembros, estaban sentados alrededor de la mesa, sus ojos fijos en la pizarra de cristal al frente. La atención, sin embargo, estaba centrada en una sola persona: Aurora, quien se había puesto de pie con una seguridad serena. El proyecto, algo que todos esperaban con ansias, iba a ser expuesto por su líder.
—El objetivo principal de esta primera fase no es solo optimizar los sistemas existentes, sino redefinir la interacción del usuario con la tecnología —comenzó Aurora, su voz calmada y clara. Hizo una pausa, mirando a cada uno de sus empleados a los ojos—. Para lograrlo, he analizado los datos y he llegado a una conclusión: nuestros algoritmos de aprendizaje de máquina necesitan una evolución.
Se escucharon murmullos de admiración. Ella sonrió, su voz está resonando en la sala.
—Tenemos que ir más allá. Propongo una arquitectura de sistemas escalables. Algo que nos permita integrar nuevos módulos de forma fluida, sin comprometer el rendimiento. Esto nos dará la flexibilidad para experimentar con nuevas interfaces de usuario y, finalmente, crear una experiencia de usuario que sea verdaderamente intuitiva y personalizada.
Hyun-woo, el subgerente, asintió, su rostro era de puro asombro.
—Nuestros datos de usuario son ricos, pero subutilizados. Con un modelo de inteligencia artificial mejorado, no solo anticiparemos las necesidades del usuario, sino que podremos sugerir soluciones antes de que los problemas ocurran —continuó Aurora.
Ji-woo susurró a su lado, en voz baja, casi para sí misma: "Es por eso que la buscaron".
Aurora continuó su presentación, detallando cada aspecto del plan, desde la implementación de protocolos de seguridad hasta la integración con las plataformas existentes. Habló con una pasión que era contagiosa, y sus ojos se posaron en cada persona, haciendo que cada uno se sintiera parte del proyecto.
Cuando terminó, un silencio se apoderó de la sala, que fue roto por un fuerte aplauso de todos los presentes.
—Su presentación fue excelente, jefa. Nos has dado una visión clara de lo que tenemos que hacer —dijo Hyun-woo, con una sonrisa en el rostro.
Aurora sonrió, satisfecha. Sabía que tenía el equipo perfecto para hacer que su visión se hiciera realidad. El camino sería largo, pero no tenía dudas de que el proyecto sería un éxito.
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El primer mes de Aurora en DaehanTech había sido una marea de información, desafíos y, para su sorpresa, una serie de encuentros muy peculiares. La gran oficina con paredes de cristal era su santuario, pero los pasillos y los ascensores se habían convertido en un campo de batalla de miradas y sonrisas fugaces con el vicepresidente, Tae-jun. No era casualidad. A veces, él aparecía en el pasillo justo cuando ella se dirigía a la cafetería, y un rápido saludo se intercambiaba. Otras, sus ojos se encontraban a través del cristal de su oficina, y un destello de algo que ella no podía descifrar pasaba por los ojos de él. Ella lo encontraba intrigante. Demasiado.
Una tarde, el cansancio del día se sentía en sus hombros. Los proyectos avanzaban a un ritmo vertiginoso, y las conversaciones con su equipo eran un torbellino de ideas. Ella se levantó de su asiento y se dirigió a los ascensores, deseando llegar a casa para poder relajarse. Se encontró con él, de nuevo.
—Hola, Vicepresidente Tae —saludó Aurora, con una sonrisa radiante.
Él se detuvo. Justo cuando las puertas del ascensor se iban a cerrar, una mano se interpuso, y un hombre de unos veintitantos, con un traje de oficina, entró al ascensor. Era de contabilidad.
—Hola, soy Kim Ji-hoon —dijo, con una sonrisa en el rostro—. ¿Eres nueva aquí?
—Sí, lo soy —respondió Aurora, amablemente.
El hombre se colocó al lado de ella, y de repente, el ascensor se sintió pequeño. Habló de su trabajo, de las cosas que le gustaba hacer en su tiempo libre, y luego, con una sonrisa de confianza, la invitó a salir.
—¿Quieres ir a cenar conmigo? —preguntó.
Aurora, con una sonrisa en sus labios, se rio ligeramente.
—Es una oferta muy amable —dijo, con una mirada a Tae-jun por el espejo—. Pero no puedo. Tengo novio, y es muy celoso, pero gracias por la oferta.
El rostro del hombre se puso rojo, y sus ojos se posaron en Tae-jun, que estaba de pie, observando todo. Muy serio, El hombre, avergonzado, carraspeó y, al llegar a su piso, salió del ascensor sin decir una palabra más.
Las puertas se cerraron, y el silencio se apoderó de ellos. Tae-jun, con una sonrisa en sus labios, se rió por lo bajo.
—Es una lástima que tengas novio, esto sin duda me pone las cosas dificiles.—dijo, con una voz suave, a espaldas de ella.
Aurora se rió, y se dio la vuelta, con una mirada desafiante.
-¿Porque eso te tendría que poner las cosas difíciles a ti?- dijo aurora muy intrigada ya.
-Por que le dijiste a ese pobre chico que tenías novio y era muy celoso, le acabas de romper el corazón.
—¡Ah, eso! Es depende de quién pregunte —dijo, con una sonrisa que la hacía ver aún más hermosa.
Las puertas del ascensor se abrieron, y ella salió, dejándolo pasmado. Justo antes de que las puertas se cerraran, Aurora escuchó una carcajada, una que venía de lo más profundo de su ser.
Editado: 11.10.2025