Capitulo. 22. ACTIVO INTANGIBLE

El dolor te hace más fuerte.

El mundo de Aurora regresó lentamente, no con el dolor punzante, sino con el suave pitido rítmico de un monitor. Lo primero que notó fue la ausencia del dolor punzante
. Lo segundo, el peso cálido y familiar de una mano entrelazada a la suya.

Abrió los ojos. Estaba en una sala privada, La habitación era lujosa, inundada por la suave luz de la luna que se colaba por las cortinas. Y allí, a su lado, sentado en una silla al lado de la xama, estaba Jeong Tae-jun. Su traje impecable de la noche anterior estaba arrugado, y su cabello, generalmente peinado con precisión militar, estaba ligeramente revuelto. Dormía profundamente, con la cabeza apoyada en la cama y la mano firmemente anclada a la de ella.

Una oleada de ternura la golpeó con tal fuerza que le llenó los ojos de lágrimas. Ver al todopoderoso Vicepresidente de Hielo reducido a un hombre agotado, durmiendo a su lado en un silla incómodo, era la prueba más grande de su amor. Él no la había dejado. Se había quedado, vigilándola.

Su ligero movimiento despertó a Tae-jun. Él se enderezó de golpe, con los ojos llenos de pánico al principio, que se transformó en un alivio palpable al verla despierta.

—Aurora —susurró, con la voz grave por el sueño y la emoción. Se inclinó y besó su frente con devoción—. Despertaste. Gracias a Dios.

Tae-jun levanto su mano, besando sus nudillos, incapaz de dejar de mirarla.

—¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo? —preguntó, su rostro reflejaba la ansiedad reprimida.

—Me siento.... Ya no hay dolor. Pero estoy confundida. ¿Qué pasó? —preguntó Aurora, su voz aún era débil.

Tae-jun le contó los eventos de la noche, desde el momento en que escuchó su voz por el teléfono hasta el veredicto del Dr. Kim. Le explicó la gravedad, cómo el cirujano les dijo que ella había estado a minutos de una complicación mayor.

—Me salvaste la vida, Tae-jun —dijo Aurora, y las lágrimas de la noche, las de agonía, fueron reemplazadas por lágrimas de gratitud.

-Aurora, la noche de anoche fue una prueba de fuego, pero a tu lado me di cuenta de la verdad más pura: mi sitio es contigo. Ver el dolor en tus ojos y correr hacia ti me demostró que no hay barrera ni distancia que no cruce por ti.

Gracias por ser tan valiente. Desde que te acosté en esa camilla de hospital y supe que estabas bien, mi corazón ha estado en un estado de paz que solo tú puedes darle.
Pasaste por un momento duro, pero quiero que lo sepas, profundamente: Siempre que me necesites, estaré para ti. No importa cómo ni cuándo. No solo correré a ti, sino que estaré aquí, a tu lado, cuidando tu sueño y tu recuperación. Te juro que si tuviera el poder de un dios, lo único que haría sería volver a esa noche y arrancar de raíz cualquier dolor, cualquier malestar, cualquier cosa que te haga daño. Si pudiera, te aislaría en una burbuja de felicidad eterna, donde las noches no existieran y las preocupaciones fueran solo una sombra. No tienes idea de lo que me duele verte así, y no poder cargar yo con tu dolor. Lo haría sin dudarlo. Por favor, solo descansa y recupérate. Que no quede ni rastro de lo que pasamos."

Verdaderamente ya no hay vuelta atrás, mi vida. Mi corazón, mi futuro y todo lo que soy te pertenece. Descansa tranquila. Soy tuyo, y estoy aquí. Te amo con un amor que ahora sé que lo puede todo."

- Tae- jun... amor, entiendo el inmenso amor que hay en cada palabra que escucho y me desarma la ternura con la que quieres protegerme. Pero mírame ahora: sí, me duele un poco la cicatriz, y sí, la noche fue terrible.

Pero la vida se trata precisamente de esto, de no tener una burbuja. Se trata de superar lo que nos lanza, de encontrar la luz después de una noche oscura. Y a veces, aunque suene irónico, necesitamos un poco de dolor para que nuestra fuerza crezca y se convierta en resiliencia. Si nunca sintiera el dolor, nunca sabría lo fuerte que soy, ni apreciaría lo que es despertar sin él. Y, sobre todo, no habría visto el verdadero héroe que tengo a mi lado. Gracias por tu amor y por correr a mi lado. Verte luchar conmigo es mi mayor consuelo y mi mayor prueba de que todo vale la pena. Ahora déjame sanar, que saldré de aquí más fuerte, y más enamorada."

— —replicó él, su voz se quebró ligeramente—. Cuando escuché tu llanto, sentí que todo mi mundo se caía. No podía hacer nada. Todo mi dinero, mi poder... y no podía quitarte el dolor. El terror que sentí fue la cosa más real que he experimentado. Nunca más me vuelvas a asustar así. Te amo, Aurora. No sé qué haría sin ti, ahora vuelve a dormir, yo estaré aquí cuando despiertes.

Cerca de media mañana, la puerta de la sala se abrió y entró la Señora Jeong, radiante a pesar de la hora, con una enorme cesta envuelta en papel de seda. Detrás de ella venía el Presidente Jeong, con un ramo de peonías blancas.

La Señora Jeong se acercó directamente a la cama, ignorando a su hijo por un momento.

—Mi querida niña. Mírate —dijo la madre de Tae-jun, con una calidez que envolvió a Aurora. Se sentó en el borde de la cama y tomó la mano libre de Aurora—. Aqui mi hijo ya nos puso al tanto de tu estado- dijo mirando por un momento a Tae-jun. -Asi que lo que tienes que hacer es recuperarte bien, estar tranquila, ¿Si?- sonrió a Aurora que estaba en una nube de felicidad.

El Presidente Jeong sonrió, dejando las flores. —Mi hijo ha elegido bien, ya eres de la familia y nosotros cuidamos a los nuestros, así que solo recupérate.

La Señora Jeong abrió la cesta. —Te traje esto. Es mi receta casera de papilla de arroz con abulón, es el desayuno de la familia Jeong para los convalecientes. Quiero que lo comas todo, está rico.-

Aurora se sintió abrumada. En lugar de ser interrogada por una familia de la alta sociedad, estaba siendo tratada con una calidez maternal.

—Muchas gracias, Señora. Es usted muy amable.

—Nada de Señora. Llámame Madre. Eres muestra nuera querida, lo que significa que ya eres mi hija—replicó ella, con una sonrisa amplia, sellando la aceptación de Aurora de la manera más dulce posible. Tae-jun miró a su padre, ambos compartiendo una mirada de triunfo. La prueba de fuego había sido superada con honores.