Capitulo 28. ACTIVO INTANGIBLE

Mi hijo es un pegajoso.

Habían pasado varios días desde la confesión de la "caja secreta", y la convalecencia de Aurora continuaba felizmente en el ático de Tae-jun. Ese día, para levantarle el ánimo y celebrar el fin del reposo estricto, la Señora Jeong se había ofrecido a llevarla de compras.

Estaban en una boutique de lujo en el distrito de Gangnam, inmersas en la elección de un nuevo conjunto, cuando una mujer, también vestida de manera impecable, se acercó a la Señora Jeong.

—¡Oh, Ji-eun! ¡Qué sorpresa! —exclamó la mujer, con una voz alta y penetrante. La saludó con una formalidad fría, pero sus ojos se posaron en Aurora con una mirada altanera y despectiva, ignorándola por completo.

La madre de Tae-jun saludó con cortesía, pero con una firmeza notable.

—Hola, señora Choi. Qué casualidad.

La señora Choi dirigió su atención a Jeong Ji-eun, señalando a Aurora con un gesto sutilmente condescendiente.

—¿Y esta joven tan hermosa, Quien es? —preguntó la señora Choi, su voz era un susurro, pero lo suficientemente alto para que Aurora lo escuchara claramente—. Dios mío. Los hijos de hoy en día, de verdad... no saben elegir. Dicen que uno tiene que corregirlos a esta edad. No me diga que está contenta con esto, una extranjera, por como la tomas de la mano creo entender que es ¿Tu Nuera?. ¡Esperaba más para el heredero de DaehanTech!

El rostro de Aurora expreso todo lo que estaba a punto de decirle a la señora pero la madre se Tae-jun dio un paso adelante, protegiendo sutilmente a Aurora. Su voz se mantuvo en un tono bajo y peligrosamente tranquilo, pero su mirada era de hielo puro, la que solo una Madre puede dirigir a alguien que amenaza a su cría.

—Señora Choi, déjeme aclararse algunas cosas. Ella es Aurora, la novia de mi hijo Tae-jun —afirmó Ji-eun con toda la calma del mundo—. Y yo no solo estoy contenta, sino que soy una madre privilegiada.

Ji-eun tomó el brazo de Aurora y sonrió a la señora Choi.

—Aurora es maravillosa. Es la mujer más brillante que he conocido, y con su inteligencia y corazón, sé que mi Tae-jun es y será inmensamente feliz. Yo me siento feliz de tenerla a mi lado. Sinceramente, las demás chicas que yo por error intenté emparejar a mi hijo, sin duda alguna, nunca pudieron ni podrán hacer feliz a mi hijo como lo hará mi querida nuera.

La señora Choi intentó responder, pero Ji-eun no le dio oportunidad. Miró a su amiga con una sonrisa perfectamente dulce.

—Con permiso, vamos de compras. Adiós, señora Choi.

Y acto seguido, sin esperar una réplica, tiró suavemente del brazo de Aurora y se dirigió a la caja

Aurora se mordió el labio con todas sus fuerzas, intentando mantener la compostura. El discurso de Jeong Ji-eun había sido una obra de arte... Cuando salieron de la tienda. Aurora explotó en una carcajada ruidosa y sincera, doblándose por la risa en medio del centro comercial.

Jeong Ji-eun se unió a ella, riendo con el mismo alivio.

—¡Oh, Dios mío, Madre! ¡Fue glorioso! ¡Nunca he visto algo tan elegante y brutal a la vez!

La madre de Tae-jun se secó una lágrima de la risa. —Ay, mi niña. Me siento tan bien. Hace mucho que quería decirle a esa odiosa algo así. Siempre está hablando de la perfección de su hija. Pero mira, ¡a mi hijo no le interesa la perfección, le interesa la verdad!

Las dos continuaron riendo y desahogándose mientras se dirigían a un elegante restaurante. Jeong Ji-eun se aseguró de que Aurora se sintiera totalmente querida y validada.

—No dejes que esa gente te afecte. Eres la persona más maravillosa que ha entrado en la vida de mi hijo. Y lo que Tae-jun piensa, y lo que piensa la familia, es lo único que importa.

Al cabo de una hora de charlas y risas, el mismísimo Tae-jun llegó al restaurante, entro con un grupo de cuatro personas con ese porte que volvía a poner nerviosa a Aurora.

Se acercó a la mesa, mirando de la sonrisa radiante de su madre a la sonrisa igualmente feliz de Aurora.

—Parece que mi madre te ha hecho más bien que diez días de reposo —dijo Tae-jun, su voz llena de calidez.

—Tu madre me ha dado un máster en modales de la alta sociedad. Y en cómo defender a su nuera. Y por cierto, ya me siento totalmente recuperada, ¿que haces aqui?—respondió Aurora, tomando la mano de Tae-jun.

Al ver la complicidad y el profundo afecto entre su madre y Aurora, Tae-jun sintió una ola de profunda felicidad. Sabía que su elección no solo había sido validada, sino que su madre se había convertido en la protectora más feroz de la mujer que amaba.
-Vine a una reunión de negocios, y me gusta almorzar aquí, así que aproveche.-

Jeong Ji-eun observó la interacción de su hijo, notando cómo él tomaba posesivamente la mano de Aurora. Una sonrisa burlona se dibujó en sus labios.

—Ay, Tae-jun —dijo la señora Jeong, sacudiendo la cabeza—. No seas tan pegajoso.

Tae-jun frunció ligeramente el ceño, divertido. —¿Pegajoso, Madre? Solo estoy saludando a mi novia y a mi madre y asegurándome de que esté bien después de que la arrastraste por todo Gangnam.

—Mentiras —replicó Ji-eun, con una risa dulce—. Llevas días sin separarte de ella en ese ático y ahora que tiene un poco de libertad, quieres atarla a tu brazo. Hijo, entiende: yo también quiero pasar tiempo con mi nuera. ¡Ella no es solo tuya!

Aurora soltó una carcajada, divertida por la imagen de Tae-jun siendo regañado por su madre.

—Ya ves, Tae-jun —bromeó Aurora, apretando su mano—. Deja de ser tan posesivo con tu tiempo. Me toca a mí pasar tiempo con mi suegra... perdón, ¡con mi Madre!

Tae-jun suspiró con resignación, pero una chispa de felicidad brillaba en sus ojos. Sabía que su madre estaba bromeando, pero también sabía que había aceptado a Aurora completamente.

—De acuerdo —cedió Tae-jun, levantando las manos en señal de derrota—. Pero solo porque sé que la vas a alimentar bien. Y Aurora, me llamas en cuanto llegues al ático.