Activo Intangible

Capitulo 38. ACTIVO INTANGIBLE

Iba ser fuerte por el hombre que ama.

Aurora se obligó a concentrarse. El dolor de cabeza era sordo y constante, pero su mente se puso a trabajar. Miró a su alrededor: el sótano era pequeño, con paredes de hormigón desnudo y telarañas, sin ventanas y solo una puerta de acceso, las paredes estaban vacías al igual que casi todo el espacio, solo había un pequeño sofá y una mesa de centro, paracia que se estaba quedando en este lugar, La luz entraba de una única bombilla amarillenta que parpadeaba. Estaba amarrada con cuerdas gruesas a una viga de soporte, junto a Seul-ki, que seguía desmayada. Buscó desesperadamente cualquier cosa: un clavo suelto, un trozo de vidrio, pero no había nada a su alcance. El secuestrador había sido meticuloso.
No tenía idea si ya era de noche, la había secuestrado a eso de las 4:30 si mal no recuerda, Pero luego se desmayo, y se despertó en este lugar, no sabe que tiempo estuvo inconsciente.

Unos minutos después, Seul-ki finalmente despertó. Al ver el entorno sombrío y frio, el miedo regresó a sus ojos. Luego se fijó en Aurora. Su rostro se descompuso y las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas. Sus ojos decían un claro: Lo siento. Aurora también lloró, lágrimas silenciosas de culpa y terror. Ambas juntaron sus cabezas en un gesto tierno y desesperado, un consuelo mudo en la oscuridad.

El sonido de la puerta abriéndose interrumpió su momento de consuelo. Era Baek-ho. No llevaba ni cinco minutos dentro cuando se acercó a ellas con una cámara. Les tomó una fotografía, capturando la escena de su vulnerabilidad, con la macabra intención de enviarla. Luego se acercó a Aurora, le quito la mordaza de la boca con un tirón brusco, y acto seguido hizo lo mismo con Seul-ki.

—¡Mal nacido! —gritó Seul-ki, su voz ronca por el miedo y la rabia.

Baek-ho ni se inmutó. Arrastró una silla de madera y se sentó frente a ellas, con una sonrisa enfermiza. Comenzó su discurso macabro. Les explicó con detalles precisos y perturbadores todo lo que iba a hacer a continuación, la tortura psicológica y física que planeaba infligir, "para demostrarle a ese imbécil que soy poderoso". Les dijo que les enviaría el vídeo a Tae-jun para que viera "todo lo que hice con la mujer que ama y su prima favorita".

—¿Por qué haces esto? —preguntó Aurora, forzando la calma, intentando entender la fuente de su locura.

Baek-ho se inclinó, el odio destilando de cada palabra. —¡Por él! ¡Por Tae-jun perdí todo! Después de que me despidieron, no volví a encontrar trabajo en ningún lugar, mi nombre estaba manchado. Terminé trabajando en un mugriento restaurante de comida rápida. ¡Perdí a mi prometida! ¡Lo perdí todo!

—¡Pero tú perdiste todo eso por ti mismo! —espetó Aurora, la valentía superando el miedo—. ¡Porque nunca debiste hacer cosas malas, Baek-ho!

Lleno de cólera, Baek-ho gritó: —¡No! ¡Tae-jun, mi amigo, debió apoyarme! ¡Y por darle la espalda a su amigo, pagará!

Seul-ki intervino, sus ojos llenos de fuego a pesar de las lágrimas. —¿Cómo iba a apoyarte si robaste a la empresa de su padre? ¡Tae-jun no podía apoyarte en esas circunstancias, siempre ha sido una persona justa, Pero tú violaste su confianza, no te preguntaste el ¿porque no fuiste a cárcel hace dos años?, eso fue lo justo que fue contigo que suplico a su padre no presentar cargos contra ti.

Eso fue la gota que colmó el vaso de la locura de Baek-ho. Perdió por completo los estribos. Les gritó a ambas que se callaran la boca y, acto seguido, tomó la silla donde estaba sentado y la estrelló violentamente contra la pared de hormigón. El estruendo resonó en el sótano, dejando a las dos mujeres temblando y silenciosas.

********

En la empresa, Tae-jun terminó su videoconferencia cuando recibió la llamada. Era el jefe de seguridad de Aurora.

—Vicepresidente, la Señorita no aparece. Hace veinte minutos dijo que iría al baño. Cuando revisé 15 minutos después, no la encontré. Ya eh buscado por toda la empresa y pregunté algún compañero y una chica me dijo que la señorita le comentó que salía un momento Pero que regresaba en breve.

Tae-jun no esperó a escuchar más. La sangre se le heló. Salió disparado hacia la oficina de Aurora. En efecto, ella no estaba. La llamó a su celular tres veces. No hubo respuesta.

Sin perder un segundo, encendió la aplicación de GPS que él y Aurora habían instalado en sus teléfonos y vehículos desde que empezaron las amenazas por precaución. El icono del coche de Aurora estaba a unas pocas cuadras de la empresa.

Tae-jun y sus guardaespaldas se dirigieron a toda velocidad al café. El auto de Aurora estaba aparcado fuera, y las llaves estaban en el contacto. Su bolsa, celular y todas sus pertenencias estaban en el asiento. Ella no se había ido por voluntad propia.

Un guardaespaldas, que había entrado al café, llamó a Tae-jun. Al entrar, Tae-jun vio que el hombre señalaba una pequeña, pero inconfundible, mancha de sangre en el suelo, junto a un pendiente de mujer que reconoció inmediatamente como de Aurora.

Tae-jun procedió a llamar al Detective Choi. Cuando el detective llegó, Tae-jun le explicó los últimos movimientos: la llamada de Seul-ki una hora antes, la salida abrupta de Aurora y la evidencia en el café.

—Necesitamos a Seul-ki —dijo Tae-jun—. La última llamada de Aurora fue de su prima, si Seúl-ki la llamo eso quiere decir que también estaba en peligro, se le helo la sangre, si estaba en peligro, eso explica el porque aurora salió sin protección y sin decir a nadie.

Tae-jun llamó al móvil de Seul-ki. No contestó, volvió a llamar y fue el mismo resultado.

—¡Detective, Baek-ho probablemente también secuestró a Seul-ki! —gritó Tae-jun.

Llamó a Seok-jin. —¡Urgente, ven aquí ahora! Te envío la dirección por mensaje.

Cuando Seok-jin llegó, Tae-jun le contó lo sucedido, la palidez de su amigo era un espejo de su propio terror. Luego, Tae-jun llamó a su padre, informándole de la doble tragedia.
********
Ya eran pasadas las 7 de la noche, y aún la policía no daba con el maldito de Baek-ho, debió dejar que se pudriera en la cárcel hace dos años, era su amigo y sabía que había echo algo malo Pero creía que no enviándolo a la carcel lo haría recapacitar sus errores, Pero de que le valió ser tan benevolente.
En ese momento su teléfono vibró con un mensaje.
Abrió la foto. La imagen era sombría: Aurora y Seul-ki, sentadas en el suelo de algún lugar cutre, con las piernas y los brazos atados detrás de ellas, amordazadas y cubiertas de polvo. El corazón de Tae-jun casi sale de su pecho.



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En el texto hay: amor romance humor, llama gemela

Editado: 09.11.2025

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