Acuérdate De Mi

11 besos

“Lo curioso de ese beso, que tú y yo nunca escribimos, es que no puedo borrarlo”

De Sobre el Amor y sus Efectos Secundarios, Morat.

 

Aquella noche, todo fue catastrófico. Habíamos tardado media hora literalmente para encender el coche que a regañadientes se disponía a andar, olvidamos los boletos, nos atrapó un embotellamiento, nos desviamos del camino, casi llegamos a perdernos.

En fin, nuestro primer segundo concierto empezaba a dejar de ser especial.

Sus labios habían estado pegados todo el viaje y cada que soltaba palabras destruía un poco más la última esperanza. Habíamos intentando por todos los medios presenciar ese bendito concierto y casi a punto de lograrlo el coche había decidido no continuar. Sonaba imposible, pero todavía guardaba algo de ilusión y sabía que una hora podía ser suficiente para que ocurriera un milagro. Teníamos los boletos en mano y por delante un resto bastante largo de viaje. Lo miré, cansada de su enojo y le sonreí por última vez escondiendo toda frustración.

—¿Corremos? —bromeé.

Sus labios se arquearon en lo que parecía una sonrisa y volvieron a la posición inicial con un poco más de fastidio, mirando la nada en un punto infinito del volante.

Salí del coche, mucho más molesta y comencé a caminar.

—¿A dónde vas? —escuché detrás.

—No pienso perderme ese concierto y si tengo que correr durante una hora, juro que lo voy a hacer.

—Estás loca.

—¿Vienes? O vas a seguir esperando que con tu mirada desorbitada todo se solucione.

—No hay modo de que podamos llegar.

—Mucho menos con tu obstinación.

—Bien.

—Bien.

Cuando digo que una hora es suficiente para que ocurra un milagro es porque es cierto. Nadie pudiera haber creído que en ese mismo instante el milagro más hermoso se hizo presente, allí, a dos metros de ese par de caras perdidas. No veo necesario especificar detalles, me gusta guardarlo como un secreto, pero literalmente fue uno de los mejores shows de mi vida.

Ahora, sentada frente al escenario, recapitulando aquella noche, sentía que el vacío me arrastraba de nuevo a la perdición. (Beso 1) Sentía como el peso de su ausencia era suficiente para anclarme de nuevo al pasado. (Beso 2) Sentía su respiración en mi cuello. (Beso 3) Sentía sus labios en mi mejilla. (Beso 4) Sentía su voz susurrando Te amo. (Beso 5) No era lo mismo sin él, mucho menos si mis ojos se encontraban un par de metros a la derecha con sus ojos y sus manos aferradas a un nuevo futuro. (Beso 6) Era inevitable volver a coincidir. (Beso 7) La casualidad más bonita había venido de una de nuestras pasiones más grandes y ninguno estaba dispuesto a perderse una noche más acompañado de esos cuatro. (Beso 8) Nuestro destino iba de la mano de esas canciones. (Beso 9)

El piano comenzó a sonar y la voz de Isaza contó el beso número diez, de esos besos que ganan guerras a su favor. El onceavo se lo llevó la boca que él traía a la par.

Con un beso llegó la calma, con un beso dijiste adiós.



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En el texto hay: amor, amor amistad, morat

Editado: 18.05.2019

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