Ya en el lugar donde hay mucha gente, tratamos de buscar a Celeste y Shelly, una búsqueda inútil por la inmensa cantidad de personas. Le escribo a la segunda y me responde que aún no llega pero ya está en camino. Intento con Celeste, descartando la idea cuando la veo junto a la barra de bebidas.
Me acerco a ella empujando a todo que se atraviese en mi camino, salta sobre mi cuando me ve gritando por encima de la música.
—¡Viniste!—grita de alegría.
Me toma del brazo arrastrándome donde un grupo de chicos está un poco apartado del resto. Están jugando el famosísimo juego Preguntas incomodas; un chico se hace a un lado para que me siento a su lado, Celeste se acurruca con otro chico y no me queda mas opción que tomar asiento.
Continúan con las preguntas eligiendo los turnos con una botella vacía en el centro. El chico a mi otramo lado me dijo su nombre, el cual es Rodrigo pero me ha dicho lo llame Rodri o Ro.
—¡¿Cuál es tu nombre, linda?!—pregunta por sobre la música.
—Delilah—contesto, no lo grite sin embargo me ha escuchado.
—¡Mucho gusto!—me ofrece un vaso—¡¿Quieres?!
—¡No, gracias!
Seguramente es alcohol y hoy no me apetece beber nada de bebidas alcohólicas. Siguen jugando hasta que, por mala suerte me toca a mi, han estado haciendo retos las personas que no han querido responder a las preguntas que hacen, y ahora era mi turno.
Una chica de vestido verde hace la pregunta.
—Tranquila, estamos en confianza—dice al ver mi cara de pánico—. Me caes bien, te haré una suave, ¿Vale?
Asiento no muy convencida.
—Entre Rodri y Franco—Franco parecía ser quien tenía a un lado—¿Con cual de los dos lo harías en este preciso instate?
La regla era, responder o beber un chupito de los muchos qué había en la mesa.
Rodri a mi lado me miraba espectante. Al igual que el tal Franco.
No supe que responder, a ser sincera. Ni siquiera sabía si alguna vez en mi vida lo había hecho con alguien, o con Jeremy. Eran cosas de las que no me preguntaba porque no tenían importancia en mi vida.
—No seas pesada, Tania—hablo Celeste aun acurrucada del tipo—Delilah es muy santurrona, seguramente ni siquiera lo ha hecho todavía.
De pronto me sentí exhibida por algo de lo que no tenia idea.
—Me saliste mojigata—susurro Rodri en mi oído—. Si me escojes, te enseñaré a hacer de todo.
Lo aparte como pude.
La incomodidad ahora era parte de mi en ese instante. ¿Por qué me avergonzaba de algo de lo que no sabía?
No debería avergonzarme ¿o si?
La ronda siguió hasta que me volvió a tocar una pregunta, esta vez por otra chica cuyo rostro estaba lleno de piercings, su cabello lo llevaba tintado de color verde chillón y eran visibles los tatuajes en su brazos y torso.
Me prepare mentalmente, por si hacía alguna pregunta similar a la anterior.
—Primero que nada, mi nombre es Paulett, mucho gusto—se presentó—a diferencia de Tania no te pondré a escojer entre dos idiotas qué ni siquiera conoces, así que dime tu peor experiencia con un chico, en general.
Oh, no. Preguntas del pasado.
Me quedo en blanco. No sabía de hecho si tuve algún otro novio antes de Jeremy.
¡Rápido, invéntate algo! Me grito. «Ellos no sabrán qué mientes» Pero y... ¿Celeste? ¿Sabrá que miento? «¿Que tanto sabrá de mi?» No lo sé, me siento como un animal acorralado al no saber que responder a algo tan simple como eso.
Surge el sentimiento de tristeza al no conocer mi propio pasado. Al no conocer quien soy en realidad. Todo a quedado en un abismo en el cual no puedo entrar. Tantos meses que han pasado y aún no puedo saber de mi, solo lo que me han contado. Supongo que alguna vez tuve sueños, metas; y todo eso ha quedado atrás.
Ni siquiera mi color favorito puedo recordar; no queda nada de lo que fue la Delilah de hace cuatro meses.
Todos me miran a la espera de una respuesta que yo no tengo. Fijo la vista en Celeste que no se molesta en devolvérmela.
Siento la presión de todos y justo cuando voy a abrir la boca mi móvil vibra.
«Gracias al cielo»
Leo el nombre que adorna la pantalla, me excuso para alejarme y responder pero desisto cuando estoy lo más lejos posible de ellos. La llamada se corta y me dedico a buscar a mi mejor amigo a quien he perdido al entrar.
Me pongo de puntillas alzando mi cabeza lo más que puedo, escaneando el lugar fracasando en la tarea.
Me dispongo a ir a la salida para segur buscando afuera y mis ojos captan a una persona en especial. Viene hacia mi cuando me ve mientras sigo buscando a June con la mirada.
Cuando esta lo suficientemente cerca se inclina un poco hacia mi cabeza.
—¿Que tal la fiesta?—pregunta cerca de mi oído para que pueda escucharlo.
—He asistido a mejores—miento—. Creí que no vendrías—no puedo evitar recordar lo que Celeste me comentó esta mañana.
—Creí que no hablabas con extraños—se burla.
—Celeste esta por allá, seguramente te estará esperando—ruedo los ojos haciendo una seña al grupo de chicos del que estaba huyendo.
La expresión que pone es de total confusión, como si hubiera dicho lo más extraño del universo.
—¿A mi que me importa?—se pone un poco a la defensiva.
—Viniste por ella ¿No?
—No vine por ella—aclara—, vine por...
No termina la frase ¿Por quien vino? ¿Por otra chica? Puede ser... ¿Por qué le doy más importancia de la necesaria?
—¿Has visto a June?—cambia el tema.
—Lo estoy buscando, quiero irme ya—le informo y me ayuda a buscarlo por toda la casa mientras mi teléfono no deja de vibrar con las constantes llamadas que recibe.
Lo encontramos junto a la piscina qué hay en el jardín junto a otros chicos. Cuando ve a su amigo se alegra y lo abraza dándole una palmada en la espalda. Max le corresponde y el momento se vuelve un poco largo.
—¿Podemos irnos ya?—pregunto cortando su momento de amigos—Por favor—insisto.
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Editado: 13.11.2024