Acuerdo de matrimonio ❃ Hyunin

♡ :  CAPÍTULO XVI

 

[HYUNJIN]

Me desperté, confundido. Tardé un rato en darme cuenta de que estaba en el sofá. Me senté, hice una mueca y me sujeté la dolorida cabeza. Me lo merecía, pero no dejaba de ser una mierda. Con cuidado, abrí los ojos y me sorprendí al ver la botella de agua y las pastillas de analgésicos en la mesita, delante de mí. Las cogí, me tragué dos pastillas y me bebí toda la botella. Cuando me levanté, la manta que me cubría el torso cayó al suelo. Me agaché para recogerla y, en ese momento, se hizo la luz en mi abotargado cerebro.

Después de que Jeongin se marchara hecho una furia, bebí más whisky mientras mi mente repetía sus palabras una y otra vez. En algún momento dado, debí de perder el conocimiento, y era evidente que él había vuelto para taparme y para dejar las pastillas y el agua, a sabiendas de que me despertaría con un dolor de cabeza espantoso.

A pesar de haberme comportado como un bastardo con él, incluso más que de costumbre, seguía cuidándome. Me temblaban las piernas cuando me senté tras recordar las palabras que me había escupido, el motivo de que accediera a ayudarme. El motivo de que ahorrase todo lo posible, para cuidar a una mujer que lo había acogido y que le había brindado un lugar seguro y un hogar. Yo lo miré por encima del hombro y lo rebajé por ello, sin molestarme en pedirle detalles. Sin comprender lo buena persona que era en realidad.

Me entraron ganas de vomitar y corrí al piso de arriba, donde vacié mi estómago de la copiosa cantidad de whisky que todavía me quedaba dentro. Después, me duché y me tomé otro par de pastillas. Seguía recordando sus palabras y el dolor que estas transmitían, mi comportamiento a lo largo de ese último año, los comentarios crueles, las malas palabras y los comportamientos irresponsables.

A pesar de cómo lo había tratado, había antepuesto las necesidades de otra persona a las propias y había mantenido la cabeza alta. Había hecho su trabajo, y debía admitir que lo había hecho muy bien, orgulloso de hacerlo, sin que yo le ofreciera un solo comentario positivo.

Me miré en el espejo. La mano me temblaba demasiado como para afeitarme la barba incipiente que me cubría el mentón. Por primera vez en la vida, sentí que la vergüenza me corroía por dentro y agaché la mirada.

Tenía dos opciones.

Pasar de lo sucedido la noche anterior con la esperanza de que Jeongin mantuviera nuestro acuerdo. Sabía que, si no sacaba el tema, él tampoco lo haría. Supondría que no recordaría lo que había pasado.

O comportarme como un adulto maduro, ir en su busca, disculparme e intentar pasar página. Para poder hacer eso último, tenía que esforzarme y, cuando menos, intentar comprenderlo. No me cabía la menor duda de que la boda era del todo imposible a esas alturas, pero podríamos continuar como una pareja comprometida.

Me aparté del lavabo mientras me desentendía del dolor de cabeza.

Había llegado el momento de averiguar más cosas acerca de mi prometido.

—Hyunjin, no esperaba verte hoy. Al menos, no esperaba verte tan temprano.

Levanté la vista de la pantalla del ordenador.

—Ah, Jaebeom. —Me di un tirón del mechón que me caía sobre la frente y me pasé la mano por la nuca en un gesto nervioso. —Quería recoger algunas cosas y… esto… pasar a por mi coche.

Entró en mi despacho y se sentó delante del escritorio. Entrelacé los dedos sobre la madera oscura en un intento por controlar el nerviosismo.

—Quiero disculparme por lo de anoche. Bebí demasiado. Te aseguro que no es algo habitual en mí.

Jaebeom se echó a reír y agitó una mano.

—Todos lo hemos hecho alguna vez, Hyunjin. Después de todo lo que has pasado y de empezar con nosotros, y luego está, claro, tu gran día de hoy, creo que te mereces un poco de diversión.

—Espero no haber hecho algo inapropiado.

Negó con la cabeza.

—No, tranquilo. Aunque creo que pusiste al pobre Jeongin de los nervios. Fue muy gracioso.

Recordé la conversación que había tenido con él e hice una mueca.

—No estaba muy contento conmigo. —Después, fruncí el ceño al caer en lo que me acababa de decir. —Perdona, Jaebeom, ¿Qué has querido decir con eso de “mi gran día de hoy”?

Esbozó una sonrisa torcida.

—Se te escapó que se van a casar hoy, Hyunjin.

—Yo… ¿Se me escapó?

—Pues sí. Jeongin intentó por todos los medios que guardaras silencio, pero tú parecías decidido a compartir el secreto.

—Con razón tenía ganas de matarme. Ni siquiera lo recuerdo.

—Creo que te perdonará. —Me guiñó un ojo. —Pero no estoy muy seguro de que mi mujer y Changbin lo hagan. Querían ayudar a Jeongin con la boda.

— ¿Cómo dices? —Pregunté.

—Tranquilo. Se han conformado con la cena a la que accediste después de la boda.

Tragué saliva. “Madre de dios”, pensé. ¿Cómo era posible que recordara toda la conversación con Jeongin y que no me acordara de todo lo que les solté a los Lim? ¿Qué mierda había dicho además de eso?

— ¿Cena?

—Jeongin explicó que querían una ceremonia muy íntima. Y tú explicaste con tal lujo de detalles por qué querías que fuera algo solo entre vosotros dos que a Irene se le llenaron los ojos de lágrimas.

Lo miré, parpadeando. ¿Eso había hecho?

—Después de que accedieran a no participar en su momento, a cambio tú accediste a que organizáramos una cena en su honor esta noche. —Se pasó las manos por los muslos. — ¿Estás seguro de que no quieres tomarte la semana que viene de vacaciones para la luna de miel?

—Ah, no. Tenemos otros planes. Jeongin quiere conseguir que mi casa… esto… que nuestra casa sea un poco más acogedora. Lo llevaré de viaje en cuanto nos hayamos acomodado.

Jaebeom asintió con la cabeza, se puso en pie y me tendió la mano.

—Felicidades, Hyunjin. Ojalá que el día de hoy sea como quieres que sea.



#2403 en Novela romántica

En el texto hay: hyunjin, jeongin, hyunin

Editado: 28.07.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.