[HYUNJIN]
Mientras desayunábamos, Changbin recibió una llamada de Seungmin que le dijo que no regresaría hasta el domingo. Dado que las tormentas continuaban, le aseguramos que podía quedarse ese día en casa hasta que él lo recogiera al día siguiente. No había alternativa. Además, lograba hacer reír a Jeongin, y me gustaba oír el sonido de su risa. Quería oírlo con más frecuencia.
Los tres fuimos a ver a ChaeWon acompañados por los truenos lejanos de la tormenta. Insistí en que el menú consistiera en hamburguesas de queso, y solté que acostumbraba a llevarle una a ChaeWon a escondidas. Jeongin se sorprendió al descubrir todas las visitas que yo había hecho sin que él se enterara. En sus ojos brilló el agradecimiento mientras se volvía hacia mí para besarme, un gesto que me pilló por sorpresa. Tiré de él para estrecharlo contra mí, aprovechándome del hecho de tener a Changbin de audiencia, y lo besé hasta que estuvo colorado y avergonzado. Changbin me miró y me guiñó un ojo mientras yo aceptaba la pesada bolsa de las hamburguesas con una enorme sonrisa.
ChaeWon estaba silenciosa pero lúcida cuando llegamos. Se echó a reír cuando le dije que llevaba uvas para Joey. Al pájaro le gustaba picotearlas y yo no tenía que cortar nada, ni tenía que sobornar a Rosé a fin de que lo hiciera por mí. La tienda de bombones donde compraba seguramente habría tenido un aumento en las ventas durante las últimas semanas, y el personal de la residencia estaba deseando que apareciera por la puerta para ver qué llevaba en cada ocasión. Nunca los decepcionaba.
Changbin estaba casi recuperado, volvía a ser un joven alegre y hablador, y entretuvo a ChaeWon con las historias de su familia. Eso me ofreció la oportunidad de sentarme y observar a Jeongin con ChaeWon.
Estaba a su lado y le había cogido la mano. De vez en cuando, le acariciaba una mejilla o le pasaba la mano por la frente para apartarle algún mechón suelto mientras hablaba o se reía. Bromeaba con ChaeWon y la animaba a comer. También le puso una servilleta al cuello mientras la reñía por mancharse. ChaeWon le pellizcó la nariz a modo de respuesta.
—Deja de ser tan mandón, Innie.
—Sí que lo es. —Murmuré. —Se pasa todo el día dándome órdenes.
—Es mi venganza. —Susurró él.
—¡Para eso están los esposos! —Exclamó Changbin con una carcajada.
Jeongin y yo nos quedamos helados. No le habíamos dicho a ChaeWon que nos habíamos casado.
Nuestras miradas se encontraron por encima de la cabeza de la anciana, sin saber muy bien qué hacer.
ChaeWon se enderezó en la silla y dejó de comer. Nos miró a uno y a otro.
—¿Se han casado? —Se volvió hacia Jeongin. — ¿Se han casado sin decírmelo? ¿Innie, estás embarazado?
Jeongin negó con la cabeza.
—No, ChaeWon, no estoy embarazado.
—Pero se han casado.
—Sí.
ChaeWon me miró y apartó la bandeja del almuerzo.
—Me gustaría hablar con mi hijo en privado.
Caminé de un lado a otro del pasillo sin dejar de mirar la puerta cerrada. Gemí al tiempo que me dejaba caer contra la pared y apoyaba la cabeza en la dura superficie.
—Hyunjin, lo siento mucho. —Se disculpó Changbin. —No imaginaba que ChaeWon no lo sabía. Ni siquiera se me ocurrió la posibilidad de que no se lo hubieran dicho.
—Por supuesto que no.
—¿No lo sabía? ¿No es una cuestión de que lo haya olvidado?
Quise mentirle y responderle que se lo habíamos dicho a ChaeWon. Que la culpable era la enfermedad, no nosotros. Pero me estaba cansando de tantas mentiras. Me alejé de la pared y me froté la nuca.
—Jeongin tuvo una adolescencia muy dura. Su historia es complicada, pero debería ser él quien te la contara. ChaeWon lo es todo para él y solo trataba de protegerla.
Changbin asintió con la cabeza y esperó a que yo continuara.
—Fui yo el instigador. Yo lo perseguí. He sido yo el que ha forzado la relación desde el primer momento. Al principio, él no quería que conociera a ChaeWon, hasta estar seguro. —Me di un tirón del mechón de la frente. —Yo forcé la situación y vine a ver a ChaeWon sin su permiso. Quería saber más sobre la mujer que había ayudado a Jeongin. Me casé con él a la carrera, para que no cambiara de opinión. A Jeongin le preocupaba la idea de que ChaeWon pensara que era todo muy precipitado, así que decidimos no decirle nada durante un tiempo y dejar que ChaeWon se acostumbrara a mí.
—Y yo he metido la pata.
Me encogí de hombros.
—Deberíamos haberle echado valor y habérselo dicho nosotros. La culpa es nuestra.
La puerta se abrió y salió Jeongin.
—Hyunjin, ¿Puedes entrar?
—Mierda. —Murmuré. —Si no salgo de una pieza, cuida a Jeongin por mí.
Changbin esbozó una sonrisa compasiva y me dio unas palmaditas en el hombro. Jeongin me puso una mano en un brazo.
—Lo siento.
Le di un apretón en los dedos.
—Tranquilo.
Entré en la habitación con Jeongin detrás.
Me había enfrentado a clientes furiosos en el trabajo. Había aguantado el tipo en salas de conferencias llenas de rostros poco amigables que esperaban que mi presentación fuera un fracaso. Había afrontado esas situaciones sin despeinarme. Sin embargo, me descubrí sudando delante de esa anciana de gesto adusto y tomando a mi esposo de la mano, como si fuera un talismán.
ChaeWon me miraba fijamente.
—Te has casado con mi Innie.
—Sí.
—Sin mi permiso.
—Sí.
— ¿Por qué?
—Nunca lo había hecho. No sabía que debía preguntar antes…
ChaeWon agitó una mano.
—A veces eres un poco lento, ¿Verdad, muchachito?
Tragué saliva.
— ¿Cómo dices?
— ¿Por qué te has casado con él?
—Porque no podía vivir sin él.
— ¿Y por qué no me lo has dicho nunca?
No sabía qué le habría dicho Jeongin, pero intuí que no debía alejarme mucho de la verdad.