Acuerdo de matrimonio ❃ Hyunin

♡ :  CAPÍTULO XXV

 

[HYUNJIN]

El piso estaba tranquilo. Jeongin se había acostado, después de otra noche de silencio. Ni siquiera había cenado, se había limitado a beber varios sorbos de vino y a responder a mis preguntas con murmullos o movimientos de cabeza. Lo oí moverse en la planta alta, estaba abriendo y cerrando cajones, y supe que seguramente estuviera ordenando o reorganizando cosas. Solía hacerlo cuando estaba inquieto.

La preocupación me tenía de los nervios. Era una situación con la que nunca había tenido que lidiar. No estaba acostumbrado a cuidar de otra persona. Me pregunté qué podría hacer para que se sintiera mejor, cómo podría ayudarlo a hablar. Porque necesitaba hablar.

El funeral había sido íntimo y especial. Puesto que Irene y Jaebeom habían sido los encargados de organizarlo, no era de extrañar. Irene se sentó con Jeongin y lo ayudó a elegir algunas fotos, que repartieron por la estancia donde se celebró. Su foto preferida de ChaeWon se colocó al lado de la urna, que estaba decorada con flores silvestres. La gente había mandado ramos de flores, pero el más grande era el nuestro. Las flores preferidas de ChaeWon descansaban en el jarrón colocado junto a su foto. Casi todas eran margaritas.

Casi todo el personal de Lim Group asistió para dar el pésame. Me mantuve al lado de Jeongin, abrazándolo por la cintura y manteniendo su tenso cuerpo junto al mío como muestra de apoyo silencioso.

Estreché manos y acepté las condolencias, consciente de cómo su cuerpo se estremecía en ocasiones.

También asistieron algunos de los trabajadores de Golden Oaks, y Jeongin aceptó sus abrazos y sus palabras de recuerdo, aunque después siempre regresaba a mi lado, como si buscara el refugio de mi abrazo. Quedaban pocos amigos de ChaeWon que pudieran asistir al funeral. Aquellos que lo hicieron recibieron un trato preferente por parte de Jeongin. Se agachó frente a ellos y habló en voz baja con quienes iban en sillas de ruedas, se aseguró de que los que necesitaban andadores para moverse encontraran a alguien que los acompañara rápidamente a una silla, y después de la breve ceremonia, compartió unos instantes con todos ellos.

No dejé de mirarlo en ningún momento, preocupado por la ausencia de lágrimas y por el constante temblor de sus manos. Nunca había experimentado el dolor hasta ese día. Cuando mis padres murieron, no sentí nada salvo alivio por todo lo que me habían hecho sufrir. Me entristecí cuando Nana se marchó, pero fue la tristeza de la infancia. El dolor que experimentaba por ChaeWon era una sensación abrasadora en el pecho. Algo que crecía y se extendía de una forma muy extraña. Descubría que tenía los ojos llenos de lágrimas cuando menos lo esperaba.

Cuando llegaron las cajas con sus pertenencias, tuve que quedarme un rato en el almacén, abrumado por una emoción que no era capaz de explicar. Me descubrí recordando nuestras charlas, el brillo que aparecía en sus ojos cuando mencionaba el nombre de Jeongin. Las graciosas y tiernas anécdotas que contaba de su vida en común.

En mi calendario, los martes seguían apareciendo ocupados con el nombre de ChaeWon. De alguna manera, no podía quitarlo todavía. Y, por encima de todas las extrañas emociones que experimentaba, estaba la preocupación por mi esposo.

Creí que lo estaba manejando todo bien. Sabía que estaba sufriendo por la pérdida de una mujer a la que había querido como a una madre, pero no había perdido la compostura. La serenidad. Había llorado una vez, pero no lo había visto llorar desde el día que ChaeWon murió. Esa mañana, durante el funeral, se había encerrado en sí mismo. Después había salido a pasear y había negado en silencio con la cabeza cuando me ofrecí a acompañarlo. Al regresar, subió directa a su dormitorio hasta que fui a buscarlo para decirle que bajara a cenar.

Me sentía perdido, dada mi escasa experiencia a la hora de consolar a los demás. No podía llamar a Changbin ni a Jaebeom para preguntarles qué debía hacer a fin de ayudar a mi esposo. Pensaban que estábamos unidos y supondrían que yo sabía exactamente qué debía hacer. Cuando se marcharon del tanatorio esa mañana, Changbin me abrazó y me dijo:

—Cuídalo.

Quería hacerlo, pero no sabía cómo. No tenía experiencia con esas emociones tan intensas.

Paseé de un lado para otro por el salón y la cocina, moviéndome inquieto mientras bebía vino. Sabía que podía subir al gimnasio y hacer un poco de ejercicio para liberar tensión, pero no estaba de humor.

De alguna manera, el gimnasio parecía estar muy lejos de Jeongin y quería estar cerca, por si me necesitaba.

Me senté en el sofá y el mullido cojín que vi a mi lado me arrancó una sonrisa. Otro de los toques de Jeongin. Mantas de seda, cojines de plumas, colores cálidos en las paredes y los cuadros que había añadido. Todo hacía que el piso pareciera un hogar. Me detuve con la copa a medio camino de los labios.

¿Había llegado a decirle que me gustaba lo que había hecho?

Gemí y apuré el vino, tras lo cual dejé la copa en la mesa. Me incliné hacia delante y enterré las manos en el pelo, del que tiré hasta hacerme daño. Había mejorado durante las últimas semanas, de eso estaba seguro, pero ¿Había cambiado lo suficiente? Sabía que mi lengua ya no era tan afilada. Sabía que había sido mejor persona. De todas formas, no estaba seguro de que bastara. Si Jeongin estaba pasándolo mal, ¿Confiaría en mí lo suficiente como para que lo consolara?

Me sorprendió darme cuenta de lo mucho que deseaba que eso sucediera. Quería ser su ancla. Ser la persona de la que él dependiera. Sabía que yo había llegado a depender de él… para muchas cosas.

Me di por vencido, apagué las luces y subí a mi dormitorio. Me puse el pantalón del pijama y me acerqué a la cama con paso titubeante, acabé saliendo al pasillo. Eché a andar hasta la puerta de Jeongin, y no me sorprendió verla entreabierta. No entendía cómo era posible que mis “ruidos nocturnos”, tal como él los llamaba, lo reconfortaran, pero desde el día que confesó que necesitaba oírlos, nunca cerraba mi puerta por la noche.



#4163 en Novela romántica

En el texto hay: hyunjin, jeongin, hyunin

Editado: 28.07.2023

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