[HYUNJIN]
Changbin se inclinó hacia delante y golpeó con el dedo una de las propuestas.
—Me gusta esta.
Negué con la cabeza.
—No, es muy simple. —Rebusqué entre el montón de cartulinas y cogí una de las que estaban más abajo. —Esta llama la atención.
—Es demasiado llamativa.
—Tiene que ser llamativa, Changbin. Estamos vendiendo diversión. Tiene que llamarte la atención.
Hizo un mohín con los labios y aproveché la oportunidad para beber un sorbo de café. Habían pasado casi tres meses desde mi “regreso”. Mi relación con todos los Lim era sólida, tanto en el terreno profesional como en el personal. Mi carrera profesional nunca me había resultado tan satisfactoria.
La vida con mi esposo era maravillosa. Jeongin había llenado mi mundo de una paz que antes nunca había echado en falta ni había sabido que necesitaba. Era el centro de mi vida, y todo lo que yo hacía giraba en torno a él en cierto modo. Estaba volcado en su trabajo de voluntario y dos días a la semana trabajaba en Lim Group, pero no para mí. Era él asistente personal de Irene, y ambos formaban un gran equipo.
Para mí era fantástico, porque podía verlo en la oficina y en casa.
Changbin apartó la cartulina con un resoplido furioso.
—Me repatea que tengas razón.
Reí entre dientes al verlo tan indignado. Iba a replicar al comentario cuando lo llamaron por teléfono.
Atendió la llamada y sonreí de nuevo al escuchar otro gruñido por su parte, algo que dejaba claro su nivel de frustración.
—Está bien. No, ya veré cómo me las arreglo. —Colgó y soltó el móvil en la mesa.
— ¿Algún problema?
—Tengo el coche en el taller. La pieza que tienen que cambiar no llega hasta mañana. Seungmin no está en la ciudad y necesito que alguien me lleve a casa. Voy a ver si mi padre sigue en la oficina.
—Se marchó justo después del almuerzo porque tenía una reunión. Dijo que se iría directo a casa cuando acabara.
—Mierda.
—Yo te llevo a casa.
— ¿Estás seguro?
—Ajá. Si quieres, mañana puedo pasar a buscarte.
—Me traerá mi padre. ¿No tienes planes con Jeongin esta noche?
—No. De hecho, esta noche tiene cursillo de informática, así que estoy libre.
—Genial gracias.
—De nada. Vamos a acabar esto y te llevo.
El trayecto fue agradable y rápido. Puesto que había estado muchas veces en casa de Changbin y Seungmin, no necesité indicaciones para llegar. Como de costumbre, Changbin no paró de parlotear en ningún momento y se pasó todo el rato hablándome de las aventuras y desventuras que estaba viviendo mientras buscaba un sofá nuevo.
Seungmin y él vivían a las afueras de la ciudad, en una nueva urbanización. Estaba cerca del agua, las casas eran grandes y se encontraban bastante separadas unas de otras. Me gustaba la elegancia y la sencillez de la urbanización.
Después de dejar a Changbin, di una vuelta por las calles circundantes, admirando las casas y la tranquilidad del vecindario. Aminoré la velocidad y me detuve delante de una casa que me llamó la atención. Los ladrillos de color gris oscuro y el brillante azul de las molduras resaltaban entre los tonos más apagados del resto de las casas. Era de dos plantas, tenía un porche que recorría el perímetro completo y unos ventanales enormes. Parecía acogedora. Sin embargo, me llamó la atención porque había un hombre clavando un cartel de “Se vende” en el jardín. También vi que colocaba una especie de buzón donde irían los folletos con la información de la casa. Sin pensar, me bajé del coche y eché a andar hacia el hombre, que sonrió cuando le pedí un folleto.
—Están dentro. Voy a por ellos. —Contestó. —Los dueños no están en casa, pero estoy seguro de que no les importará. ¿Quiere echar un vistazo?
Miré de nuevo hacia la casa, sin saber muy bien por qué estaba interesado. Jeongin y yo nunca habíamos hablado de la posibilidad de comprar una casa, ni de mudarnos.
Pero me gustaba.
—Sí, me encantaría.
Una hora después, regresé al coche con el folleto informativo en la mano y con una cita concertada para la mañana siguiente. Quería que Jeongin la viera.
Él miró el folleto, confundido.
— ¿Una casa? ¿Quieres una casa?
Le di unos golpecitos al folleto con un dedo.
—Quiero esta casa.
— ¿Por qué? ¿Ya no te gusta el apartamento?
Me había pasado toda la tarde pensando en el tema mientras esperaba que él llegase.
—No está mal. Siempre me ha gustado, pero he pensado que no es un buen lugar en el que… —Me rasqué la nuca con gesto nervioso. —En el que criar niños.
Jeongin abrió los ojos de par en par.
—Necesitan un jardín donde jugar, ¿Verdad? Espacio para correr.
Él sonrió y me dio unas palmaditas en la mano.
—Bueno, no son perros, pero sí, que haya un jardín para los niños es una ventaja. —Se pasó la lengua por el labio inferior mientras esbozaba una sonrisa traviesa. — ¿Estás… estás embarazado, Hyunjin?
—No. —Resoplé. —Pero he pensado que tú lo estarás algún día.
Jeongin se echó a reír y después se puso serio.
— ¿Algún día en un futuro cercano?
Tomé una honda bocanada de aire para relajarme antes de responder:
—Si quieres.
— ¡Hyunjin! —Exclamó en voz baja. — ¿Estás seguro?
—No estoy diciendo que deba ser mañana, o el mes que viene. Pero dentro de poco, sí. Quiero formar una familia contigo, Innie. Pero no quiero que mis hijos crezcan en un bloque de apartamentos. Cuando era pequeño, deseaba tener un jardín en el que jugar en vez de tener que ir al parque durante el tiempo que me permitían hacerlo. Quiero un jardín para mis hijos. —Hice una pausa y carraspeé. —Para nuestros hijos.
—En ese caso, me encantará ir a ver esa casa contigo.
—Está cerca de la de Changbin. —Añadí.