CITA

—Entonces ¿cuál es el mejor lugar para almorzar?

—¿Ya olvidaste los buenos lugares? —le digo con una sonrisa— ¿hace cuánto te fuiste que ya no sabes donde hay buena comida?

Me mira y suspira, agacha la cabeza y después me mira serio.

—Hace 6 años, ni siquiera planeaba regresar —me dice un poco cortante.

—Disculpa no quería sacar el tema —contesto un poco cohibida, porqué le pregunte.

—Esta bien, se que hay rumores en el pueblo, todos quieren saber que hago aquí, era una pregunta que me harías tarde o temprano.

—Era mejor tarde.

Sonríe con una chisma en los ojos, se acerca a mi y toma mi brazo para empujarme a la salida.

—Vamos que solo tengo una hora para comer y la historia es larga.

Comienzo a caminar junto a el y agradezco internamente que no sé molestara.

—Ven —ahora yo soy quien lo jala del brazo— a dos calles de aquí en el mercado venden comida muy rica, podemos comprar algo y después ir al parque a comer.

Sonríe asintiendo y me sigue. Ninguno de los dos ignora las miradas de la gente, todos los rumores que corren respecto a él son malos, dicen que es una persona mala, pero no me importa, quiero conocerlo. Hace tanto que no veo a una persona nueva, alguien diferente, alguien real.

Compramos tlacoyos bajo la atenta mirada de la gente, a mi me incomodad un poco, pero parece que ya está acostumbrado. Vamos caminando al parque y nos sentamos debajo de un árbol lejano a todas las personas.

—Aún no estoy preparado para contarte porqué regrese —dice, mirándome fijamente— pero quiero saber de ti, quiero conocerte Ada.

Me atraganto con un pedazo de tlacoyo de la impresión, me mira de una forma tan diferente, me gusta como me mira, me intimida un poco.

—Pues no hay mucho que decir, nací aquí, estudio en la escuela Elías, no tengo hermanos, vivo con mis padres y abuelo. Mi mejor a miga es Clara. Me encanta dibujar y mi mayor sueño es irme de aquí, como tú.

—¿Por qué te quieres ir?

—Es asfixiante estar aquí, mi vida ya esta planeada, mi futuro dictado, para que quiero pasar un minuto más en el pueblo si ya se lo que va a pasar, no voy a descubrir nada.

Es la segunda persona con la que me sincero respecto a irme de aquí, la primera es Clara, no puedo decirle a mi familia que su tradición es horrible y que yo no pienso cooperar con vida para preservarla.

—Lo vas a lograr, te iras de aquí, la determinación en tus ojos lo delata, no te aflijas lo vas a lograr y no conozco a tú familia, pero sé que no harán quedarte o regresar como yo —que piense que lo haré me hace sentir orgullosa, que él lo diga lo hace sentir real.

—Me diste la primera pista de porque regresaste, por tu familia —se pone serio y traga la comida, me mira y asiente.

—Que lista eres, tendrás más pistas.

Sonrío porque eso significa que pasaremos más tiempo juntos, lo cual me emociona, en serio quiero conocerlo.

—Te toca, dime lo que quieras de ti.

—Me gusta viajar, nunca me quedo en un solo lugar, en auto o moto, siento la velocidad de libertad por mis venas cuando conduzco, por eso trabajo en el taller, para mi tener cualquier tipo de vehículo tenga motor o no es sinónimo de libertad.

—Eras libre antes de regresar ¿cierto?

—Nunca fui más libre hasta que me fui del pueblo.

—Te quedarás poco tiempo, no pueden arrebatarte la libertad —me precipito a concluir.

—Me quedaré el suficiente tiempo para que seas amigos Ada.

—Eso quiero Moshé —nos sonreímos.

            Estoy tan feliz de poder hablar con él, no entiendo los rumores que lo acechan, es la segunda persona que me hace sentir real, que me hace sentir vida hablando de cosas pequeñas, solo ser y no estar.

La hora se termina y el tiene que volver al trabajo, yo tengo que regresar a casa para enfrentar las consecuencias de mi escape. Lo acompaño al taller y me da un beso en la mejilla. Estoy flotando.

            Voy de regreso a casa bajo la atenta mirada de las personas, ya no me importa nada, por primera ves veo el mundo de colores más vivos, Moshé me hace sentir diferente, aunque lo acabo de conocer.

            Entro a casa lista para la batalla, una persona esta tomando café con mi familia.

—Valentín.

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ZERIMAR ANELEH