Adán

Capitulo 9 Favelas

En el momento en el que se supo que el archivero de las llaves se encontraba en Brasil, oculto y resguardado por una guerrilla en las favelas más oscuras de Río de Janeiro, los Adanes y el científico recogieron sus escasas pertenencias y abordaron casi de inmediato un vuelo directo a Brasil. La alerta constante los envolvía, recordándoles su nuevo estatus: objetivos prioritarios para la organización, traidores marcados por la sangre del Herodes Gabriel.
En un suspiro, el avión aterrizó en un país bañado por un aura de misterio e incertidumbre. Los dos mejores asesinos de la organización, y quizás del mundo, se encontraban reunidos, unidos por un objetivo común: la destrucción de la entidad que los había creado y moldeado. Pero para alcanzar esa meta, un eslabón era crucial: el archivero de las llaves. Un completo desconocido para Adán 1, y quizás el único ser humano al que Número 2 profesaba algo parecido al respeto, considerándolo un amigo. Sin embargo, por ahora, el pragmatismo del objetivo primaba sobre cualquier atisbo de sentimiento.
Los tres se instalaron en un hotel sencillo, buscando pasar desapercibidos en el laberíntico anonimato de la ciudad. En la estrechez de su habitación, el científico, con su habitual tono calculador, inició la conversación: "Bien, mis queridos Adanes, tenemos un objetivo claro, y solo una persona posee la llave para continuar: el archivero de las llaves. Se dice que es el hombre más leal a la organización, una lealtad cimentada en una verdad simple: solo una persona conoce su paradero, lo que garantiza su silencio... ¿No es así, Número 2?".
Número 2 lo observó con una quietud amenazante, sin pronunciar palabra. El científico continuó, ignorando la tensión palpable: "Según mis fuentes, el archivero guarda y encripta la información de cada Herodes en un cofre de seguridad extrema, cuya contraseña comparte únicamente con el dueño del cofre. De ahí la leyenda de que son 'de piedra', infranqueables para casi todos. Y gracias a la... acción del Número 2, el cofre de Rusia ahora depende exclusivamente de la voluntad del Archivero".
"Controla tus palabras de ahora en adelante", siseó Número 2, su voz cargada de un veneno apenas contenido. "Estoy aquí por venganza. Nadie me trata como a un perro, ni ustedes ni la organización. Y si tengo que matarlos a ustedes y desatar una masacre dentro de esa cloaca para obtener mi revancha, lo haré a mi manera".
Adán 1 se levantó bruscamente, la furia brillando en sus ojos. "Siéntate, Número 2. Y usted, científico, cálmese un poco. Si yo hubiera tenido el arma en ese momento, seguramente habría hecho lo mismo". El aura en la habitación se espesó, la hostilidad entre los dos Adanes casi tangible.
El científico se encogió en su silla. "Lo siento, Número 2. Aunque Número 1 tiene razón... creo que hasta yo habría apretado el gatillo y terminado con la vida de esa bestia. Conocí brevemente al Herodes Gabriel: un sádico envuelto en un traje caro, que ocultaba un monstruo abyecto. Pero mi necesidad... mi curiosidad científica me impulsó a continuar mis investigaciones. Tal vez mi obsesión por el conocimiento me impidió alejarme a tiempo, pero los resultados finales me abrieron los ojos a la profundidad de mi caída. No quiero abandonar este mundo sin acabar con esto... y asegurarme de que nunca se repita".
Adán 1 pensó, con una punzada de desconfianza: Hay aún más misterio en el científico que en Número 2. ¿Por qué nunca nos ha dicho su nombre? ¿Qué investigaba exactamente en la organización? ¿Qué fórmulas inventó? Y lo más importante... ¿por qué, a estas alturas, clama venganza? Rompiendo el silencio opresivo, dijo con impaciencia: "Basta de sentimentalismos. Número 2, habla. ¿Dónde está el archivero?".
Número 2 se tomó su tiempo, su mirada perdida en el horizonte que se vislumbraba tras la ventana, como si repasara recuerdos oscuros. Finalmente, habló: "¿Saben por qué lo dejé aquí...? Aquí fue donde casi morí al infiltrarme en una favela para eliminar un objetivo: el hermano del jefe de esta organización, un tal Miguelito... Era casi una deidad en estas barriadas. Regalaba comida, dinero, ropa a los habitantes, y a cambio, ellos lo protegían como a un dios. Pero todos tienen un precio, ¿verdad? Hicimos un trato: yo mataba a su hermano, lo ayudaba a consolidar su poder territorial, y a cambio, ellos cuidarían del archivero hasta mi regreso. Pero escuchen bien... el archivero se ha convertido en uno más de ellos. Es casi tan querido, o incluso más, que el propio Miguelito. Su genio informático lo ha convertido en una pieza clave para la guerrilla, ayudándolos con extorsiones y estafas cibernéticas. Dejó de enviarme sus reportes de existencia hace mucho tiempo; solo respondía a la organización. Sé dónde está, sí, pero no solo nos enfrentamos a él, sino a toda una guerrilla que se ha convertido en su familia. Si creyeron que Rusia fue difícil... esto será un baile digno de una final".
Adán 1 clavó su mirada en Número 2, un brillo peligroso en sus ojos. "¿Difícil? Para esto me pagaban... Tú y yo planearemos una estrategia para ingresar a las favelas. Cuantas menos bajas inocentes, mejor. Ya ha corrido demasiada sangre. Usted, científico, si puede ayudarnos con información, contactos, informes acerca de esta guerrilla, hágalo. Prácticamente tendremos que secuestrar al hombre más importante de la guerrilla más fuerte de Río de Janeiro. Y eso no será una tarea fácil".
El peso de sus palabras se cernió sobre la habitación, un silencio cargado de la magnitud del desafío que les esperaba. Tres figuras solitarias, unidas por una frágil alianza y un enemigo común, se preparaban para adentrarse en el corazón de un territorio hostil, un laberinto de calles estrechas y lealtades inquebrantables. La favela, un microcosmos de Brasil gobernado por sus propias leyes, se erigía como una fortaleza inexpugnable.
La perspectiva de enfrentarse no solo a un hombre atrincherado en el poder, sino a toda una comunidad armada y leal, tensó aún más el ambiente. La sombra de la organización, acechándolos como un depredador herido, añadía otra capa de peligro a su ya precaria situación. Eran fugitivos, sí, pero también una amenaza para el status quo, y la organización no dudaría en enviar a sus mejores hombres para silenciarlos.
Adán 1 contempló a Número 2, la furia aún latente en sus ojos, pero ahora mezclada con una determinación sombría. Sabía que la lealtad de Número 2 hacia el archivero era un factor desconocido, una variable que podía complicar aún más su ya peligrosa misión. Una guerra en territorio enemigo, una organización implacable pisándonos los talones, y un aliado cuyo corazón late por alguien más. La conclusión era ineludible: el camino hacia el archivero, y por ende hacia la caída de la organización, estaría pavimentado de sangre y traición, y la posibilidad de salir ilesos de Brasil se antojaba cada vez más remota. La verdadera batalla, pensó Adán 1, no solo sería contra la guerrilla, sino contra sus propios demonios y la desconfianza mutua que los unía y, a la vez, los separaba.
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ORIGEN: <0xB7><0x4A><0xE2><0x91>
DESTINO: <0x1A><0xC8><0x5F><0x3D>
ASUNTO: LIMPIEZA // ACTIVO 4
INICIO PROTOCOLO.
TRAICIÓN: ADÁN-UNO, ADÁN-DOS.
ORDEN: NEUTRALIZAR. ELIMINAR.
ACTIVAR: ADÁN-CUATRO.
PRIORIDAD: MÁXIMA.
EJECUCIÓN: DISCRETA. EFICIENTE.
FIN COMUNICADO.



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En el texto hay: misterio asesinato drama

Editado: 17.05.2025

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