Adán

Capítulo 12 Lealtad.....

Una vez que todos llegaron a un lugar aislado, un búnker en un rincón olvidado de Brasil donde el mundo parecía no existir, la tensa calma se apoderó de los cuatro. Este era el escenario de un interrogatorio que prometía ser brutal.
Número 2 rompió el silencio, su voz tranquila y mesurada, casi pacífica. "Bueno, ya estamos aquí. ¿Empezamos la película, archivero de las llaves, o prefieres que te llame Patrick?"
Se volvió para mirar a Adán 1 y al científico, y con una calma inesperada, dijo: "Yo me encargo de esto".
Ninguno de los dos comentó nada. Simplemente se enfocaron en observar. Número 2 tomó una silla, se sentó frente al archivero y comenzó: "Bueno... ¿por dónde empiezo? Quería ser alguien, el mejor del mundo, pero solo soy bueno para una cosa: destruir. Tú sabes cómo ingresé a la Organización. Tú sabes cómo nos lavaron el cerebro... A Adán 1 le dijeron que estaban cambiando el mundo. A mí me dijeron que mataría a tantos bastardos como pudiera, basándose en mi perfil psicológico, supongo. Y por un tiempo estuve feliz con eso. Simplemente hacía lo que me pedían, y así podía vivir. Hasta que me dieron mi nombre y rango clave. Era el Número 3. Ni siquiera en lo único que sé hacer era el mejor...".
"Ascendí por mis propios medios y pensé que algún día llegaría a ser el Número 1. Pero luego descubrí que el hombre al que llamaban el mejor asesino y espía del mundo, el famoso Adán 1, se quería rebelar. 'Perfecto', me dije. 'Este es mi momento para terminar con él y tomar mi lugar como el mejor'. Pero me di cuenta de que solo éramos experimentos para rostros sin nombres que se hacen llamar 'Herodes'. Nos veían como juguetes a los que les ponen pilas gastadas en la espalda... Y luego viene uno de esos 'reyes' sin máscara a llamarme 'herramienta' y a decirme que cuando no les sirviera, me echarían a la basura. Pues ¿qué crees, archivero? Esta herramienta ya acabó con un Herodes y ahora va por los otros seis".
Adán 1 y el científico se miraron, asombrados por la firmeza de Número 2, aunque su tono alterado no estaba llegando a ninguna parte. La rabia, no la inteligencia, era su combustible.
"Y bueno, eso me lleva a ti, Patrick", continuó Número 2, volviendo su atención al archivero. "Tú tienes algo que nosotros necesitamos. Podemos hacerlo de millones de formas, buenas o malas. Depende de ti, mi querido 'amigo'. Solo recuerda que fui yo quien te cuidó y que ahora ya eres un dios de las favelas. ¿Y sabes lo que más desean los creyentes de una secta? Ver a su dios caer para canonizarlo. ¿En serio crees que la guerrilla te busca desesperadamente, dando patadas a todas las puertas?"
"Hagamos esto más fácil. Danos la información que queremos y terminemos con esto. Te dejaré en cualquier parte del mundo. Estarás allí en un día y, créeme, nadie te buscará. Ni las guerrillas, ni la Organización".
El archivero sonrió. "Ahhhhhhh... creí que habría más sangre o al menos amenazas. Jajajaja. Me dejaste a mi suerte en un país desconocido, en un sitio olvidado de Dios, ¿y quieres que te dé las gracias? ¿Crees que te debo un favor? Yo sé lo que has hecho y solo por callarme, deberías darme reverencias. Dices que la guerrilla no me cuida. Ellos me necesitan incluso más que la Organización. Siempre supe que si era una rata, debía tener bien alimentado al gato y, entre los dos, escapar del perro. ¿Acaso esto es muy difícil para ti?"
"Cuando los perros tienen hambre, se les tira un hueso, y ya asado. ¿No lo entendiste, herramienta?"
El archivero pronunció la palabra que más parecía herir a Número 2, la que lo había impulsado a matar a un Herodes. Era un golpe bajo deliberado. El científico, viendo que la situación se descontrolaba, comentó: "Esto no está llegando a ningún lado...".
De repente, una noticia apareció en la pantalla de su computadora: una masacre había comenzado en una favela por parte de agentes de la CIA para acabar con un cartel de drogas. Pero el científico se dio cuenta enseguida de que no eran federales; era la Organización.
"Disculpa, Número 2, pero creo que hay algo que debes ver", el científico acercó la computadora a los dos Adanes. "Esa es la lealtad que crees tener hacia la Organización? Están disparando sin ver a quién. Uno de ellos podrías ser tú. ¿Ves algún rastro de lealtad en esos perros?"
Mientras tanto, Adán 1 sentía algo extraño en el ambiente.
"¡Algo no está bien! ¡Todos abajo!", gritó de repente.
El techo del búnker colapsó sobre ellos. No era un ejército. No era un batallón. Era algo inesperado.......

Adán 4 si el último del proyectos de los Adanes cayó en medio de los escombros. Su mirada, casi robótica, se fijó en una sola persona: el científico. El aire se hizo espeso por el polvo y, con una voz casi inorgánica, Adán 4 dijo: "Objetivos localizados. Procedo... ejecución.

El científico y el archivero de las llaves contemplaron a Adán 4 y en una voz casi planificada dijeron al mismo tiempo..... Es el....
Cuando estaba a punto de atacar, una voz resonó en su auricular, y el silencio en la sala hizo que todos escucharan la orden: "Entrega el regalo al traidor". De su mochila, Adán 4 sacó una bolsa que lanzó al archivero. Al abrirla, el archivero se quedó helado: era la cabeza decapitada de su jefe de la guerrilla, con una nota pegada en la frente que decía: "Gracias por tus servicios, rata". A pesar de su fachada, el archivero luchó por contener las lágrimas. En un arrebato de ira, se lanzó hacia Adán 4, pero fue interceptado por Número 2.
"¿Qué te pasa? ¡Cálmate, Patrick! ¡Yo me encargo de esto!", gritó Número 2, poniéndose frente a Adán 4. Este último solo expresó: "Procedo con la ejecución". En una danza de ataques marciales y lucha desenfrenada, Número 2 gritó: "¡Nadie se meta!".
Pero el archivero, queriendo vengar al jefe de la guerrilla que tanto lo había cuidado, agarró un fierro de los escombros e intentó atacar a Adán 4 por la espalda. Adán 4, con un golpe rápido, arrojó a Número 2 al suelo, sujetó al archivero por el cuello y, con el mismo fierro, lo atravesó por el pecho. El tiempo pareció detenerse mientras los demás observaban, horrorizados.
Adán 1 solo pudo gritar: "¡No podremos contra él! ¡Salga de aquí, científico! ¡Esto se va a poner feo!"
Sin dudarlo, Adán 1 empezó a disparar por todos lados, sin apuntar a un objetivo específico. De repente, el techo se derrumbó sobre Adán 4 en una estela de humo. Adán 1 tomó el cuerpo del archivero y gritó: "¡Corran ahoraaaa! Número 2, ¡vete! No podremos contra él". Con el orgullo herido y sin más opciones, Número 2 se desvaneció entre los escombros.
Unos minutos después, los escombros comenzaron a moverse. Era Adán 4, visiblemente lastimado pero sin ninguna emoción. Tomó su auricular y dijo: "Objetivo 3 ejecutado. Objetivos 1 y 2 a la caza".
La voz del auricular respondió: "Procede con rapidez, herramienta inútil. No tenemos todo el día."
Adán 4 replicó: "Entendido. Enviaré noticias".
Mientras Adán 1 huía con el cuerpo del archivero, este intentaba resistir. "¡Por favor, resiste solo un poco!", gritó Adán 1.
"Basta, ya no puedo más... bájame", susurró el archivero.
Adán 1 lo recostó con cuidado en una pared. El archivero, con la vida escapándose de su cuerpo, pronunció sus últimas palabras: "Creí... toda mi vida creí que por lo menos me protegerían... ellos mismos me mandaron a aniquilar... jajajaja. Ahora entiendo lo de herramienta".
Con su último aliento, una chispa de lucidez brilló en sus ojos. Quitándose el collar de su cuello, que se transformó en una USB, se la entregó a Adán 1. "Aquí tienen todo lo que sé y lo que tengo... creo que no podré volver a ver a mi...". Sus ojos se quedaron fijos en un punto lejano, y su vida se extinguió, dejando el cuerpo del archivero, ahora una cáscara vacía, desplomarse lentamente.
Una llamada sonó en el auricular del científico era Adán 1. "Científico, ¿me escucha? Soy Adán 1. El archivero murió, pero nos dejó un regalo. Nos veremos en dos días en el hotel. Escóndase y no se mueva hasta que sea seguro. Adán 2 ya sabe cómo es el protocolo. Nos vemos en dos días".



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En el texto hay: misterio asesinato drama

Editado: 04.08.2025

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