Adela

CAPÍTULO X

Acabamos de llegar al hotel, es hermoso, en la entrada tiene un arco gigante con varias banderas de diferentes países y alrededor hay muchos árboles y flores preciosas y justo en el medio hay una enorme fuente con varias figuras de yeso dentro. Llegamos a la recepción del hotel, ya todo está listo, yo misma me encargué de hacer la reservación con antelación y Armando se encargó de pagar, después de cumplir con cierto protocolo del hotel nos entregan las llaves.

Llegó a mi habitación, quedó impactada está divinamente preciosa, parece una suite presidencial si esta es mi habitación, ¿cómo será la de Armando? me imagino que deberá tener oro en el piso, en las alfombras y en las sábanas.

Lo que más amo de mi habitación es la magnífica vista al mar que tiene y la segunda cosa que más amo es la enorme cama que tiene con suave sábanas de seda y perfumadas.

Por órdenes estrictas de Armando sólo el, Max y yo tendremos habitaciones individuales los demás compañeros tendrán que compartir sus habitaciones en grupo de 2 personas obviamente hombres y mujeres en habitaciones separadas. No me queda mucho tiempo para seguir observando mi habitación pues tengo que tener listo las presentaciones de los proyectos inmobiliarios, ya que dentro de dos horas será la exposición para el público.

El congreso inicia dentro de media hora, les darán la bienvenida y una charla a los agentes inmobiliarios pero yo tengo que empezar desde ahora para que todo esté listo y Armando no me despida, tomó mi laptop y todas mis cosas y salgo de mi habitación. Para mi pesar me encuentro en el pasillo a mis compañeras de trabajo más detestables, Martha y Cristina, ambas se quedan observándome desde los pies hasta la cabeza con una sonrisa en sus labios que la verdad no entiendo qué les causa tanta gracia.

Martha me pregunta que si me siento cómoda en mi habitación por su actitud ya me imagino por dónde va el asunto así que le digo que sí, que me siento muy cómoda ya que no tengo que compartirla con alguien más.

A Martha se le borra la sonrisa de su rostro con lo que le acabo de decir pero sin embargo no deja de escupir su veneno y dice que no duda del alcance que pueda tener el ser amiguita de unos de los jefes de la agencia, haciendo alusión a Max, me indigno al escuchar eso y me acerco a ella y le digo que el león cree que todos somos de su condición y que se mantenga lo más alejada posible de mi porque si vuelvo a escuchar eso le voy a borrar su sonrisa del rostro con varias bofetadas.

Cristina interviene y me llama mala amiga por no darle mis tácticas de seducción a Pamela ya que ella no consiguió una habitación individual, ambas sonríen, respiró profundo y cuento hasta diez pienso en mi trabajo y en lo importante que es este congreso y le digo a Cristina qué lo mismo que le dije a Martha va para ella y me voy inmediatamente porque si me quedo escuchándolas sé que no me voy a poder controlar.

Estoy que echo chispas esas dos son unas víboras como las detesto, son insoportables como se atreven a insinuar que soy la amiguita de Max y que por esa razón recibo un trato especial, si desde que inicié en la agencia he trabajado honradamente y mi sueldo me lo he ganado por mi trabajo. Además ni siquiera fue Max que dio la orden de que yo estuviera en una habitación individual, fue Armando y si él lo hizo sus razones ha de tener.

Como si no fuera poco haberme encontrado a las víboras, alcanzo a ver a Max y se dirige hacia mí, y yo me devuelvo pero él acelera el paso y me alcanza y me toma por el brazo y se detiene justo detrás de mí y me pide que no siga huyendo del amor que sentimos el uno al otro, al decir esas palabras me abraza fuerte y dice que ya no sabe qué hacer que todos los día piensa en mí.

Mi respiración se agita y solo quiero estrechar sus labios con los míos pero trato de contenerme pues Max es un hombre comprometido, así que me alejo de él y le exijo que me respete y que salga de mi vida de una vez por todas, que no me busque más y que no me toque.Me voy casi corriendo por el pasillo sí ni siquiera darle la oportunidad de decir una sola palabra, no sé por cuánto tiempo más podré seguir resistiéndome a los encantos de Max.

Llego al salón donde se presentarán la exposición de los proyectos. Enciendo mi laptop y organizó todas las diapositivas en orden cronológico por los nombres de mis compañeros, verifico que todas las mesas estén organizadas y que tengan correctamente los nombres de los agentes. También me asesoro de que los volantes tenga la información correcta de los proyectos de los cuales se van a exponer, ya que es de Vital importancia que nuestros futuros clientes tengan toda la información necesaria de los proyectos en sus manos.

Ya llegó la hora de la exposición de los proyectos, los primeros en llegar son Armando, Pamela, Martha y Cristina. Me llama la atención que Max todavía no ha llegado me pregunto dónde y con quien estará en estos momentos, con tantas chicas en este hotel no dudo que esté entretenido por ahí, por Dios pero que estoy pensando a mí no me tiene porqué importar con quién esté Max, a la única que le debería importar eso es a Deborah, la devoradora de hombres, la mujer que se convertirá en su esposa y madre de sus hijos.



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En el texto hay: chicklit, romance, celos y amistad

Editado: 03.08.2019

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