Adela.

Veintiuno: Difícil de creer.

Ayer después de la incómoda conversación entre los tres, Oliver decidió marcharse. La verdad es que quería ir con él pero supuse que muy a mi pesar tendría que calmar las cosas con mi amigo. Solo que él no quiso hablar conmigo en todo el resto de la tarde y se encerró en su cuarto cuando volvió.

Así que Adela estuvo solita en su habitación escuchando música y tal vez tratando de dibujar en carboncillo a cierta persona que últimamente ronda por su mente, aunque Adela sabe muy bien que el dibujo no es su arma más fuerte.

A Adela le gusta mucho hablar de sí misma en tercera persona y sacar rimas si se presenta la oportunidad.

Ahora estaba mirando la tele hasta que Darien decidió salir de su cueva y hacerme compañía aunque con una muy mala cara.

De seguro aquí viene el sermón.

—No creo que salga algo bueno de esa relación, Ade.

Solo me dijo Ade para calmar el golpe.

—Crees que no soy lo suficientemente buena para él, ¿verdad? Yo tampoco lo creo, él es demasiado perfecto.

Al fin podía hablar de esto con alguien que conociera a Oliver. Es algo que me había estado abrumando estos días.

—Nadie es perfecto, menos él. Además de que no es eso, yo creo que él no es bueno para ti.

— ¿Por qué dices eso?

—Tan solo ahora lo tienes en un pedestal.

—No lo tengo en un pedestal.

—Ade, siempre hablas de él y de lo perfecto que es. Obviamente es humano y tiene mil defectos.

Bueno sí, sé que debe de tener sus detalles pero tampoco es que me quiera fijar en ellos en cada oportunidad que tenga.

—Puede tener mil defectos, pero es que de verdad me gusta mucho y al menos hasta ahora no encuentro algo que me desagrade de él.

—Es cuestión de tiempo de que encuentres algo malo.

—Yo también tengo muchas cosas malas y aun así ha dicho que le gusto.

De hecho me sigue sorprendiendo eso.

—Espero que pronto salgas de tu burbuja.

Y se volvió a ir.

 

(...)

 

Después del fracaso que tuve con Darien de desahogar mis sentimientos, necesitaba hablar con alguien de toda esta situación y era obvio que con mi mejor amigo no podía ser. Tampoco tenía una mejor amiga y lo más cercano que tengo a eso es alguna de mis amigas pero ellas piensan que mi novio es Darien así que no me quiero poner a explicar todo mi asunto con él.

En casos como este es cuando recurro a hablar con mi hermana y como Darien ha estado de un humor horrible estos días no la invité a mi casa para que no pagara su estado de ánimo con Brenda. Así que ahora estoy en su dormitorio contándole mis problemas mientras limpia un poco su desorden, aunque en realidad todo aquí está limpio, solo que es un poco fanática de la limpieza.

—Pensé que exagerabas diciendo que tenías mala suerte—dijo barriendo su habitación.

—Yo nunca exagero.

—Pero debes de gustarle mucho a Oliver como para aceptar salir contigo a pesar de que estés relacionada con su irritable primo. Eso es un poco de suerte.

— ¿Crees que en serio le guste?—tomé distraídamente un cubo rubick de su repisa y me lo quitó.

No puedo evitar sentirme insegura respecto a eso, sobre todo después de mi plática con Darien. Él dijo que yo era demasiado para Oliver, pero realmente no me siento así, a veces no me puedo creer que alguien como él se haya fijado en mí, de hecho no me sorprendería que se aburriera después de un tiempo.

—Sé lo que está rondando por tu mente, Adela. No conozco al chico pero créeme que en serio le debes de gustar para que no haya salido corriendo a estas alturas. Además las cosas no han cambiado entre ustedes, ¿no es así?

—No sé, no lo he visto.

Aunque es cierto que nuestros mensajes siguen siendo recurrentes, tal vez con menos temas de conversación que antes pero al menos están ahí.

—No te sugestiones por culpa del idiota de Darien. Sabemos que es muy difícil que estén de acuerdo en algo.

—Bueno sí.

Nos quedamos en silencio un rato hasta que alguien llamó a su puerta.

— ¿Quién puede venir a verte en domingo?

Por lo que sé su campus se vacía casi totalmente los fines de semana y ella no es muy social que digamos. Como yo, no tiene muchas amigas.

—Debe de ser León.

Brenda dejó la escoba de lado y fue a abrirle a un chico que definitivamente no era su novio pero si parecía menos serio que él.

—Hola, Bren—dijo el chico sonriéndole.

¿Bren? Brenda nunca deja que nadie acorte su nombre y no parece enojada por ello.

—Hola, Lucas. ¿Qué haces aquí?

—Quería devolverte tus apuntes.

Hmm... Devolver apuntes en domingo cuando pudo hacerlo al día siguiente entre clases. Puedo decir que a ese chico le gusta mi querida hermana, no por lo de los apuntes si no que la mira un poco embobado también. Pretendí no prestarle atención a su conversación y volví a tomar el cubo.



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En el texto hay: humor, comediaromantica,

Editado: 24.01.2024

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