Adela.

Veintidós: Genial.

Después de pasar una increíble noche con Oliver tuve que regresar a mi apartamento por la mañana para bañarme y cambiarme de ropa y así poder ir al trabajo. Me hubiera gustado pasar todo el día con él pero debo de seguir con mi vida de adulto responsable.

Por suerte cuando llegué no vi a Darien, es algo bueno porque si no, se hubiera puesto a darme un sermón de una hora sobre el porqué no debo de estar con su primo. No quería escuchar algo así, le pese o no, esa decisión es mía y por el momento yo quiero estar con él.

Había encontrado un espacio entre las sesiones de fotos de hoy para ir al departamento de recursos humanos. Habían tenido un inconveniente con uno de mis documentos y apenas me lo hicieron saber, pero solo debía de firmar unas cosas y todo estaría arreglado. Me dirigí al primer piso—que es donde se encuentra ese departamento—y cuando iba llegando me topé con Oliver, me acerqué a él y me saludó con un beso en la mejilla.

— ¿Tienes tiempo libre?—preguntó.

—No, tengo que ir a arreglar unos papeles.

—Es una lástima, quería invitarte el almuerzo.

— ¿No has tenido suficiente de mí?

—No creo que eso sea posible.

Me encanta el coqueteo espontáneo que surge con él. De verdad me gusta mucho y si no fuera porque hay personas aquí, lo hubiera tomado de la camisa para besarlo, me encanta Oliver en su vestimenta de representante.

Pero obviamente no puedo lanzarme a sus brazos porque todos aquí nos verían raro y todos piensan que somos buenos compañeros de trabajo, sobre todo porque Adrián y Ernesto han estado hablándole a todos sus conocidos sobre que tengo novio. Sí, no debí de decir tal detalle. 

Nos fuimos acercando a la recepción, ya casi era el momento de tomar caminos separados pero a lo lejos pude reconocer una chica, iba concentrada en su teléfono y no me había visto. No podría confundir ese cabello casi rubio ni ese porte confiado.

— ¿Romina?—ambos dijimos y nos miramos confusos.

Por mi parte yo estaba pensando en voz alta si de verdad era ella, no sé porque Oliver también lo dijo.

—No me digas que es otra prima perdida.

—No, pero, ¿de dónde la conoces?

—Íbamos juntas en el bachiller, no hablábamos mucho pero era agradable. ¿Tú?

Romina es de esas personas agradables con las que nunca llegas a formar una amistad pero por algún motivo te agradan. Siempre fue cordial conmigo a pesar de que yo era muy tímida y no hablaba con nadie en mi etapa escolar, de hecho llegué a envidiarla un poco por tener la facilidad de desenvolverse con las personas.

Eso y que la chica es preciosa. En serio, una cara preciosa acompañada de unos ojos casi verdes y cabello claro natural, nada de tinte, además de que es delgada con curvas envidiables.

—Es mi ex novia.

Oh.

Genial, no me sorprende que alguien como él haya tenido a una novia como ella.

Habíamos tenido suerte de que ella no nos hubiera escuchado mencionar su nombre, pero ahora no tanta, ya que volteó y obviamente reconoció a su ex novio.

—Oliver—sonrió y se acercó—. Y, ¿Adela? ¿Eres tú?

—Eh, sí.

— ¡Cuánto tiempo!—me dio un abrazo—. ¿Trabajas aquí?

—Sí.

Debo articular palabras que tengan más de dos letras.

— ¿Qué haces aquí?—Oliver preguntó y ella regresó su atención a él.

—Voy a trabajar en recursos humanos.

Lo último que supe de ella es que se dedicó a estudiar administración de empresas, supongo que se enfocó más a la parte del capital humano. En la escuela era muy inteligente, siempre salía sobresaliente en cualquier actividad.

—Vendré unas pocas veces a la semana así que no te preocupes—continuó hablando pero ahora directamente con Oliver—, no te toparás conmigo tan seguido.

Genial, estoy atrapada en medio del drama de los ex. Hace unos días era la guerra de los primos.

—Yo tampoco vengo mucho—él contestó.

Se formó un silencio incómodo.

—Entonces supongo que Ade es la que me puede instruir en este lugar, ¿o te quito el tiempo?—enganchó su brazo con el mío y yo solo negué con la cabeza.

—Aun así iba para tu área.

—Perfecto—dijo y comenzamos a caminar.

No sé qué está pasando aquí, cuando las cosas parecían ir bien con mi vida, de la nada descubro que el chico con el que estoy involucrada es primo de mi amigo, el cual es mi novio falso ante su madre. Y ahora, aparece su exnovia toda etérea, amable y perfecta; no podría encontrar otras palabras para describirla.

—Te veo luego—Oliver se despidió cuando ya estábamos algo separados.

Solo que no sé si de mí o de ella.

 

(...)

 

Debo de decir que pasar una buena parte de mi día con Romina no fue tan malo.



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En el texto hay: humor, comediaromantica,

Editado: 24.01.2024

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