Adela.

Veintinueve: La culpa.

Había pasado toda la mañana con Javier tratando de hacer una lluvia de ideas para su portada pero a él nada le parecía. No tenía claro que es lo que quería y cuando le ofrecía una idea no le gustaba e inmediatamente comenzaba a tratar de coquetear conmigo, yo me fastidiaba y lo amenazaba con renunciar a esto si no se lo tomaba en serio.

Decidí ignorarlo un poco y ver mis mensajes.

Tenía tres de Darien preguntándome a qué hora iba a llegar a la casa, los cuales ignoré porque seguía enfadada con él por comportarse como un idiota y tenía otro de Oliver, ese si lo contesté por obvias razones.

 
 

Oliver <3: Estoy en la disquera,  ¿almorzamos?


 

Sí, trataré de apresurar las cosas con el tarado este.
 

 

Oliver <3: No seas tan mala. Paso por ti, ¿dónde están?
 

 

En los cubículos del tercer piso. ¿Puedes creer que él quería que fuéramos a su casa?


 

Oliver <3: Retiro lo dicho, sé mala.


 

— ¿Podríamos volver a lo nuestro?—dijo Javier repiqueteando los dedos contra la mesa.

—Lo siento, ¿ya tienes más ideas?

No lo sentía, quería seguir hablando con mi novio. Ay, me encanta llamarlo mi novio.

—Creo que gustaría que fuera mi cara.

— ¿Solo tu cara?

—Sí, con eso basta.

Será una portada horrible. Está bien miento, si tiene una muy buena cara, su personalidad es lo que lo echa a perder. Pero al menos ya tenemos una idea un poco mejor que las otras, simple y algo vanidoso, pero puede funcionar ya que he escuchado su  música en busca de inspiración y es su esencia, básicamente.

—Veamos, ¿qué te parecería tú cara pero conformada con figuras geométricas? ¿O algo parecido a garabatos?

—Suena interesante, necesitaría verlo.

—Entonces haré un bosquejo y te lo mostraré en unos días.

—Me parece bien.

Wow, que sencillo, creí que esto me tomaría más tiempo y parece que no tendré que convivir tanto tiempo con él y podré disfrutar más tiempo con mi novio.

Comencé a recoger mis cosas bajo su atenta mirada.

— ¿Ya te vas?

—Sí, tengo una vida fuera de este lugar.

— ¿No quisieras aceptar esta vez ir a mi departamento?—colocó una mano en el reposa brazos de mi silla y se acercó a mí.

—No realmente.

—Vamos, será divertido—se acercó aún más.

Eso ya no me está gustando, es mi espacio personal.

—No.

Hice el intento por levantarme pero su brazo me lo impidió.

—Te gusta hacerte la difícil, ¿eh?

—No es que me haga la difícil, es que no quiero. Ahora déjame salir.

—Adela, ya me sé todo este jueguito del gato y el ratón. Ahora deja de ser antipática y vámonos—se acercó aún más.

Esto ya no me estaba gustando para nada, comenzaba a asustarme y mi sentido de alerta se encendió así que decidí empujar su silla con mis pies. Él perdió el equilibrio un poco y yo pude levantarme finalmente. Ni siquiera tomé mis cosas y me dirigí a la salida, pero él me tomó por el brazo regresándome a mi lugar y me pegó contra la pared bloqueándome de nuevo la salida. Tomó mis manos y las puso detrás de mi espalda.

— ¿En serio te gusta jugar así?—estaba sonriendo y estaba muy cerca de mí.

Quería llorar, estaba buscando mil maneras de escapar pero por el miedo también me quedé en blanco. Trataba de soltarme de su agarre pero él solo ponía más fuerza.

Lo único que me quedaba era suplicar.

—Por favor, suéltame.

—No sabes lo mucho que me pone el que compliques las cosas—se pegó aún más a mí y sentí su entrepierna dura en mi cadera.


 

Tenía una de sus piernas entre las mías así que no podía levantar alguna para patearlo. Ahora mismo solo podía sentir asco.

—Déjame ir—las lágrimas empezaron a bajar por mis mejillas.

Él se acercó a besarme pero yo me volteé así que cambió su dirección para besar mi cuello. Sentía náuseas al sentir su boca sobre mí, ¿por qué no paraba si veía que no estaba disfrutando esto? ¿Cuántas veces tendría que decirle que no? ¿Esto ya le había pasado antes a otra chica?

Estaba empezando a perder las esperanzas cuando metió una de sus manos por debajo de mi blusa hasta que escuché la puerta abrirse.

Sentí un inmenso alivio, pero Javier tapó mi cara con la suya así que no podía voltearme, literalmente me estaba apretando contra la pared. Solo esperaba que quien hubiera entrado no creyera que esto es algo que los dos queremos.

— ¿Qué pasa aquí?—era la voz de Oliver.



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En el texto hay: humor, comediaromantica,

Editado: 24.01.2024

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