Capítulo 5
-Nina-
Rick me besa indiscretamente antes de salir del consultorio, yo acababa de llegar cuando su turno terminaba el mío recién comenzaba junto con el atardecer.
—Aun no entiendo por qué cambiaste, este horario es un literal asco—me comunico moviendo su rostro cerca del mío para volver a besarme. Suavemente retiro mi rostro hacia un lado de todas formas su boca se encuentra una vez más con la mía besándome rápidamente.
—Tengo que trabajar—anuncie separándome
—me dijeron que han contratado a un célebre fotógrafo para la publicidades del hospital sobre todo para mostrar el nuevo equipamiento y las reformas…—dejó de hablarme cuando notó que ni siquiera le prestaba atención ya que estaba escuchando los gritos de uno de los pacientes que tenía a mi cargo—¿segura estarás bien?—me preguntó tomándome del brazo.
—¡Nina!—una de las enfermeras se asomó por la puerta—el paciente de la 202 volvió a salir de su habitación. Asentí.
—Hablamos luego—dije aquello último a Rick saliendo tras esa enfermera para encontrarme con el cuerpo huesudo del paciente de la 202, un hombre de unos 58 años de un carácter muy particular. Una vez más había decidido quitarse todo lo que lo unía a la cama, ya lo conocía, había hecho eso anteriormente.
—¡No pienso volver a esa cama!¡brujas!—gritaba plantado en el pasillo extendiendo sus largos brazos para atajar cualquier intento de nuestra parte por llevarlo nuevamente hacia su habitación, lancé un suspiro agotada.
—Señor, por favor, es importante que se calme—dije acercándome a él, una de mis compañeras seguía mi paso muy meticulosamente.
Ana, quien estaba junto a mi sorpresivamente se abalanzo hacia él, pero el tipo de un solo manotazo que fue a dar de lleno en su vara la tiró.
—¡Ana! —corrí hacia ella, que gemía adolorida tocándose la magilla enrojecida.
—jodido viejo…—balbució a punto de echarse a llorar, la levanté colocándola tras de mí.
—¡ya les dije que quiero irme de aquí!¡no te acerques!—me advirtió estrujando una de sus manos sobre la bata celeste que llevaba puesta —¡Voy a quedarme completamente desnudo y pienso correr asustando a todos aquí!—me advirtió deformando su rostro por el colorea. Era adicto era evidente que no estaba tolerando el tratamiento, llevaba tiempo internado y su salud estaba bastante maltrecha, pero, cuando apenas lograba mejorar un poco su carácter cambiando con la extraña fuerza que lograba obtener de vaya saber dónde, eran el combo perfecto para arruinar el inicio de mi turno.
—¡hombre, pero que amenaza más patética!—oí decir en un susurro en tono burlón a Ana que estaba a uno de mis costados.
—ve a llamar a uno de los enfermeros, hoy está difícil que podamos solas con él—aseguré viendo como el sujeto comenzaba a tirar todo a su paso lanzándome cosas, su estúpida puntería esta vez era bastante acertada, una botella de agua vino directo hacia mí, con mi antebrazo libre logré cubrirme, gemí de dolor cuando la aparte de un golpe.
—Sí— la enfermera salió corriendo en busca de ayuda.
—¡AHHHHH!—gritó enfurecido arrancándose la bata, lanzándomela encima para luego huir completamente desnudo.
Moví mis brazos con rapidez apartando el trapo, saliendo tras él.
-Christofer-
Jonás caminaba por mi sala observando todo con meticulosidad, mientras Claus dejaba las llaves de su automóvil sobre una mesa ratona para luego tirarse sobre el sillón.
—no me quedó de otra, insistió en que lo trajese hasta aquí.
—espero no te moleste—me dijo Jonás sin dejar de mirar todo—eres asquerosamente rico—comentó divertido.
—¿Vienes a resguardar mi economía?—pregunté sarcásticamente mientras terminaba de colocarme mi chaqueta.
Jonás se encogió de hombros, llevando sus manos a los bolsillos de sus vaqueros.
—Simplemente quería saber cómo era la vida de un tipo que sabe jodidamente todo—dijo con soltura, al parecer le divertía mi condición. Lástima que a mí no.
—Eres un idiota—comentó con desgano Claus prendiendo un cigarrillo.
Jonás tocaba todo a su alrededor, mientras no paraba de parlotear sobre idioteces.
—No tengo tiempo para seguir aquí, tengo que irme—anuncié, tomando las llaves de mi automóvil.
-Nina-
El tipo resbaló ferozmente en el pasillo, yo caí junto a él, atiné a sujetarlo por el tobillo, pero en un rápido movimiento me golpeo sobre el pecho separándome.
Jadeé de dolor, tosí un par de veces poniéndome de pie nuevamente.
—¡te dije que no te acerques a mí, desgraciada!—bramó tomando una gruesa bandeja de metal que yacía sobre un carro de utensilios de vendajes para ir contra mí una vez más.
Sus ojos parecían salirse de sus cuencas, su aspecto delgado combinado con su descontrolada ira no era lo mejor para mí en esos momentos, necesita ayuda de forma urgente, gire hacia atrás ¡porque demoraban tanto en llegar!
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Editado: 28.10.2022