Capítulo 14
-Nina-
Caden y Darrel lucían pensativos, yo los observaba y los veía confundidos con una mezcla de turbación que parecía que los embaucaba en un callejón sin salida.
—La última vez que estuvimos con Luca, dijo que si estábamos en una situación complicada podíamos ir tras lo que dejó…—mascullo Darrel de forma seria.
—¿qué dejó? —pregunté, ambos me observaron, —sería bueno que también lo sepa ¿no creen? Después de todo los caminos apuntan a que él y yo…nos encontremos —me sinceré con cierta turbación.
Caden molesto apretó su mandíbula cuando me oyó decir aquello, y Darrel simplemente asintió.
—Las catacumbas, allí dejó algo de información sobre este presente que estamos viviendo, o bueno eso fue lo que nos dijo.
Bien, las famosas catacumbas de París, no eran el mejor lugar para visitar, pero, sí eran el lugar ideal para guardar un secreto.
—Iremos mañana por la noche, antes de ello debemos buscar ropa cómoda, esas fosas son un verdadero problema, linternas y todo lo que sea necesario para salir ilesos de ese lugar—agregó Darrel.
—Voy a ir con ustedes—dictaminé.
—bien, —respondió Caden —es mejor que estés con nosotros.
-Christofer-
Bastián me esperaba, usualmente cuando estaba molesto tomaba uno de sus exclusivos habanos y comenzaba a fumar, cuando me vio entrar, exhalo expulsando el humo que salía por su boca. Su asquerosa barba blanca perfectamente recortada y ese color de ojos claros que de forma efímera cada tanto acarreaban sobre mi mente algún que otro recuerdo turbio que se perdía en segundos bajo mi percepción ya que ni siquiera sabía a quién pertenecía tal coincidencia o quizás simplemente no deseaba descubrirlo.
—Esa chica es tu condena, ¿acaso ya no te lo advertí? —me observó desde sus aposentos, llevo una mano sobre su cien de forma intolerante.
—Deberías cuidar tus palabras…—le advertí de forma sigilosa noté a Claus en un extremo haciendo girar sobre sus dedos una llave.
Al saber de la existencia de Charles, tenía que ser muy cauteloso con mis palabras, no conocía hasta dónde sabía Bastián.
—Sabes muy bien que yo soy lo único que tienes, esto que ves aquí—extendió hacia sus costados sus brazos—es todo tuyo, incluso yo mismo, y el idiota de Claus podría ser tu jodido mayordomo para toda tu vida, él está a tus pies. Y…parece que has olvidado a Katia, se ha quejado de ti ¿mucho trabajo? —ironizó tirando sobre la mesa un IPad con la fotografía de Nina.
Deslicé mi mano sobre la tableta apagándola a continuación estiré mi rosto hacia Bastián de forma sorpresiva, fue cuando él disimuló bajo un sutil manto de valentía mi inesperado acercamiento.
Le arranqué el jodido habano de la boca enterrándoselo en uno de sus hombros fundiéndolo con aborrecimiento sobre su traje. Bastián no se inmutó, al contrario, apretó sus dientes conteniendo la rabia de no poder mover ni un solo dedo contra mí.
—Últimamente odio que hagas estas cosas, —tiré el habano a un lado—y eso…en alguien como yo…es un poco complicado Bastián…—confesé, él deslizó su mano sacudiendo las cenizas sobre la quemadura de su saco.
Bastián se puso de pie.
—Tiraste uno de mis mejores habanos…—comentó a la ligera mientras le hacía una seña a Claus para que se acercara—por lo visto, te has desviado un poco de tu camino…y eso cómo verás no puedo permitirlo, —Claus le dio la llave —es hora de que refresque un poco tu memoria Christofer, y vamos…no era la idea, pero, me obligas a hacer lo que no quiero…
—voy a desencajarte la mandíbula si sigues provocándome—le advertí volteándome predispuesto a irme.
—Recuerda que fui yo quien te salvó, gracias a mi estás aquí con vida.
Comencé a dar pasos hacia la salida.
Y de pronto oí que una grabación tras mi espalda, se encendía y con ella una voz…
¡Luca! Quiero presentarles a todos a mi bello hijo, ¿no es acaso muy apuesto?
Era yo, ¿junto a mi madre?
Me voltee pausadamente mis ojos giraron deteniéndose frente a la inmensa pantalla.
En el video se podía ver a mi madre riendo junto a mí y en esa misma escena entraba alguien más una verdadera copia de mí mismo.
¡Y este es Lanz! Mi dulce niño
Lanz aparecía empujándome con disimulo, mientras nuestra madre nos presentaba frente a una entrevistadora.
Aquello comenzó a doler…Claus se retiró de la oficina de Bastián, dejándonos solo a él y a mí.
Y a continuación aquello que veía se combinaba con imágenes de mi ¿hermano? ya de adultos junto a nuestra madre, en hermosos paisajes, riendo, Lanz saltando a la piscina dando un grito de felicidad, piscina que de pronto mi memoria muerta comenzaba a re vivir, mostrándome como mi boca se fundía sobre la de él ya muerto. Y de a poco comencé a debilitarme, ¿tan frágil era? Mis ojos comenzaron a humedecerse de manera muy lenta y dolorosa.
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Editado: 28.10.2022