Capítulo 17
-Christofer-
La había divisado hacía rato, pero por una extraña razón no tenía el suficiente coraje para acercarme a ella, pues, estaría una vez más arruinándolo todo si lo hacía, entonces ocupé mi tiempo ese que me carcomía por dentro deseando dejar de sonreír y agradecer a todos los que se acercaban de forma incansable felicitándome por mi trabajo, para ir por Nina.
Comprendía que estaba usando el tiempo a mi favor, aunque fuese molesto y perturbador necesitaba sentirme valiente, la última vez que la había visto en el hospital mi maldición apareció apenas asomé mis ojos tras el lente de mi cámara de fotográfica. La vi riendo mientras avanzaba entre miles de flores, los gestos de sus manos interactuando con alguien a quien mis visiones no desearon mostrarme, me angustió, habría deseado ser yo quien apareciese allí, pero, ni siquiera sabía quién era ese desconocido que le producía tanta facilidad ya que solo la veía a ella y no a ese desconocido, Nina reía, mientras su cabello se ladeaba con soltura bajo la luz del sol que se colaba entre los árboles.
¿Dónde estaba? ¿Quién la acompañaba?
Mi maldición no me dejó oír su voz, ella hablaba animada, su mirada brillaba con intensidad, su preciosa boca no había escatimado en moverse al son de sus animadas palabras para con ese extraño.
Pero todo chocaba con brutalidad sobre mis antiguas visiones, de pronto me sentí perdido dentro de un laberinto cruel e inestable, mi maldición no escatimaba en nada a la hora de hacerme sufrir perdiéndome en un sinfín de incógnitas que solo el paso del tiempo podía darme alguna respuesta, a no ser que yo lograra torcerle el brazo a mis visiones con mi extraña especialidad a la hora de intentar adelantarme a todos aquellos sucesos, era entonces cuando el tiempo jugaba un rol importante en mi vida y en la vida de los demás…
Corro agitado por el medio de una carretera, está de noche, siento mi respiración motivar el ambiente de mi visión con tal claridad que logra confundirme. Indudablemente no estoy saliendo de esa situación: estoy regresando.
Me veo con un revolver en mi mano, disparo.
¿Mato a un ciervo?
Mis visiones se mezclaban con nuestra realidad, mi ojo captaba su rostro sonriéndome levemente, sus dedos se habían tocado entre sí para contener la angustia que su mirada no disimulaba frente a mí.
Entonces cuando mi maldición se esfumó, me dejó con un sentimiento de nostalgia que me lastimaba ¿con quién estabas siendo tan feliz? ¿Por qué no podía soportar ese dolor? ¿qué era lo que estaba ocurriendo, mis visones me confundían, pues me habían mostrado que iba a estar solo sin ella, pero, cómo podía unir tales sucesos sin equivocarme? Una lagrima rodó por mi rostro, la impotencia de no poder dominar todo aquello me abrumaba en demasía. Por lo tanto, decidí vivir el presente. Ya que indudablemente era la único que tenía por seguro. El aquí, y el ahora.
Fue entonces cuando un asalto de coraje volvió a capturar mi corazón, fortaleciéndolo, comencé a caminar a paso lento, a la distancia su espalda cubierta con encajes trasparentes la envolvían con exquisitez, había elegido un vestido que parecía hecho solo para arrastrarme hacia ella sin que yo no pueda hacer nada, de color nude se camuflaba con abrumadora delicadeza bajo la blancura de su piel, la gaza del vestido la hacía ver efímera, las diminutas flores bordadas sobre su pecho, bajo las trasparencias del vestido parecían abrirse hasta llegar a las ajustadas mangas de sus hombros para recorrer su pecho y cintura ciñéndose con máxima elegancia.
El pelo lo llevaba tomado con un simple peinado, algún que otro cabello flotaba sobre su rostro con naturalidad; a media a que me acercaba a Nina sonreí apaciblemente me sentía literalmente perdido con su belleza y en esa condenada fragilidad que emanaba sin miramientos.
—¿Mi premio? —esbozó incómoda —creo haberte dicho que no deberías….
—sí, ...sí…lo sé, no debería esto, no debería hacer aquello…en fin, —no podía evitar mirarla perdiéndome en su rostro, el cabello lo llevaba dividido en dos por lo tanto le caía hacia los costados de forma tal que el brillo delicado de su pelo se amoldaba a su rostro bajo un sutil maquillaje, el labial de su boca brillaba despertando en mí una necesidad abrumadora por besarla, estiré con sutileza mi mano hacia Nina—hay mucha gente aquí, si no te molesta: ¿Te gustaría acompañarme hacia afuera? Estoy algo agotado con todas las personas que están detrás de nosotros esperando a que yo voltee para una vez más pasar un largo rato sonriendo y estrechando las manos de desconocidos que indudablemente terminan provocando mi “particularidad”, haciendo de esto…una intolerante tortura…
Nina me observó, buscaba en mi la seguridad para saber que estaba diciéndole la verdad, solo con tomar su mano ella ya me resguardaba de los demás y de mi horrorosa maldición.
Sin decir una sola palabra, Nina deslizó con delicadeza sus dedos sobre los míos.
—¿Los has notado? —inquirí observándola fugazmente mientras caminábamos hacia una de las salidas que daban hacia los jardines de ese inmenso lugar.
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Editado: 28.10.2022