Capítulo 18
-Nina-
Desde aquella noche, no volví a verlo, pasaron tres semanas, a pesar de que su ausencia era una vez más la causa de mi incertidumbre, algo hizo que todo comenzase a tener forma dentro de mí, mi propio descontrol que a veces intentaba dominarme cuando estaba frente a él y a sus verdaderas acciones, la tempestad a la que me sometía cada vez estábamos cerca… esta vez comenzaban a soplar vientos de calma que atraían hacia mí pequeñas certezas.
Durante una de las noches, esas, que parecían interminables quité el anillo que él me había puesto la última vez que lo había visto, quizás era un intento por romper con el encanto de sus palabras porque su ausencia dolía. Moví mi cabeza sobre la almohada mis piernas se deslizaron sobe mi cama al compás del movimiento de mi cuerpo para acomodarse, dejé el anillo sobre la punta de la mesa de luz, estaba por amanecer, estiré mis dedos para tomar el interruptor del velador, apagando la luz, dejando que la penumbra se despliegue sobre mi habitación, un extraño color naranja invadió las paredes, mis ojos se posaron sobre las delicadas piedras del anillo que brillaban con sutileza atrayendo a mí el recuerdo de los labios de Christofer besándolo parpadee con suavidad dejando que el sueño comenzara a apoderase de mi cuando mis ojos volvieron a abrirse pues habían captado algo insignificante…
Me levanté encendiendo nuevamente la luz, tomé el anillo acerándolo hacia mi descubriendo una pequeña frase grabada en su interior…
— Adhuc Tempus…—susurré con sorpresa e intriga.
¿Aún hay tiempo?
Desde aquella noche, tomé la decisión de hacerle caso al Luca del pasado, al que me alertaba y me daba las pistas para lidiar con su nuevo presente, para ello después del trabajo me iba con Caden y Darrel, donde entrenaba en el gimnasio, practicaba defensa, y corría, media mi tiempo, tenía que ayudar al Luca del pasado para poder salvar a Christofer de mí y para ello necesitaba ser muy persistente, tan así que comencé a no desperdiciar ni un solo segundo.
Salía del trabajo directo a casa, me cambiaba con ropa deportiva y de allí iba directo al parque a correr aún no lograba superar a Caden y Darrel, debía esforzarme aún más. Así que cuando tenía tiempo libre seguía insistiendo.
Mi respiración afanosa marcaba el acelerado ritmo de mi esfuerzo corriendo, trague con dificultad comenzando a desacelerar mis pasos para tomar un descanso, lleve uno de mis dedos hacia los auriculares apagándolos. Cuando comencé a percibir el sonido de una bocina, elongue sin prestar atención a aquello, pero aquel sonido parecía seguí acercándose en mi dirección, me volteé sobre mis talones, quitándome con algo de molestia los pequeños auriculares que llevaba en los oídos.
Un lujoso automóvil negro se aparcó a un costado de la acera, de él vi bajar a un hombre que vestía de forma elegante, y me sonreía de manera apacible. Mis pies dieron un simulado paso hacia atrás, ¿por qué él estaba frente a mí? Dejé caer mis auriculares al suelo, algo dentro de mi comenzó a prepárame poniéndome a la defensiva.
—¡Qué sorpresa! ¡tanto tiempo sin vernos Nina!
—Bastián…—dije en un murmullo que me apabullaba, pues su presencia solo me traía un solo recuerdo que no deseaba repetir.
—Veo que estabas ejercitándote, vaya, lamento interrumpir en medio de tu rutina, —me dijo con una sórdida sonrisa en su rostro, parecía intentar parecer jocoso pero lo único que lograba era intimidarme a un más y él lo pillo de inmediato—estás muy callada, —sonrió una vez más—pero tu mirada parece gritarme en la cara tu aborrecimiento y miedo ¿quizás? —inquirió de forma directa.
Desvié por segundos mi vista hacia su automóvil un inmenso sujeto se bajó del asiento del acompañante y se detuvo juntando sus manos en forma de espera.
—¿Él te asusta? —examinó Bastián sin girarse señalando de forma desabrida hacia ese desconocido.
—Es extraño verte después de tanto tiempo…—respondí con gran cautela.
—¡es verdad! Solo te recordé, y pensé: ¡vaya sería bueno pasar a saludar!
—Ya lo hiciste, ahora, si me disculpas debo continuar —simulé mi nerviosismo tomando nuevamente mis pequeños auriculares del suelo para irme.
—Prometo que esta vez no será como la última vez que nos vimos…—cuando dijo aquello comencé a sentir como mi corazón se aceleraba mientras me erguía una vez más hacia él.
—Juro que si das un solo paso más voy a gritar, estamos en un parque hay mucha gente alrededor de nosotros, quiero que te alejes de mí, no te la dejaré fácil. —arremetí de forma decidida.
Bastián me observó su sorpresa ante mis palabras se conjugaban con sus expresiones juguetonas y aquello me enojaba demasiado.
—Vengo en son de paz, digamos que no pienso repetir el mismo “procedimiento” del pasado, además, no me guardes rencor, eso ya pasó, he cambiado un poco y ¡créeme! Mis modales aún siguen intactos—deslizó sus dedos por su perfecta barba—si no es mucha molestia, me gustaría en un principio: que te relajes, y me acompañes, —estiró su brazo en dirección a su automóvil, el tipo que estaba fuera del auto abrió una de las puertas.
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Editado: 28.10.2022