Adhuc Tempus

Capítulo 20

Capítulo 20

 

-Christofer-

—Sé que odias el whisky que bebo, si les ves el lado bueno, la mala calidad ayuda a que te embriagues con mayor rapidez—Charles me ofrecía una botella de su asqueroso whisky, estaba como de costumbre sentado en un banco arrumbado cerca del puerto.

—vienes hasta un lugar tan lejano…solo por una botella del whisky más repugnante del mundo

 —vengo por el whisky como excusa, ya sabes…la briza, los pájaros, me ayudan un poco—me senté a su lado—si no vienes a beber conmigo, entonces ¡lárgate! No quiero a un idiota pendenciero que escapa a Escocia cuando todo parece que va a vencerlo de un solo bocado.

—Mis visiones me ha mostrado un pequeño pueblo en Dunkeld, una y otra vez, he visto a Nina allí, caminé por esos mismos senderos buscándola en un futuro que aún me resulta demasiado lejano…

—¿sirvió para algo?

—supongo…mi maldición a veces es algo compasiva conmigo

ah…—resopló—el amor…—y con ello bebió dándole un gran sorbo a su botella.

—no me gustó que la abrazaras, incluso te odié, simplemente porque yo no podía hacer algo tan insignificante, creo que me queda una pizca de entereza, de lo contrario, me sentiría tan patético que terminaría bebiendo esa mierda contigo hasta acabar a golpes con cualquiera que se me cruce por el camino…

—tu búsqueda del felices por siempre, se está tornando algo complicada…

—Mi maldición me sitúa en el mismo tiempo junto a Laurent y Nina

—eso se debe a que tus sentimientos han cambiado…

—no quiero creer que…

 —Laurent, , él no merece ni una gota de compasión, pero, desgraciadamente tiene un buen hijo.

—¿buen hijo? —lancé irónico apretando los dientes con extremo malestar— eso no me gusta nada—admití desprovisto de todo—mi maldición no me ha advertido de nada más—No puedo estar en dos lugares al mismo tiempo, y lo sabes…

—claro que lo sé, básicamente estás acabado.

—No—aseguré de forma tajante, Charles se volteó hacia mi sorprendido por mi respuesta, sonrió divertido. Al parecer le gustaba verme batallar, yo era como su entretenimiento.

—eres un bastardo, no cualquiera puede quitarte las cosas de las manos, así como así, me parece bien. —aseguró bebiendo aún más.

—es hora de que cumplas con tu palabra—le recordé levantándome.

—así será…

—Además—continué—necesito un poco de tiempo, por favor…—solté entre dientes clavándole la mirada.

—¿tú rogándome a mí? —inquirió divertido

—si eso te hace sentir mejor, tómalo como quieras, dame tiempo, en estos momentos solo tú puedes hacer eso, además gracias a ti viejo el idiota Bastián sabe mis pasos y los de Nina.

—me he ganado la total confianza de Bastián, haciéndolo sentir seguro, nada de lo que le dije hasta ahora ha roto sus expectativas. Confía en mi a ciegas porque comete el mismo error que contigo, él cree que puede controlarme…

—¿Cuánto tiempo podrías darme?

—solo dos días

—es demasiado poco... —De improvisto le quité de un tirón la botella de la boca. Charles masculló un insulto por lo bajo

—Está bien, tres días, es lo máximo que puedo ofrecerte: ¿lo tomas o lo dejas? —fruncí el ceño, maldito viejo, lancé la jodida botella rompiéndola, cuando habría deseado partírsela sobre la cabeza— por lo visto esa es tu “particular” forma de decirme que: lo tomas…

 

-Nina-

Darrel aún seguía internado en el hospital, pues en la pelea del bar terminó con una costilla rota lo que le llevo a lastimar uno de sus pulmones. Caden salió antes, fue el menos afectado por esos dos matones que me esperaban a mí, llevaba su brazo izquierdo sujetado ya que se había fisurado el brazo. Ni hablar de las contusiones que aún no desaparecían de su rostro. Solo lograba sentir culpa, habían sido fieles a cumplir con lo que Luca les había encomendado en el pasado. Pasado, que cada vez iba haciéndose más presente entre nosotros. Yo estaba acabada cuando mi móvil sonó con la llamada de Joyce avisándome lo ocurrido Ferdinand me llevó hasta el hospital.

 Darrel sostuvo mi mano antes de ingresar a la sala de urgencias.

—No te culpes, y no se te ocurra rendirte…

Sollocé.

—No te esfuerces, solo calla. —me atreví a decir

Pero su mano se ajustó a mi muñeca con fuerza.

— Has que todo esto valga. —me miró de forma intimidante ¿aún tenía fuerzas paras seguir lidiando con todo? —Voy a estar bien.

 

Desde entonces intentaba hacer que todo valiera un poco más. Caden me acompañaba por las tardes, íbamos hacia una calle extensa que llevaba años inhabilitada estaba atravesada por un callejón sin salida, allí Caden se sentaba sobre un rústico banco de piedra con un par de latas de cervezas aún lado.




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