Aborto involuntario

Mirando hacia atrás, quería abofetearme a mí misma.

Ya no estaba de humor para escucharla, pero ella seguía burlándose de mí.

- ¿Sabes lo que me dijo Erick de ti?.

" No, no quiero saberlo". Pero continúo.

- Dijo que eras una vieja bruja. Aunque se casó contigo, para él no eres más que una ama de llaves sin sueldo.

Me enfadé al oír ese comentario tan hiriente. Así que tomé mi teléfono y la miré.

- ¿Por qué no llamamos en este momento a Erick y escuchamos que tiene que decir al respecto?.

Al instante, ella entró en pánico y fingió estár tranquila.

- No seas tan presumida te echaré tarde o temprano.

" Ay, Sí por favor. Eso me ahorraría los gastos legales".

Me acerqué a la puerta y la abrí. Luego, le dirigí una mirada que decía, " Ya es hora de que te vayas".

Solo entonces recogió su bolso con frustración y se acercó a mí con sus tacones.

Justo cuando pensé que estaba a punto de irse por la puerta, se detuvo de repente. Y cuando menos lo esperaba, alargó la mano y me empujó el hombro.

Me agarró desprevenida y tropecé hacia atrás antes de caer sobre mi cadera.

- ¡Antonella!. - Gritó Erick cuando regresó y vio la escena que tenía delante.

Sin embargo, era demasiado tarde. Sentí un fuerte dolor en el estómago. Antes de que Erick pudiera correr a detener mi caída, me había estrellado contra el suelo.

De repente, sentí un dolor agudo e intenso en el abdomen. Tuve la terrible sensación de que iba a abortar. Erick se apresuró a acercarse a mí tirando su bolso a un lado. Se agachó junto a mí y trató de ayudarme a sentarme.

- ¿Estás bien, Antonella? ¿Estás herida?. - Ni siquiera sabía que estaba embarazada y lo único que le importaba era si me había hecho daño con la caída.

Antes de que pudiera pedirle que me llevara al hospital, me interrumpió Diana, que estaba echando humo. Me apuntó con el dedo y me dijo con toda la intención.

- Deja de actuar, ¿Que no fue solo una caída? No puede ser tan grave como para causar una hemorragia interna.

Si no me doliera tanto, me hubiera levantado y le hubiera dado una bofetada en la cara. Pero ahora no era el momento de discutir con ella. Tiré del brazo de Erick y dije con ansiedad.

- ¡Rápido! Llévame al hospital. - Aunque creía que no era el momento adecuado para tener un hijo y que no tenía ninguna intención de mantener este embarazo, me seguía asustando la idea de abortar.

Eric se puso en posición y estaba a punto de levantarme en brazos.

Sin embargo, Diana se arrastró hasta sus pies para que no me ayudara a levantarme y comenzó a lloriquearle.

- Mira esto, Erick. Me rompió una uña.

Esta fue la primera vez que sentí ganas de matar a alguien. " ¡A quién le importa tu uña rota! ¡Estoy a punto de perder a mi bebé!".

- ¡Erick!. - Le grité para que volviera a prestarme atención. Era la primera vez que le levantaba la voz.

Erick no fue el único que se sorprendió. Diana también se sorprendió y me miró fijo por un momento.

Sin embargo, no estaba de humor para prestar atención a sus expresiones porque tenía un dolor insoportable. Quería llegar al hospital o antes posible, pero no podía moverme sin ayuda.

Era mi primer hijo y no podía soportar perderlo.

En mi estado de pánico y miedo, Cristian apareció en mi mente, y enseguida saqué mi teléfono para llamarlo.

De repente, Erick se puso nervioso como Si viera algo inquietante. Apartó a Diana de su camino y corrió hacia mi lado. Enseguida, me abrazó con fuerza y sus ojos se clavaron en la parte inferior de mi cuerpo.

Seguí su mirada y vi que un charco de sangre se había acumulado entre mis piernas. Al verlo, me ahogué en un sollozo.

Angustiado, Erick me levanto rápido y salió corriendo por la puerta. Mientras lo hacía, trato de consolarme.

- Amor, No tengas miedo. Te llevaré al hospital. Todo va a salir bien. Todo saldrá bien...

Intentaba consolarme, pero en realidad el mismo estaba sufriendo un ataque de pánico. Por suerte, el hospital no estaba lejos de casa, y solo estaba a 10 minutos en auto. Aun así, el asiento del auto está empapado con toda la sangre que salía de mí.