Adiós, Amor

Capítulo 1

El ambiente en la cafetería es sereno y acogedor; a nuestro alrededor, se escuchan varias voces entablando conversaciones, y la mayoría de las personas nos observa debido a lo alto que hablamos. Todo aquí es tan relajante que me dan ganas de venir todos los días. Luci no ha dejado de repetir lo emocionantes que serán las vacaciones lejos de la ciudad, y desde que llegamos, no he podido evitar reflexionar sobre la propuesta.

Mientras saboreamos nuestras bebidas calientes, el aroma del café recién molido impregna el aire, añadiendo un toque adicional de confort a este lugar. Las luces tenues y la música suave de fondo crean una atmósfera perfecta para la charla y la reflexión. A medida que el bullicio de la cafetería se desvanece en segundo plano, las palabras de Luci sobre las vacaciones y la propuesta comienzan a cobrar aún más significado. 

Un viaje suena divertido, el problema radica en los recuerdos que regresarán si acepto ir con ellos. Los destinos exóticos y las aventuras prometen ser emocionantes, también sé que estar en ese entorno me recordará momentos que preferiría dejar en el pasado. Son recuerdos que durante mucho tiempo he tratado de esconder en los rincones más profundos de mi mente, pero como sombras persistentes, acechan la oportunidad de volver a emerger.

La decisión se convierte en un dilema emocional, un enfrentamiento entre el deseo de crear nuevos momentos memorables y la ansiedad de revivir experiencias que desearía olvidar. A veces, me pregunto si enfrentar esos recuerdos es lo que necesito para seguir adelante, como si este viaje pudiera ser una especie de terapia de confrontación.

La perspectiva del viaje, con todos sus matices y desafíos emocionales, me llena de incertidumbre. No puedo evitar pensar que podría ser una oportunidad para sanar heridas pasadas o, tal vez, para descubrir que algunos recuerdos, por dolorosos que sean, nunca dejan de ser parte de quien soy. La elección está en mis manos, y sé que, en última instancia, debo sopesar el valor de esta experiencia en relación con los fantasmas que podría desenterrar.

—Tienes que ir —insiste Luci. —No puedes dejarme sola, Makena.

Bebo un poco de café mientras miro a mi alrededor. Los rayos de sol que atraviesan la ventana iluminan mi rostro, ignoro lo que acabo de decirme. Quiero pasar esos días allá, pero tan solo pensar en lo que va a suceder en cuanto pise ese lugar me da miedo.

Los recuerdos del pasado son como sombras persistentes que se agazapan en los rincones de mi mente. Cada vez que pienso en volver a ese lugar, esos recuerdos se vuelven más nítidos, como fotografías antiguas que cobran vida en mi imaginación. Sé que enfrentarlos es inevitable, una especie de confrontación con mi propia historia que no puedo evitar.

Miro a Luci, cuyos ojos reflejan una mezcla de impaciencia y preocupación. Es mi mejor amiga, y no puedo dejarla sola. Pero también sé que no puedo escapar de mí misma, de esos recuerdos que acechan en las sombras. Este viaje es una encrucijada, una oportunidad para enfrentar lo que temo y, tal vez, finalmente liberarme de los fantasmas del pasado. Aunque me aterra, siento que es hora de hacerlo. Tomaré esa decisión, no solo por Luci, sino por mí misma.

Boncy es un pueblo a pocos minutos de la ciudad, un lugar cálido rodeado de varias atracciones turísticas que visitan los extranjeros cuando llegan a nuestro país. Hace tiempo que llevábamos planeando ir, y ahora que tengo la oportunidad, no pienso desaprovecharla.

El encanto de Boncy reside en su fusión de cultura local y belleza natural. Sus calles adoquinadas están adornadas con coloridas casas coloniales y mercados bulliciosos, donde los aromas de la comida local te seducen en cada esquina. A medida que el sol se pone sobre las colinas que rodean el pueblo, se iluminan con una gama de colores cálidos, creando un escenario mágico para los visitantes. Desde las cascadas escondidas en el bosque hasta las playas de aguas cristalinas, Boncy es un rincón de nuestro país que merece ser explorado a fondo. Esta oportunidad no solo significa un viaje, sino una inmersión en la cultura y la naturaleza que estoy ansiosa por experimentar.

—Ya sé que no lo quieres ver —por fin dice lo que no quería escuchar y aparta la mirada. —Él no te va a intimidar. Nos tienes a nosotras, tus amigas, que te vamos a defender, y un chico muy guapo a tu lado que te amó desde el primer minuto en que te vio.

Su apoyo me llena de calidez, como un abrazo en medio de una tormenta. A pesar de la aprehensión que siento, sus palabras y gestos de amistad me dan la confianza que necesito.

Estaba a punto de hablar cuando una bocina me interrumpe, sacándome de mis pensamientos. Lukas, mi novio, llega en su auto con una sonrisa radiante que ilumina mi día. Suena la bocina y nos llama con entusiasmo; ya tenemos que irnos, habíamos quedado en pasar el día en el parque. La próxima semana se avecina repleta de compromisos académicos para él, con varios trabajos que debe entregar en la universidad, así que este momento juntos es un oasis en medio del ajetreo. 

Además de Luci, él es otro de los que está emocionado por las vacaciones. Desde que supimos de la oportunidad de escapar de la rutina y disfrutar de unos días lejos de la ciudad, Lukas ha estado contagiando su emoción. Sus planes y sueños para este viaje se mezclan con los míos, y verlo aquí, listo para llevarnos al parque, me recuerda por qué estamos tan emocionados por este próximo capítulo en nuestras vidas. 



#12631 en Novela romántica

En el texto hay: romance, 18

Editado: 02.10.2023

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