Adiós, Amor

Capítulo 2

Las películas de Disney desde siempre nos enseñan que todos encontramos al amor de nuestra vida, esa persona que nos va hacer feliz por el resto de nuestras vidas y que va a estar a nuestro lado hasta la muerte. En mis diecinueve años que he vivido soñé con ese amor, recibir ese cariño que las princesas recibían por parte de sus príncipes, sin imaginarme que mi destino es enfrentar el mundo real no un cuento de fantasías.

Jamás imaginé que ese día por fin llegaría y al final yo iba a terminar destrozada, con el corazón partido en millones de pedazos y sintiéndome una miseria por unos meses. No lo superó así me haya hecho tanto daño, no logro superarlo el amor que siento por él me tiene atada. 

Voy a verlo.

He intentado mil veces recordar todo lo que hizo y no merece perdón, solo que mi corazón dice lo contrario y como odio ese sentimiento que me ha llevado hacer hasta amarres, que no funcionan y muchas más cosas. 

Que maldito es el amor, una maldición que lleva a cometer locuras. Golpeo una y otra vez la tapa de un libro que tengo a mi lado con las uñas, me encuentro nerviosa. Aprendí que golpear objetos con mis uñas hace que me tranquilice un poco mientras intento controlarme, justo ahora no funciona y tengo muchos nervios.

La semana pasó tan rápido «bueno para mí» que ni me di cuenta que ya era 15 de octubre, faltaba un día del viaje. Nadie sabe lo que va a pasar y sigo dudando en ir, no quiero arruinar la semana por mi culpa y más a Lukas, a quien no quiero lastimar si se llega a enterar lo que siento.

Tengo la mayor parte de la ropa desordenada en la cama al igual que los productos de higiene, estoy empacando las maletas, pero desde que comencé a recordar todo esto las dejé a un lado y me concentré en controlarme. Todavía tengo tiempo de arrepentirme y no ir, solo que las ganas por estar allá están matándome, además una vacaciones no es tan mala idea, los trabajos de la universidad muchas veces me dejan agotada.

Si, necesito vacaciones urgente, este no es tiempo de echarme para atrás.

Dejó el libro a un lado volviendo a las maletas, mañana van a recogerme y necesito estar lista a tiempo. Termino de acomodar todo y acuesto mi cuerpo en la cama suspirando, necesito relajarme y estar concentrada no quiero que cuando llegue allá actúe como boba y él descubra que aún lo quiero en mi vida. El viaje solo durará unas cuantas horas, durante ese tiempo voy a pensar cómo voy actuar, lo primordial es estar sería y controlar mi estúpido corazón.

Alguien toca la puerta de mi cuarto.

–Siga –digo. 

Laisa, mi hermana. 

Entra acostándose a mi lado, su larga melena negra se esparce por la cama, ya tiene su pijama puesta, se supone que nos íbamos a dormir temprano para madrugar mañana, pero ella también tiene un pensamiento que no la deja dormir y es nada más que nuestro amigo. No tiene la necesidad de mencionarlo porque yo ya sé que es así.

Ella me recuerda tanto a mi cuando tenía su edad, diecisiete años, enamorada e ilusionada, espero que al menos no termine como yo.

Aunque en el viaje ella ha prometido no dejarme sola, es la única que se cree eso. Mi hermanita menor está enamorada y se que va a ir con ese chico apenas pueda. Laisa empieza a revisar qué es lo que voy a llevar, no deja ni un espacio en la maleta sin revisar, agradezco que por lo menos tenga cuidado de no desordenar. 

–¿Sigues pensando en él? –hasta que por fin habla.

–Pshh claro que no –claro que sí. Yo misma me engaño negando todo.

–Uy si como no, tú no lo has superado aunque digas que sí.

La golpeó con la almohada.

–Él no me importa –me devuelve el golpe.

–Así, ¿Por qué lo tienes agregado al WhatsApp con un emoji de corazón roto a su lado?

Volteo rápido la vista al celular. Quiero pegarme por pendeja, deje su chat abierto, hace unos segundos estaba revisando las conversaciones que nunca borre.

–Lo tengo así porque –suelto una risa nerviosa –Se me olvidó modificar su nombre. 

No sé me ocurrió nada más.

–Todavia lo amas.

Estoy gritando internamente, mientras finjo una sonrisa.

–Mañana veremos –dije.

–Si es que eres capaz de acercarte a él.

–Él no me importa, me vale lo que haga y es obvio que no me voy acercar a él.

–Eso es inmaduro.

–No, no. Se llama valorarme.

–Como tú digas –se levanta de la cama para irse –Mañana vamos a ver que sucede.

Sale sin despedirse.

Si mañana veremos qué pasa. 

Con la almohada tapé mi cara ¿Dios qué hice? Bueno, bueno tampoco es malo, además voy con mi novio él va estar conmigo todo el tiempo, aunque mi hermana dijo que iba estar junto a mi lado yo se que no va hacer así. 

Y si mejor me quedo disfrutando de mi casa todo el día.

Como si eso fuera divertido.

Tengo el corazón acelerado, lo odio. Apago las luces y pongo la alarma del celular, espero no arrepentirme de lo que hice. 



#12833 en Novela romántica

En el texto hay: romance, 18

Editado: 02.10.2023

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