Han pasado diez años desde que te enteraste de mi muerte.
Hoy me visitaste como todos los años y tus pequeños te acompañaban al igual que tu esposo.
Tu pequeña con el mismo nombre que yo acaricio mi lápida con cariño y una gran sonrisa adornando su rostro. Es una buena niña, ha tenido una hermosa vida.
Ahora tu eres la que me extraña y me necesita pero yo solo puedo verte desde aquí pero no puedo ayudarte como yo quisiera.
Aprecia a todos y todo lo que te rodea por que no sabes cuando perderás algo realmente valioso.
Te estaré cuidando desde aquí.
Adiós mejor amiga.