Todo comenzó cuando me cambié de escuela, sí, lo recuerdo perfectamente.
Me trasladé a otra por la razón de que un chico nuevo que llegó hace pocos meses a esta me comenzó a pelear sin haber un motivo fijo para hacerlo; tanto física como mentalmente, además de luego influenciar a más de mis compañeros para seguir perjudicándome de la misma manera.
No soportaba más aquel maltrato, y como todos los días volvía a mi casa llorando y con quejas, apesar de que mis padres me daban consejos contra el bravucón: como evitarlo, ignorarlo y hasta en algún momento hacerle frente, pero nada funcionó. Entonces ellos tampoco pudieron tolerarlo más y decidieron finalmente -luego de hablar repetidas veces con la directora para que haga algo y ésta nunca intentar nada- cambiarme de escuela.
Y lo hice, aunque la directora cuando por la mañana fui con mi madre para decirle aquello, me terminó rogando para que no me vaya, "ya que soy una de las alumnas más buenas y estudiosas de la escuela" (...sí, claro). Pero sin importar el qué ella dijera para convencernos que me quede -Y admito que casi lo hace-, nos resistimos con mi madre, yéndonos las dos con varias lágrimas en los ojos y los papeles para el traslado de la escuela, datos míos, y entre otras cosas.
También recuerdo que aquella vez, cuando me encontraba adentro de la dirección con mi mamá, le dije a la directora para que ella dejara de insistir que me quede, que no me voy únicamente por el chico que me molestaba -Llamado Chamón por todo el barrio, debido a que es un jóven ladrón buscapleitos muy conocido en estas zonas- sino que también me iba porque mi mejor amiga a principios de este año también se cambió de escuela, y desde que ella se fue me sentí muy sola e incómoda en esta.
Eso fue lo que le dije, además de otras absolutas verdades del por qué me quería ir, a pesar de que me era inevitable extrañar a los compañeros y compañeras que estuvieron conmigo indirectamente durante todos estos años.
Nunca me he sentido del todo cómoda con amistades femeninas, ya que siempre terminan bardeándose entre sí y otras cosas más. Así que siempre preferí estar con varones, son muy simpáticos y divertidos. Además, el año pasado había llegado un chico nuevo, que recién este año nos habíamos hecho muy buenos amigos, junto con otro grupo más; pero lamentablemente hoy me tendré que ir.
Cuando fui a aquella escuela para decirle que me iba a la directora, pude haberme despedido de mi curso; en verdad pude haber entrado al aula mientras los profesores les estaban dando clase y despedirme bien, de corazón al menos. Pero supe que no me atrevería, no sería capaz de hacerlo... terminaría llorando y no me gusta llorar. Así que sólo me fui, en silencio, sabiendo que mañana por la calle me encontraría con muchos de ellos reclamándome por haberme ido, sin en realidad haberse preocupado antes por mi.