Clara: Iza, salí apurada al recreo para que me expliques mejor las cosas, pero sin darme cuenta comencé a temblar. Sin embargo, cuando vi en el reloj que faltaban sólo unos pocos minutos me decidí a hablarte, y lo hicimos ¡Vaya que discutimos!
Al final supongo que lo arreglamos, porque lloramos y me permitiste abrazarte.
Pero... siento que no lo sentís de esa forma...
Dime, ¿Acaso esa es sólo una suposición mía?