Fue mi mayor emoción en éste día.
Claudia Grant
En medio de la tempestuosa noche, Claudia decidió cubrir el turno. Luego de la gran batalla, podría haber descansado tranquilamente, pues la nueva sub almirante Grant compuso las estrofas para una victoria crucial. Su familia la condecoró luego de ese esfuerzo. Su hermano Vince trabajo batallando en el lado del hemisferio sur del planeta en la base del fin del mundo, junto a su esposa, y Bowie su hijo, sobrino de ella, quien lo amaba como un hijo. Todos estaban bien, pero ella seguía con su mente en otros recuerdos que de difícil riesgo, podían olvidarse con facilidad.
Claudia con todas sus luces en la pantalla de la noche del panel de control, veía el nocturno cielo del espacio Aún permanecían algunas llamas estelares de fragmentos espaciales que descendían a la tierra. Era chatarra de armamento que sobrevivía a la fina capa terrestre, y con ellos resquicios de asteroides.
Claudia comunicaba con algunos sujetos de guardia en la luna y Marte. Todo estaba tan bien, que parecía imposible, luego de tantos años de lucha entre las razas. Se llevó consigo aprovechando que nadie estaba en el Delta -1, su lugar de trabajo de siempre. Una copa con una botella de vino. Era una que habían comprado con Roy, tiempo atrás, en una fecha muy parecida a la que se le presenta hoy. La abrió con delicadeza, y luego sirvió suavemente. Tomo minutos el verse en aquel virginal reflejo. La fosforescencia entre las luces, y la copa ocasionaron la incandescencia propicia. Ella la recogió, y la sostuvo maleando con cierto movimiento el líquido.
- Es por ti, mi Roy. Solo por ti. –
Se bebió con un esfuerzo insondable. Y luego se entristeció, para no perder la costumbre de los dos.
- No se percató de que la puerta estuviere abierta. De hecho el SDF-1, tenía las averías que debían ser restauradas. Todo es tan pronto, que debe esperar.
Hay una sombra de un alto y corpulento en su figura que se acerca. Ella no prestaba atención, sino a su copa, y se sirvió otra más para continuar el ritual.
- Una mujer no debería beber sola. – Dice la sombra. –
Ella la sostuvo con un cierto escalofrió. No puede beber en el puente de mando. Dio la vuelta en sí, para observar a ese quien le hablaba.
- ¿Quién es?
- ¿No me recuerdas? ¡Ensalada de piña!
- ¿Cómo? – Grant se hizo la pregunta, y la suave voz recorrió su cuerpo en una inconmensurable sensación. Algo que no sentía, sino con Roy. El refulgente fabricó en su corazón una aceleración de latidos. ¡Recuerdo esa voz! – Comentó
- Y yo te recuerdo a ti, como te extraño – Dijo. –
Se labró entonces la llamada esperanza, cuando la figura de Roy apareció de repente.
- ¡Roy! ¡Roy! ¿Eres tú? - Escasamente gritó con la voz quebrada – ¡Roy!
Él sonrió. El mismo que has conocido. Y ella fue hacia su hombre para rodearlo con un fuerte abrazo. Era él, su aroma, su tacto, su sonrisa, ojos, latidos de amor.
- ¡Pero!
- Digamos que los Zentraedis, me salvaron antes de que aquel destello de fuego acabase conmigo. Le debo la vida a Breetaii. Digámoslo así.
- Roy. Nunca he estado tan feliz. Creí que te había perdido por siempre.
- Y yo a ti. Cuando estaba preso de ellos, hicieron estudios, y aquí estoy. – Roy la beso apasionadamente. Y de esa manera estuvieron causando que el tiempo no avance. – ¿Sírveme un poco dese vino,
no vas a beberlo sola?
- Claro que no comandante Fokker. –
- Ahora también soy oficial Lord Fokker de las fuerzas armadas Zentraedis ¿Puedes creerlo? Tengo dos rangos
- ¿Cómo fue eso?
- Es muy extenso de contar linda. Luego de que acabó todo, lo primero que quería es verte a ti, y mañana a mi hermano Rick.
- Ha luchado muy bien. - Comenta Claudia. -
- Si, lo sé. He estado a su lado.
Ella sonrió. Ambos se contuvieron toda la noche, pues Roy había salido de su máquina, y solicitó ubicarse con los humanos, al líder zentraedi-meltraedi.
- Te los has ganado – Concluyó Breetaii. -
De hecho se había ganado el honor de todos, y pronto Roy sería el nuevo almirante. -
Claudia al tocar su pecho experimentó algo extraño, Roy de hecho no pensaba contarle por el momento, hasta que se decidió.
- Eso vida, es una placa de metal.
- ¿Metal? – Preguntó sin comprender. –
- Si. Cuando fui rescatado. Los zentraedis, me llevaron a una sala de operaciones. Al fin de realizar los análisis, varios científicos de la raza de los maestros de la robotecnologia, son los encargados de restaurarlos, a los zentraedis. Parte del pulmón perforado había sido atravesado por una vara de metal, por milagro el skull resistió, pues aplique el extintor, y sellé la capsula con el candente acero del escudo calavera, aunque me desmayé por el impacto. Solo recuerdo al abrir los ojos, las miradas de dos doctores, que decían en su idioma, que las operación había sido un éxito. Luego uno de ellos me comentó que me lograron rescatar, y salvar con suerte ¿Pero? Era el ¡enemigo! Si dijo uno de ellos, aunque interiores. Luego, estudiaron mis habilidades. Fue increíble. Uno de ellos, expresó. Éste será un gran refuerzo para nuestras armas.
- ¿Pero te salvaron la vida, e ibas a servir a las fuerzas Zentraedis-meltraedis?
- Me habían seleccionado. Y la idea principal, era borrar mi memoria, para ser uno de ellos.